POST-EDITORIAL DE FINES DE
NOVIEMBRE
Cada vez que se acerca
diciembre los días se mueven como si estuvieran atados a cadenas inmensas, se
arrastran, quizá, hacia el caos cósmico… o tal vez, hacia una última
oportunidad.
Cuando uno se levanta,
siempre queda un resabio de las ondas delta, y cuesta adaptarse a la vida
cotidiana, que hoy, es mucho más densa y compleja que hace un año y medio
atrás.
Este mundo sigue rotando
en torno al covid-19, y los países luchan, primero, para comenzar a vacunar a
su gente y volver a la normalidad, normalidad que; por cierto; ya no será la
misma. Y segundo, que esta nueva vida, post vacunación mundial, reactive las
economías que están acogotadas por tantos confinamientos y cuarentenas sin
sentido, que, en la práctica, no sirvieron de nada.
Gracias OMS por tanta
estupidez. Ustedes se llevan todos los premios.
El norte de Chile siente
la furia de la Tierra y se sacude, como intentado recordarles a todos que ella está
más viva que nunca, y que no encontrará consuelo hasta que todos los humanos paguen
cuentas pendientes y le muestren algo de respeto.
Al otro lado de la
cordillera muere un ser humano y los argentinos, como esas plagas bíblicas, se
lanzan a las calles llorando a un tipo que solo fue bueno pateando una pelota y
que hoy, en medio de esta crisis sanitaria, intenta ser recordado como alguien
que estaba lleno de luces y sombras, un seudo título que solo intenta esconder
que este hombre estaba lleno de oscuridad y de muy pocas luces, que convivió
toda su vida adulta con unos demonios que ni siquiera su pie mágico pudo
superar. Y como siempre, el periodismo chileno se suma a esta especie de
cruzada para rendirle pleitesía a un tipo que no deja nada más que un legado de
buen fútbol.
Se sigue manteniendo la
consigna de que un hombre muerto, por malo que haya sido, cuando cruza el
portal se transforma en un hombre bueno, digno de ser respetado y recordado.
Lo gracioso del asunto
es que los argentinos siguen estupidizados con ese personaje y lo trataban y
seguirán tratando como si fuera un seudo dios, hasta escuché una imbecilidad de
un periodista que decía que Maradona siempre fue tratado como si se fuera un
dios pagano del siglo 20 y 21. Comparar a un simple humano con un dios pagano
es un insulto aberrante a quienes somos realmente paganos. Ese ex futbolista jamás
se podría comparar con ningún dios de ninguna religión, es más, este concepto
viene de Argentina y su pueblo, un pueblo carente de muchas cosas, que fue
prácticamente entrenado para ver el fútbol como una vía de escape, para que se
olviden de sus problemas, de sus líderes que les han despojado de todo por
años, y, sobre todo, que les han robado la dignidad, la moral, la conciencia y
racionalidad… conceptos que jamás podrán recuperar.
Sigue avanzando este
mundo creado por manos negras.
Sigue y sigue girando
esta especie de rueda de la negra fortuna para que todos los esclavos humanos
sigan los comandos de los señores siniestros sin alegar, absortos en ese
silencio pletórico de miedo…
Se acaba entre ruinas
este 2020, y se acerca cada vez más la incertidumbre de un 2021 que trae bajo
la manga la falsa ilusión de que todo volverá a la normalidad gracias a unas
vacunas que nadie sabe que traen en su concepción.
Sigan soñando señores,
sigan creyendo en falsas esperanzas, es lo único que tienen, porque es lo único
que les han dado.