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domingo, 18 de mayo de 2025

Issangen

 


«En la gélida entraña austral del mundo,

donde el viento esculpe un destino iracundo,

Magallanes emerge, un reino sombrío,

bajo el manto de nieve, un lamento frío.

 

El invierno, cual rey de hiel y tiniebla,

extiende su dominio, su garra implacable.

En cada copo, un alma que tiembla,

En cada sombra, un recuerdo inestable.

 

El misántropo errante, en su propio dolor,

busca refugio en cuevas de piedra y soledad.

Rehúye el contacto, sintiendo pavor,

a la falsa calidez de la sociedad.

 

La nieve cae constante, un sudario blanco,

cubriendo la tierra, borrando memorias.

Un paisaje inhóspito, sin franco,

donde la vida lucha por ganar victorias.

 

El frío penetrante, un azote cruel,

calando los huesos, robando el aliento.

Una sensación gélida, como fiel

compañera en este desolado momento.

 

Las estrellas brillan con fría intensidad,

en la noche oscura, sin luna que guíe.

Una visión hermosa, de fría verdad,

que el alma del misántropo siente, no se fíe.

 

El viento aúlla, un lamento continuo,

a través de los valles, las cumbres heladas.

Un eco constante, un desafío arduo,

para aquellos que habitan estas tierras sagradas.

 

La oscuridad se cierne, un abrazo profundo,

ocultando los secretos que el hielo resguarda.

Un misterio eterno, oculto, fecundo,

en la entraña misma de la naturaleza tarda.

 

El misántropo observa, con ojos cansados,

La danza del invierno, su cruel sinfonía.

Siente la tristeza en sus sueños clavados,

buscando en el silencio su propia armonía.

 

El mar, embravecido, golpea la costa,

con olas gigantes, de espuma y furia.

Un poder salvaje, que nunca se agota,

en esta tierra austral, de eterna injuria.

 

Pero en la crudeza, una belleza reside,

en la fuerza indómita de la naturaleza.

En el alma que lucha, aunque el dolor la mide,

y encuentra en el silencio su noble pureza.

 

Aunque la nieve cubra el horizonte,

y el frío cale hondo en el corazón,

un espíritu fuerte siempre responde,

a la llamada ancestral de esta región.

 

Magallanes invernal, tierra de leyenda,

donde el hielo y la soledad se entrelazan.

Un paisaje épico que a la nada ofrenda,

un canto de misantropía que jamás se aplaza.

 

Y al final del invierno, cuando el sol renace,

una nueva esperanza surge en el suelo.

El misántropo observa, con paz y audacia,

el ciclo eterno, que vuelve a ser consuelo».

 

[Cristian Pablo Totievaseb]

 

Edición final: V.D.M.

martes, 29 de abril de 2025

Rezyklon presenta: «Poemas de Destrucción y Fuego II»

 


Hoy rezyklo dos poemas que reflexionan sobre el impacto devastador del paso del tiempo, las guerras, la naturaleza y las emociones destructivas en la humanidad.

Esta es la segunda parte de esta compilación.

 



«La esperanza es un puente frágil y endeble,

que se desploma ante la realidad brutal,

cada sueño roto es un golpe terrible,

que nos sumerge en un mar de desigualdad.

 

La destrucción de la esperanza es un abismo,

que nos devora lentamente, sin piedad,

cada ilusión perdida es un sismo,

que sacude nuestra fe en la humanidad.

 

En medio de tanto caos y desolación,

buscamos un rayo de luz en la oscuridad,

pero la destrucción nos deja sin salvación,

en este mundo que se desmorona en su crueldad».

 

 



«En las ruinas de un mundo olvidado,

se esconde la historia de una civilización perdida,

la destrucción de lo que una vez fue venerado,

nos recuerda la fragilidad de nuestra vida.

 

Los templos y palacios yacen en ruinas,

las estatuas y monumentos se desmoronan,

el tiempo y la guerra son crueles esquinas,

que nos muestran la fugacidad de la gloria que entonan.

