Dios: ¿Un simple cuento... o solo lejanía?
¿Existe algo
que sea real?
Es una
pregunta válida... porque se supone que todo lo que conocemos es una ilusión creada
por un Dios, que no es el verdadero Dios.
La materia
viene siendo como una proyección de la antimateria invisible donde residiría el
auténtico y verdadero Dios. Una copia burda de nuestro hogar no material.
El Dios del ‘Big-Bang’ es otro, algunos lo llaman
el Demiurgo, y vendría siendo el Dios del pueblo de Israel, el Dios en que
todos creemos (del verbo creer, no del verbo seguir), el mismo de todas las religiones, aquel que nos enseñaron a
adorar y a ‘temer’ desde niños, el Dios de las potencias de la materia, de la
maldita materia. Esto significaría que la materia es enemiga del espíritu. Esto
expresaría que nuestros cuerpos son contenedores-prisiones del espíritu.
Vale hacerse
una pregunta:
¿Los
suicidas… a quién - entonces- estarían tirándole la vida en la cara?
¿Al
Dios-Falso de la materia o al Dios inalcanzable y oculto de la antimateria?
La respuesta
debe seguir un curso lógico: al primero, al Dios creador, al Demiurgo.
Una
respuesta ilógica sería que a ambos… lo que nos llevaría a pensar que el
Absoluto avalaría al segundo, en una suerte de juego de dioses y donde nosotros
solo somos peones, no más importante que los insectos.
Fuimos
diseñados para ser ovejas que no puedan escapar del redil de las potencias de
la materia.
¿Hay alguna
forma de escapar de esta matriz material?
Al
parecer... sí. Pero no viene al caso.
¿Cuantas
veces nos hemos preguntado si Dios existe?
¿De verdad
existe o es solo una ilusión proyectada de nosotros mismos para consolarnos en
la amplia vastedad del oscuro y gélido espacio?
¿Dios es una
necesidad propia del ser?
¿O Dios es
una creación de esas razas que cayeron o bajaron a nuestro planeta para tenernos
espiritualmente amarrados al temor y a la reverencia? ¿Una imposición?
Dios (como se llame: Odin, Aten, Ahura Mazda, Alá, Jah, Shangdi, Zeus, Mitra, etc.) - si
existe - está tan lejos que no creo que se dé el tiempo de estar preocupado
siquiera de complacer tus plegarias, nuestras plegarias,… oraciones que se
desvanecen en la nada misma luego de salir de nuestra voz mental.
¿Dios es tan
necesario para nuestra vida?
Desde que
nacemos hasta que envejecemos las cosas que logramos o que tenemos son provistas
por: el trabajo, los negocios, la habilidad propia, el azar, el principio de correspondencia,
etcétera. Dios no es un jefe que te extienda un cheque mensual para que sobrevivas
en su creación.
Es fácil
decir que Dios nos provee de todo... pero ¿Hasta cuándo?
¿Hasta
cuándo él quiera?
Creer esto
es tan estúpido como adorar y servir al jefe de E.N.A.P. sin recibir nada a cambio.
Es tan
imbécil como creer que tu padre - al que no conoces - te ama y te quiere solo
por haberte traído al mundo, pero al que no le interesas, que no te mantiene y
que no te cuida... jamás. A final de cuentas terminamos creyendo que todo lo
que hacemos, todo lo que logramos no es por mérito propio… siempre es gracias a
él. Si es así: ¿Cuál sería nuestra única virtud… respirar, defecar, fornicar,
destruir, contaminar?
Lo malo sí
es propio, eso lo hacemos por cuenta nuestra, porque somos imperfectos… al menos
eso nos enseñaron, a vivir con el sentido de la culpa, para no achacarle a Dios
errores, se supone que él es perfecto, y nosotros a su vez le echamos la culpa
a otro: a Lucifer-Satanás. Un Dios sin enemigo no tiene chiste. Satanás, Satán
- o como se llame - es el chivo expiatorio perfecto para justificar todas las
barbaries humanas, pero también las divinas.
Sigamos con
Dios:
¿Qué pasa entonces con su "protección"?
No protege a
los niños en las guerras, no protege a la gente que vive desahuciada o enferma,
no protege ni cuida a nadie, ni siquiera a su propia gente, y luego hay que justificarlo
(porque él no se digna a hacerlo), entendiendo su desprotección como un mecanismo
de enseñanza y prueba para los “justos” y solo a él se le permite esto… nosotros
– la humanidad – nos atenemos a reglas que impiden que un padre corrija, encamine
o enseñe maltratando a su hijo.
