Por Miguel Chajín Flórez
Miembro
fundador Observatorio Curricular Latinoamericano
Escrito
en el año 2020
«Hace días compartí un artículo en las redes
sociales sobre la palabra pandemia, en la que por su etimología pudiera tener
tres significados muy distantes y distintos de cómo lo define la Organización
Mundial de la Salud (OMS), pues esta
palabra nada tiene que ver con enfermedad, y que actualmente pareciera una
especie de jaque mate al «mundo prepandémico» (que curiosamente es una palabra que ya tiene 191.000 resultados en la
WEB), y lleva a que algunos intelectuales, e incluso líderes políticos
digan que nada será igual en el mundo pospandémico (con 23.100 resultados,a las 15:43 horas de hoy 20 de agosto de 2020),
que de acuerdo a algunos es el postcapitalismo, o un nuevo socialismo, bajo el
marco del desarrollo sostenible. Por lo que podemos ver, esa palabreja
*polisémica, se ha convertido en una de las palabras más frecuentes en la web,
pues siendo en estos momentos las 13:14 minutos del 20 de agosto de 2020, se
registran 428 millones de resultados en Google; aunque es superada por las palabras
SARS-CoV-2 (el nombre del «nuevo» virus),
con 6.410 millones, y la palabra COVID-19 (el
nombre de la enfermedad), con 5.680 millones. Pero asociado al virus y la
enfermedad que da origen a lo que se ha llamado una pandemia (cuestión ésta que ha sido también discutible
por el cambio que se le hizo a la definición de pandemia recientemente),
también aparecen otras palabras, como Bill Gates, con 336 millones y
Organización Mundial de la Salud, con 230 millones de registros en la web.
Lo anterior no sería preocupante, si en esta
búsqueda de varios minutos no se encontraran palabras con menos frecuencia o
registros que el famoso virus y su enfermedad, tales como las palabras paz, con
654 millones; Dios, con 565 millones; felicidad, con 318 millones; bienestar,
con 372 millones; libertad, con 250 millones; alegría, con 119 millones;
justicia, con 298 millones; valores humanos, con 281 millones; la palabra
patria registra 152 millones y nación 182 millones; capitalismo, 28.600.000 y
socialismo, 29.500.000 registros; y economía con 38 millones.
La cantidad de ideas que esas cifras sugieren
despiertan la imaginación sociológica de cualquier persona, y lo evidente es
que la pandemia pronto superaría la palabra pan, que a las 19:52 horas tiene
1.140 millones de registros en la web, según Google.
Es cierto que el nuevo registro de estas
palabras pueden cambiar en segundos y por tanto en menos de una hora observarse
aumentos significativos como el de un millón de nuevos ingresos; también es
obvio que cuando usted lea este editorial todos los números van a cambiar con
proporciones de millones, decenas y centenares de millones; pero lo que es
evidente es que a las 14: 13 del 20 de agosto, el tema relacionado con la
pandemia supera la atención de muchos otros que usted quiera consultar en la
web.
La pandemia está robando la atención a la
sociedad, robándole también la paz, alegría, libertad, derechos civiles,
recursos económicos, culto a Dios, y ni se diga del despilfarro de los dineros
públicos, que agudiza el problema *endémico de saqueo por lo que somos famosos
en Colombia, por lo que es de sentido común que el Estado pretenderá prolongar
las restricciones de la libertad indefinidamente, acudiendo al terror, a la
manipulación mediática y a la desinformación.
La Real Academia Española, define robo como
«quitar o tomar para sí con violencia o con fuerza lo ajeno».
Y bajo la excusa de la pandemia se le está
robando a la humanidad las cosas más valiosas.
Quien se dé a la tarea de estudiar las
estadísticas mundiales, año por año, sobre mortalidad debido a las enfermedades
y otras causas de muerte, sacará como conclusión que lo han engañado respecto a
la pandemia; e incluso, las estadísticas de proyección de muertes con base en
la letalidad del virus fallaron desde hace meses; los primeros en protestar
sobre el tema fueron varios diputados italianos, que hicieron denuncia pública
de este engaño; pero también se engañó sobre el origen del virus, en cuanto a
su procedencia biológica, y ya se sabe que se trabajó y modificó en
laboratorios bacteriológicos; el diagnóstico inicial de la enfermedad conforme
a la OMS, también fue erróneo, y nuevamente fueron los italianos, en ir a
contracorriente de la OMS y aplicar centenares de autopsias, encontrando que el
problema no es tanto una situación de gravedad por neumonía, sino por una
trombosis generalizada, causada curiosamente por una respuesta del organismo
frente al virus SARS-CoV-2; también, se engaña porque las pruebas que se
utilizan para detectar la enfermedad no son específicas y confiables, así que
los falsos positivos están a la orden del día.
