El planeta, la realidad y la vida están en un proceso
mutativo.
Todo cambia y pocos se dan cuenta de lo que vivimos,
muy pocos entienden la trascendencia existencial por la que pasamos. Y no hay
que asombrarse de la visión miope de la humanidad.
El laberinto de hoy oculta la verdad entre zarzas
ardientes, suelos cuadriculados, dagas oscuras, máscaras de aparente justicia,
y estupidez.
Desaparecen las instituciones apostólicas lentamente,
desintegrándose por la culpa, la persecución y el olvido. Desaparecen los
miedos, y en ese parto obligado nacen niños en anarquía, sin conciencia de
nada, nublados por el odio, y la mano que meció su cuna, esa mano negra con
garras que lo controla todo, es su amo.
Se fortalecen las pirámides, y retorna entre caos y el
silencio el antiguo Egipto. La nueva era acuariana trae la miseria de este
nuevo siglo, el siglo uno de las hecatombes, de las muertes en masa, del agobio
exasperante, de la ruina. Es la era del Enemigo, los días de la nueva luz
cegadora. Todos caen en el foso de la oscuridad.
Navegamos en aguas negras y profundas. El gran
monstruo - Leviatán - retorna a la vida, se mueve en aguas mortales japonesas,
matando en silencio los mares. El ajenjo ya cubre los océanos. Cientos, tal vez
miles de especies agonizan confundidas y lloran al tocar arenas. La tristeza es
huésped en los ojos de las bellas criaturas de las aguas.
Los bosques son arrasados por las corporaciones sin
alma, buscando la muerte negra, aquella que nos condena al fracaso… sí, hemos
fracasado en detener a los multimillonarios que se arrodillan ante el dios
dinero. En busca de esa peste negra, que huele a nicotina, matando los pulmones
del planeta-- y nadie hace nada.
¿Cuándo llegará la verdadera luz para arrebatarnos
hacia el infinito?
¿Cuándo llegará la reflexión para detener el
movimiento del mundo?
¿Cuándo llegará la justa razón encadenada a la
conciencia?
El corazón humano permanece frío y en llamas, inmóvil
como las piedras. Se estremece como fantasma entre rincones empolvados al ritmo
de los danzantes del diablo.
Los relojes del mundo marcan las 3:33. Las mentes
duermen.
Estamos en el limbo-- y nadie lo sabe.
Viajamos dentro de una gran cúpula de energía.
Estamos en la caja negra de pandora.
La evolución-- es un proceso violento, nos cambia la
brújula interna de golpe, sin permisos, sin misericordia… pero así debe ser, la
creación es brutal, el caos y el orden sus hijos.
La existencia se abre al ritmo de un terremoto, todo
nuestro mundo cae a pedazos y vemos asombrados la indiscutible realidad, la que
nadie desea ver, esa que te dice que eres un peón más en un juego de otros.
La mutación está en proceso, y veremos en el camino
destrucción, muerte, desolación, hambruna, desesperanza, manipulación,
oscuridad y todo aquello que arrastran los cambios violentos y repentinos.
Serán tiempos donde los adoradores de las sombras
harán y desharán las sociedades y guerras a su antojo, sabiendo que les queda
poco tiempo. La Nueva Era “dorada” es una ilusión más en este entretejido
existencialismo abstracto que nos han creado.
Hordas y hordas de orcos corriendo en Wall Street,
aplanando el trasero en los grandes sillones de los bancos, cerca del cielo al
que aspiran, mirando hacia abajo, embobados en la inconciencia.
Redes saurónicas de poder en los gobiernos y las
finanzas.
¿Estamos en la tierra media, en un sueño más de
Tolkien y no lo sabemos?
¿Nos escapamos de las páginas del Señor de los
Anillos?... estamos enredados en esta malla vibracional de tinieblas
reptiloides… se puede sentir el vibrar del bajo real, y del bajo astral.
Es un sueño.
Es una pesadilla.
Raudas pasan las nubes grises mientras los homo-plebs
caminan como zombis admirando los juegos de artificio.
Nadie sabe nada.
Es la Era del fracaso-- y hay que asumirlo.
Es la Era no tan Nueva, es la Era del ciclo. Monocorde
y vieja, como el polvo estelar.
No hay nada nuevo en lo repetitivo… el de ayer es el
mismo de hoy… el que sueña con la caída del hombre, con la sublevación de una
especie repugnante y cobarde.
El proceso inframutativo que vive esta especie es hacia atrás. Son solo sombras.
La humanidad no existe, la humanidad es una palabra que no representa lo que son. Humanidad es no tener pobreza, significa que quienes tienen más comparten sus riquezas con los menos afortunados.
Humanidad es darle a cada cual lo que se merece.
La humanidad no carga en su espalda con millones de
muertos, no es culpable de la destrucción progresiva de su propio planeta, no
explota sexualmente a nadie, no oculta cadáveres en lugares secretos, no saca
provecho de su prójimo.
Todo es culpa de una plaga llamada: hombre.
La mutación será violenta. Recibirán lo que se merecen.
Los cambios no saben de buenos o malos.
Las grandes catedrales de la hipocresía reciben a sus
fieles… los grandes monasterios celebran ceremonias donde los ciegos-esclavos -
genuflectos - escuchan el al-azif… ¡Aleluya, débiles, Aleluya! La marcha
comenzó hace tiempo, con el tic-tac de un klokke siniestro.