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Pensamientos en la
Colina del Silencio
«La macabra sonrisa
de la muerte estampada bajo las entrañas…
Así, entre sórdidos
puentes de tierra se escuchan lamentos…
el pasado
desvanecido como torre de cartas mientras todo salta…
así Fenrisúlfr a
sincronizado la hora del destino.
Él te conoce y tú
también a él.
No siento nada entre
tanto murmullo y ojos de esperanza…
no hay nada más que
muebles de la casa del vigilante,
aquel que distante
escupió sobre las hordas.
Es la lluvia que me
invade con su discurso
como navegante en el
Cabo de Hornos,
como escritura en
pie de guerra sobre tablas de piedra,
como ídolo dorado
entre partes púbicas de gentío sombrío,
mientras ríen y
bailan la oda musical de los colgados,
de los que no tiene
nada.
Juntan monedas
oscuras y las dispersan entre la tierra,
sin la indulgencia
de aquel que se esconde tras los árboles de
hastío.
Juntan sueños como
creando un cuerpo con partes muertas
para la angustia y
el sino del mudo pez que observa litigante
entre cardos y
musgos bajo la mirada de iboga con tablas en la mano…
¡Todo es
incomprensible para el hombre!
¡Todo debe de tener
su por qué! su cuestionamiento.
¡Que se ahoguen en
la muerte y bajo sus casas!
¡Que lloren su
significado de nada!
Las esperanzas traen
consigo angustias…
las angustias traen
lágrimas… ellas debilidad.
La debilidad del
alma devora la fe, la poca fe que tienen.
La humanidad no
significa nada…
todo cambiaría si
dejaran de ser personas y fueran leales a los dioses».
(Jarl Asathørn)