«Estaba caminando sobre un suelo frío, rodeado
de muros blancos, el aire - a medida que avanzaba - se tornaba gris y casi
podías masticar "otro tipo de aire", a veces marino, otras veces pastoso, no era
desagradable, era peculiar.
A lo lejos podía ver montañas altas, pero
inusuales, en mi interna sabía que no era normal ese tipo de montañas, me
refiero a que eran casi fantásticas, como irreales. Luego de caminar llego a un
bosque oscuro, cuando miraba hacia atrás, podía ver la luz del sol, pero si avanzaba
todo ese brillo solar desaparecía, como si algo sobre ese bosque tuviera un
techo invisible que opacara la luz.
Avanzo con cautela, siempre atento a los
sonidos, escalo lentamente una roca grande y llego a pequeña explanada, a
orilla derecha corría un pequeño río, no llevaba mucha agua... sigo mi andar y
el pasto se pone más húmedo y espeso, como cuando el coirón se ha henchido de
agua luego de muchos días de lluvia.
Miro hacia mi izquierda e intento bajar para
acercarme al río y así cruzar al otro lado, no es difícil, y lo hago.
De pronto comienza a nevar, muy lento, de forma
agonizante... escucho un ruido que proviene de las profundidades del bosque, es
un grito feroz, a veces ahogado, pero no me da miedo, y sin pensarlo me interno
en la oscuridad.
Camino y camino... y el bosque se empina cada
vez más, tomando la forma de las montañas extrañas... apenas puedo ver, me
detengo, cierro los ojos, inspiro profundo, para darme fuerzas y seguir esa
cuasi búsqueda de algo que no podía recordar. Abro mis ojos, ahora veo mejor...
los árboles están casi juntos unos con otros... ¡Cierto! - me digo - en mi
mochila llevo una linterna. La saco. Alumbro hacia esa oscuridad espesa,
atemorizante a ratos.
Todo está seco en ese lugar.
Sigo mi peregrinaje a lo desconocido, ya casi
llego a un lugar más alto, comienzo a mover ramas que me impiden el paso, son
muchas... y de a poco aparece algo de luz... está en un espacio fuera del
bosque.
Llego a una planicie... el cielo es celeste...
ahora puedo ver las montañas... se empinan en una curvatura ilógica y la cima
de ellas se funde con el cielo, pero en un punto se desvanecen, se pixelan,
como si hubieran sido pintadas por alguien, no se ven normales... me pregunto
si debo subir, pero al ver que las montañas eran casi lisas y no había puntos
de contacto para escalar, desisto.
Quiero regresar, pero todo el bosque a mis
espaldas ha desaparecido. Cuando vuelvo la mirada hacia las montañas tampoco
están... ahora todo es una planicie verde y kilómetros más allá, a la distancia, es un
desierto.
Doy 3 o cuatro pasos y frente a mí el aire se
mueve, como una energía, y al cruzarla estoy en otro bosque... hay un sendero
frente a mí y emprendo camino. Al salir de ese bosque llego a un corte de
tierra y abajo hay un río grande, al lado derecho hay un puente colgante... al
otro lado se ve una casa grande de 3 pisos, hecha de madera, se ve sola, no se
ve gente. Dirijo mi vista hacia mi izquierda y se ve otra planicie desértica y
ahí distingo mucha gente... cruzo el puente rápidamente y voy corriendo a ese
lugar... me detengo. Las personas están dispersas como si estuvieran esperando
algo, lo extraño es que también hay tanques y vehículos militares, todos
mirando a lo profundo del desierto. Nadie habla, hay familias enteras de pie...
observando, en silencio, otra están abrazadas... algunos militares están
inquietos y dan órdenes a sus subalternos para que no pierdan la concentración.
¿Qué esperan?
Ahora hay un "vibrato" en el aire, el suelo se
sacude muy suave, todo se vuelve gris, las nubes se cruzan con un árido suelo
sepia y todo se vuelve terrorífico, la gente se inquieta... me limpio los ojos
y veo que se acercan a la distancia unas nubes, que, a ras de suelo consumen todo
a su paso, lo que tocan lo desintegran... todos comienzan a huir, yo corro a toda
velocidad pero siempre mirando hacia atrás, la nube gris emite ruidos
profundos, a veces rayos, y sigue desintegrando a todas las personas que
toca... llego a un sector con mucho pasto que me lleva al bosque donde se
encuentra la casa... le grito a algunas personas que se apresuren y que no
miren atrás.
- ¡Vamos a la casa, es nuestra única salvación! - les grito a todos.
Me dirijo a la planta alta para ver lo que
pasa...
Esa extraña masa de aire lo devora todo... la
casa comienza a desaparecer entre cenizas rojas, cierro los ojos... el piso,
las paredes vibran... “si voy a morir, voy a ver a la muerte a los ojos”, me
repito una y otra vez, esa bestia invisible está un metro de mí... respiro
profundo... siento una fuerza que recorre mi cuerpo... todo es blanco... se
disipa...
Ahora estoy en otro bosque... es tarde-noche,
siento un gruñido... a lo lejos parece un ser de 4 metros, con pelaje,
caminando en dos piernas que acababan en pesuñas, era horrible, medio verdoso y
café, dientes enormes y llevaba consigo un gran arco, y sin aviso apunta su
arma hacia mí, y lanza su flecha... me agacho y corro, me adentro de nuevo en el
bosque... esa cosa viene por mí, pero avanza lento y sigue lanzándome flechas
que al tocar los árboles las seca y las pudre. Se acaba el bosque, ya no hay
árboles que me cubran... pasa cerca mío una enorme flecha mientras el monstruo
grita y patea el suelo... veo una caseta pequeña y me meto en ella, está
vacía... una pared sale volando destrozada por otra flecha... cierro los ojos y
pienso en encontrar un arma que me ayude... a mi derecha, de la nada, aparece un arco
con 5 flechas, me levanto y apunto al ser que me mira a 7 metros de
distancia... disparo y esa flecha le da en el centro de la frente... cae
desplomado, lo he matado... estoy cansado, golpeado...
... abro los ojos. Estoy relajado. Siempre despierto igual cuando tengo estas pesadillas... y ésta ya terminó».
Extraído de mis múltiples sueños oscuros.
Logo creado por: Aghy Purakusuma para la banda Firienholt.
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