¿No es
extraño?
A Dios se le
ha entregado un rol casi de un súper héroe... y no lo es. Si existe, está lejos
de nuestro alcance. Y la palabra Dios sirve solo para algunos: PARA AQUELLOS
QUE VIVEN A EXPENSAS DE SU NOMBRE… y para aquellos que le temen, y termina
siendo el Dios de los solitarios, de los desesperanzados, de los criminales, de
los mentirosos, de los que no carecen de nada, de los desquiciados que matan en
su nombre.
No es un
Dios misericordioso, ni compasivo... esas características son humanas, y para intentar
comprenderlo le otorgamos cualidades que son propias de nuestra especie, porque
si no las tuviera sería algo muy ajeno a nosotros.
Dios podría
ser hasta prescindible sin esas cualidades antropomórficas.
A las
religiones les convienen vender un Dios maravilloso, si no lo hicieran y
dijeran la verdad ¿Quién seguiría en la religión si no hay beneficios de un
supuesto Dios "todo bondad" que te promete una salvación eterna?
La religión
es un negocio basado en una palabra que mueve y conmueve, 4 letras que han movido
al mundo desde siempre,... y siempre en el sepulcral misterio.
La verdad es
que no sabemos si Dios existe.
La verdad es
que él no interviene en el camino del hombre. Solo somos importantes - según la
Biblia - para seguir comandos y mandatos, y si no lo hacemos nos pudriremos con
todos sus hijos que se rebelaron.
¿De qué nos
sirve seguirlo?
¿Solo para salvarnos después de la muerte?
¿Esa muerte
cruel, infernal y devastadora, solitaria, llena de demonios, sombría, oscura y eterna
que nos han vendido para vivir con espanto y miedo?
La verdad
es... que no sabemos nada.
No podemos
comprobar si Dios existe, y si él no existe… tampoco existe Lucifer-Satanás, no existe el
bien y el mal.
Debemos
entender que solo existe SABIDURIA e IGNORANCIA en la existencia del ser.
Tenemos el
poder, y es solo nuestro: la magia de elegir, de optar por tal o cual camino. Esa es nuestra única libertad, porque estamos a merced de Dios o los dioses.
Nosotros
tenemos en nuestras manos el poder de cambiar las cosas que no son sabias… si existe
Dios nadie lo sabe, si existe una fuerza absoluta que está más allá de nuestros
sentidos, de nuestra intelectualidad, de nuestra sabiduría, de nuestros
valores, de nuestra ética o moral… no nos corresponde manipularla con
religiones que terminan dividiéndonos o que terminan ahuyentándonos hacia la
ignorancia.
La totalidad
se cumple con la adición, no con la resta. Un Dios que divide no es un buen Dios.
Vivimos en un
mundo cruel, un mundo creado por las malas decisiones y basadas en la ignorancia,
en la inoperancia y en la terquedad. Un mundo cuyos cimientos están sostenidos
en el conocimiento de algunos dioses menores, hijos de un Dios,... y no sabemos de
cual.
Necesitamos
creer en algo superior, de enorme grandiosidad. Ese algo siempre lleva la palabra
Dios. Sin Dios estamos solos viajando por el espacio material… sobreviviendo.
Sin él…
somos huérfanos. Somos simples huérfanos estacionados en una tierra que ni siquiera
podemos cambiar, y que apenas merecemos.
Sin él se
suprime la culpa, y el hombre ¿Perdería el control? Yo creo que no, porque las leyes
humanas no desaparecerían. Sin Dios, tal vez, le demos a cada quien lo que se
merece.
Sin
controles divinos, sin esa sobrevalorada ética espiritual que impide que exterminemos a
las bestias que matan y violan la civilidad que aún no sabemos proteger.
¿Qué
perdemos sin un Dios vigilante? Es muy complejo determinarlo.
Sin Dios--
¿A quién le echarían la culpa de los males que son propios?
Dios es
lejanía.
Es silencio,...
no se escucha su voz.
Deus in
Absentia.
Siempre
hemos estado solos en este páramo de angustias auto creadas.
Tal vez,
pecamos de ignorantes y sí existe… y ese ‘dios de la materia’ (el otro) logró
su objetivo… que sigamos dependiendo de él… para que nos olvidemos del Dios
real… para que sigamos jugando en esta ruleta cíclica, creada por ellos,... para
que estemos lejos de la verdadera patria espiritual… sin esperanzas,
dubitativos, carentes de fe, sin esa sabiduría invisible e inmaterial de la que
estamos compuestos.
A alguien le
conviene que sigamos distantes y fríos como el espacio residual.