LA NIEBLA
Esta es la historia jamás contada de un
cazador, que un día fue al bosque a hacer precisamente eso, cazar. En su
travesía, decidió cambiar de rumbo para dar diversidad a su oficio, así que
giró su camioneta y la estacionó frente a un bosque desconocido que tenía la
fama de ser abundante en presas grandes. Fue con su escopeta afianzada a sus
manos, pero no pudo ver más allá de su nariz, ya que de repente, una abundante
niebla se apoderó del panorama. Esta resultaba tan espesa y profusa, que el
cazador no pudo dar con su rumbo de origen y se adentró en el bosque más de lo
que había planeado. Caminó y caminó frotando sus manos en sus antebrazos, pues
la niebla trajo consigo un frío atroz que le caló hasta los tuétanos al pobre
cazador, mientras un marcado humo blanco salía de su boca con cada respiración.
Mientras seguía caminando aleteaban sus brazos
en búsqueda de algo de lo que sostenerse, cuando sintió que alguien tocaba sus
brazos. Por un segundo no pudo determinar qué era lo que realmente tocaba sus
brazos, pero el segundo se convirtió en un momento eterno cuando percató que
ese algo halaba sus extremidades con una fuerza descomunal. Mientras más hacía
resistencia más sentía que la fuerza opuesta se multiplicaba e intentó con
todas sus fuerzas soltarse de eso que no podía ver entre la niebla, hasta que
ocurrió. Sus brazos sintieron el desgarre metálico que pondría fin a su vida.
Sus brazos comenzaron a desprenderse con una violencia que se movía en cámara
lenta frente a sus ojos. Una sensación de impotencia llenaba su mente mientras
se desangraba al lado de una piedra, aquel día solo debía quedarse en casa.
LA MUTACIÓN
Andrés se levanta, apaga la alarma y emprende
camino. Sus pensamientos eran confusos, sentía que algo dentro de él le murmuraba
palabras y confusiones: «Antes del atardecer serás otro».
Mientras estaba en clases no podía enfocar su
atención en la profesora, ni a las palabras de sus compañeros, solo escuchaba
un zumbido, un aleteo dentro de su cabeza.
«¿Quién o qué está dentro mío?» - se preguntaba
con un miedo aberrante.
«¿Es un insecto?, tal vez estoy mutando».
«Tal vez no soy yo, soy otro» - se decía.
Deja de lado su cuaderno y comienza a palparse
la piel de las manos, de los brazos, como buscando algo que le diera indicios de
lo que le pasaba.
«Antes del atardecer serás otro» ... esas
palabras lo tenían inquieto.
Toca la campana del recreo, y Andrés se queda
en el salón de clases. Su visión se nubla, de reojo ve a unas compañeras
diciéndole cosas y riendo, pero él no escuchaba nada, estaba inmóvil,
paralizado por un leve miedo.
Toca la campana para volver a clases, y él se
va al baño. Vomita, luego se mira en el espejo, tratando de comprender lo que
ve, lo que solo él puede ver.
«Yo no soy yo, soy otro, debo serlo».
La maestra sigue dictando su clase cuando
Andrés; el otro Andrés; ingresa al aula, ante la sorpresa de todos, ante el
espanto en el rostro de sus compañeros. Él levanta su AR-15 y comienza el
torbellino de muerte.
«Antes del atardecer Andrés ya era otro».
LA MUJER DEL VERTEDERO
Esta historia trata de una niña pequeña que
vivía en la planta baja no muy lejos de un vertedero.
Todos los días, se acumulan una variedad de
desechos en el vertedero, a veces desperdicios de comida, a veces fierro roto,
a veces cadáveres de gatos salvajes.
La madre de la niña a menudo sale y se va a
casa todas las noches, dejando a la niña y a su padre en casa.
No sé cuándo comenzó, pero la niña empezó a
mirar el depósito de chatarra desde su ventana todas las noches.
Un día, su madre llegó a casa sintiéndose rara
y miró en dirección al basurero.
No había nada, pero como de costumbre, las
luces de la calle brillaban, se veía la basura en las colinas y había bandadas
de moscas alrededor de las bombillas.
Ella se acercó a su hija y le preguntó:
- «Ximena», ¿qué estás mirando todos los días?»
– «Hay alguien que se parece a mi madre
mirándome». La niña señaló la ventana.
Su madre se sobresaltó y volvió a mirar, pero
aún no encontró nada. Tal vez sea solo la fantasía de su hija. Ha estado fuera
de casa durante mucho tiempo. Está demasiado sola. La madre de la niña pensó
así.
Un día, la niña dormía en la habitación y la
madre se fue de su casa. Luego, la niña escuchó a mamá y papá discutiendo en el
vestíbulo, y el sonido se hizo cada vez más fuerte, y luego se escucharon
golpes, gritos y bulla durante toda la noche.
La niña sintió curiosidad, miró por la rendija
de la puerta y vio a papá salir con algunas bolsas de basura en medio de la
noche.
Desde entonces, la madre de la niña nunca ha
vuelto a casa. La niña parecía entender algo, no preguntó nada, pero aún miraba
el basurero afuera de la ventana todos los días.
Vio una cabeza en la basura con ojos
ensangrentados. Esa cara se parecía exactamente a la de su madre. En la otra
esquina del basurero, una mano sobresalía de la basura, como si saludara a la
niña.
– «Ximena, tu madre te está esperando».
Detrás de la niña, su padre se acercó paso a
paso.
Fuentes:
[Fuente de «La Niebla»: procrastinafacil.com]
[Historia «La Mutación» escrita por Jarl Asathørn]
[Fuente de «La mujer del vertedero»:
historiasdeterrorcortas.com]