sábado, 2 de diciembre de 2017

P.E.L.C.D.S. : (III)


“Reconciliarse con la Madder Natura”




Es increíble como el hombre - en su variedad de especies - se haya alejado cada vez más de la tierra, es como si lo que ha creado con sus propias manos fuera más importante que lo elaborado por Dios y los dioses.

Hombre: Especie ignorante.

Nuestro cuerpo fue forjado en el horno terrestre y seremos polvo otra vez, para recordar lo que somos. 
Ninguna creación absurda del hombre puede cambiar su destino… ver el rostro de lo olvidado.

Han separado la vida de la muerte y es por esa razón que no comprenden la realidad que los aterra y los rodea, es como intentar distanciar dos hermanitos al nacer.

No existe horror más grande que la ignorancia de esta especie.

La naturaleza nos muestra la maravillosa creación cada segundo, y fue puesta como un lienzo desplegado hacia todos los puntos cardinales y hasta la eternidad, serena entre hojas, tinieblas y amaneceres.

Descansamos en armonía en la oscuridad- la madre de todas las cosas - como lo hacen los árboles, ríos y cerros, así es, y de esto todas las cosas dan testimonio.

El hombre ha creado en torno a la oscuridad un miedo irrisorio y nefasto, y lo ha adornado de horrores, fantasmas y monstruos… una enseñanza mediocre frente a la maestría de lo absoluto.

Despertamos y nos renovamos cuando amanece, cuando los pajaritos entonan sus cantos celestiales adorando a Dios y a los dioses que le preceden en este desfile estelar de armonías y melodías divinas que se esparcen como el polen de las flores, como las semillas de las lengas de nuestro sur. Así es todo, así ha sido creado.

Nos reconciliamos con la realidad, día a día, lo queramos entender o no… amanece y es nuestra oportunidad de ver y creer de nuevo en el aire, en las nubes y en la tierra, pactamos en silencio con nuestros demonios internos, nos juramentamos frente al espejo no volver a ser nosotros mismos… pero el hombre se olvida de todo cuanto prometió cegado por su poco autodominio y su pobre intelecto, gozan y se deleitan con lo mínimo, con sus costumbres citadinas absurdas.

Han separado a través de las edades todo cuanto fue unido, es mejor distanciar las cosas incomprensibles para estudiarlas una a una, maquiavélicamente planeado entre paredes y catedrales, iglesias y sótanos. 
Aíslan lo ungido en las matrices, blasfeman la honra de lo antiguo, es mejor tener distanciado lo que nos absuelve para ejercer control sobre las masas mediante la estupidez de la ignorancia. Entre papados, togas ceremoniales e incienso… han querido lavar el pecado y cierran los ojos entre oraciones falsas para pedir perdón… lo puedo ver todo, desde aquí me viene el llamado de los elementos, suenan las campanas para ultrajar mi reflexión, mi verdad…

Humanos, minúsculos devotos de la materia.

¿Cómo pueden reconciliarse con la naturaleza olvidada?... entendiendo que son parte de ella, que provienen de ella y que es ella quién los sustenta.

¿Qué puede hacer el hombre por la tierra de todos y no de algunos?... Ella no entiende de papeles ni de firmas y cuando habla lo hace con angustia:
“¡¿Por qué me violan, por qué me ultrajan, por qué me olvidan?!”

... ¡Grita madre Tierra, grita para que te oigan, sacude las ciudades llenas de gárgolas frágiles, que caigan las cruces de la blasfemia y los signos del hombre débil!

… ¡Que busquen a su dios antropomorfo para que los salve de su propia derrota, ese dios que olvidan cada día entre sabanas, moteles y fiestas!

…¡Que el mar treme y se eleve a las alturas y vomite alimento hasta que los
humanos mueran de satisfechos,… lavando en el camino cuanta inmundicia encuentre! ¡Oh, esplendoroso mar que nos rodea y nos mece al vaivén de Selene!

…¡Que los vientos arrasen los templos de mentiras y los carruajes de avaricia!

… cae la tarde… y con ella viene la bendición…

… todo cuanto hay, no sirve para el perdón…

… han separado lo que ha estado unido, lo han hecho en sus conciencias… nada de lo real puede separarse.

… comprensión, voluntad, sacrificio… ver lo que está unido para verlo todo.

La naturaleza es un don.

Cuando atardece deseo de nuevo lo mismo, aquello que dejé atrás… en las sombras del ocaso, la mirada cercana a las cenizas.

La ciudad corroe el alma, las esperanzas, los sueños y las ideas.

Nada hay para el hombre tribal. Todo es para la humanidad esclava.
Nada hay en esta sociedad que se asemeje a lo natural.

El hombre vive para el trabajo o trabaja para vivir… el trabajo es un condimento en la vida ¡NO ES LA VIDA!... Vivir es estar en paz.

La tristeza es no entender estas palabras…

… imagina una colina… y un eterno crepúsculo… con un cáliz lleno de hidromiel en tus manos, para llegar a los límites, a esos lugares donde se pueden vislumbrar las totalidades y que son como auroras boreales de la verdad. Tendrás la sensación de tranquilidad que te produce la quietud y podrás decir satisfecho:
“Me siento feliz en este abandono”…


Nada escapa de los ojos vigilantes en la Colina del Silencio.