La palabra falso positivo, que a las tres de la
tarde de hoy tiene 25.200.000 registros en la WEB es de uso común, pues en
todas partes del mundo se denuncian los abusos de la «pandemia», hasta llamarla
plandemia, una nueva palabreja que a las 19:33 horas, tiene 233.000 resultados;
y en Colombia abundan las denuncias de falsos positivos, reconocidos de boca
por el Ministerio de Salud, y bajo la vista gorda del gobierno, de estar
registrando enfermos o muertos por otras causas como COVID-19; el confinamiento
obligatorio persiste, así las estadísticas de mortalidad en el mundo estén
diciendo otra cosa, pues hubo países y lugares que no hicieron cuarentena y no
se han producido las catástrofes anunciadas; además, que ya son varios países
que realizan manifestaciones públicas para la suspensión de las cuarentenas,
que según sus ciudadanos están totalmente injustificadas, como es el caso
reciente de Alemania, España y Argentina, así que se debería esperar en las
próximas semanas de agosto y septiembre muchos miles de muertos por COVID-19 en
esos países. Por tanto estamos ante un gran engaño, o robo de la verdad. Y la
famosa inmunidad de rebaño debió haberse alcanzado en muchos lugares del mundo,
después de más de cuatro meses de expansión de la pandemia, según el ciclo de
transmisión de la enfermedad; pero se persiste en aterrorizar a la gente.
El robo de la verdad es el principal problema
de esta pandemia; y para citar unos ejemplos, los grandes de las redes sociales
están ejerciendo de manera autoritaria censura sobre publicaciones, y las
denuncias de esto ha llegado a encarar medidas de observación desde los
estados, como es el caso de los Estados Unidos; pero cualquiera es víctima de
tales abusos, como quien suscribe esta editorial, que por supuesto no
compromete la Revista Dictamen Libre, ni la posición de la Universidad Libre respecto
al tema, pues lo escribo a título personal como investigador, y, mucho más que
eso, como colombiano.
Tal es nivel de robo de la verdad que en España
surgió el movimiento «Médicos por la verdad» que se ha replicado en varios
países del mundo, y que se les ataca abiertamente desde organizaciones
inquisidoras al servicio de intereses económicos y políticos, e incluso
religiosos, que subyacen a la pandemia; también otro ejemplo de resistencia
civil frente al imperio de la mentira con la pandemia es la creación de COMUSAV
(Coalición Mundial Salud y Vida), que
cuenta con 3000 médicos de más de 15 países; así que diferenciar la verdad y la
mentira, es algo extremadamente difícil hoy en el marco de la pandemia.
El filósofo argentino Mario Bunge una vez dijo
que el mundo requiere un mínimo de verdad para garantizar su supervivencia;
pero detrás de la pandemia hay un engendro de mentiras o falsos positivos como
ahora se le llama, donde el robo de los derechos fundamentales es tratado de
desdibujarse con la manipulación del miedo. Obviamente, la academia tiene un
papel importante qué jugar en este marco, pues los grandes medios de
comunicación del mundo impiden el debate sobre este tema; ojalá que las
universidades no caigan también en este juego de inquisición del conocimiento y
la información.
Hace más de tres meses, por el mes de abril, en
el marco de un posdoctorado en investigación del cual soy profesor, publiqué un
video con el título de «COVID-19, un escándalo de manipulación científica», y
otro, en dos partes, con el título de «la verdadera pandemia es no pensar»,
estos videos presentan los aspectos *epistemológicos preocupantes para la
humanidad, y por eso los enlazo en esta entrega.
Si la pandemia se entiende desde el marco de la
sociología del conocimiento, la gravedad de la humanidad es mucho peor de lo
que podemos imaginar. La educación estaría totalmente fracasada como formadora
de personas con autonomía de pensamiento, tal como lo expresara Kant; las
universidades tendrían que volverse a pensar, pues la formación médica sería
una de las más cuestionadas al día de hoy; pero en general, el gran problema es
no ser capaz de diferenciar entre la verdad y la mentira».
Fuentes:
https://revistas.unilibre.edu.co
Imágenes:
astillasderealidad.blogspot.com
dsalud.com