 

El mundo antiguo se desvanece en el horizonte,

dejando tras de sí solo polvo y recuerdo,

la destrucción de lo que una vez fue monte, nos

muestra que nada en este mundo es eterno».

 

 

 

 

 

Fuente:

Poemacreativo.com

Economiahistorica.com

Cinereverso.com

Edición final: V.D.M.

 

 

 

viernes, 25 de abril de 2025

Rezyklon presenta: «Poemas de Destrucción y Fuego»

 


Hoy rezyklo poemas que reflexionan sobre el impacto devastador del paso del tiempo, las guerras, la naturaleza y las emociones destructivas en la humanidad.

 

Desolación



«En medio del caos y la desolación,

se alzan ruinas de antiguas ilusiones,

el viento sopla con triste canción,

recordando tiempos de mejores acciones.

 

La destrucción avanza sin piedad,

devorando todo a su paso,

como un oscuro y voraz vendaval,

dejando a su paso un silencioso ocaso.

 

El eco de los gritos se desvanece,

en el vacío que la destrucción deja,

solo quedan sombras en esta noche férrea,

testigos mudos de tanta ruina y pereza».

 

El Fin del mundo



«Un horizonte teñido de rojo y gris,

anuncia la llegada del final,

la tierra tiembla bajo nuestros pies,

mientras contemplamos el desenlace fatal.

 

El fuego consume lo que una vez fue hermoso,

las lágrimas se confunden con la lluvia de cenizas,

el dolor se mezcla con el grito silencioso,

de aquellos que ven cómo todo se desliza.

 

La destrucción es un espectáculo cruel,

que nos recuerda nuestra fragilidad,

en medio de este paisaje dantesco y fiel,

solo queda resignarse a la fatalidad».

 

La ciudad en llamas



«Las calles arden con un fuego voraz,

las sombras bailan entre las llamas,

el humo se eleva como un manto tenaz,

cubriendo la ciudad en su danza inflamada.

 

Los edificios se desploman uno a uno,

testigos mudos de tanta destrucción,

las sirenas suenan como un triste rezongo,

mientras la ciudad se hunde en confusión.

 

La destrucción se cierne sobre nosotros,

como un oscuro pájaro de presagio,

nos sumerge en un mar de caos y despojos,

en esta ciudad que yace en fuego y estrago».

 

 

 

 

 

 

Fuente:

Poemacreativo.com

Wallpaperflare.com

Taringa.com

Freepik.es

Edición final: V.D.M.

viernes, 3 de noviembre de 2023

Die Walder meiner dunklen Albträume: [Die Summe meiner Träume]



Lo que van a leer es un compilado de 3 sueños que tienen una lógica en común, y los uní en este relato al que he llamado: «La suma de mis sueños»

Muchos de mis sueños-pesadillas son la continuación de otros que he tenido, algo que también debo decir es que, a veces, puedo despertarme y luego volver a retomar uno de ellos, esto, por supuesto, concentrándome profundamente, me ha pasado en raras ocasiones, pero sí es posible hacerlo. Todos estos S-P son como películas y tienen una especie de hilo conductor.

 

«Siento que mi cuerpo tiembla... ¿Estoy en mi cama? - me pregunto:

¿Por qué tengo tanto frío?

Estoy vestido y muy arropado, levanto lo que me cubre y mi sorpresa es mayúscula, cae nieve, miro, haciendo un barrido con la vista y no hay lugar que no esté bajo la nieve... y estoy sobre un carretón... alguien me lleva, todo es blanco, apenas se distingue el paisaje... le grito a quien me lleva, se da vuelta y es mi camarada Odhinn.

- ¡Por fin despertaste! ¿Estás bien?

- ¿Dónde estamos? - le pregunto.

- Buscamos algún lugar donde pasar la noche... ¿No te acuerdas de nada?

Le contesto que no, me bajo del carretón y le ayudo a tirar de él.

- “No recuerdo nada” - le digo.

- “Después te cuento, apuremos la marcha” - me responde.

Entre tanta nieve el camino desaparecía, no se podía ver a 5 metros... veo algunos cerros y nada más.

 

Todo se diluye... ahora estamos sobre una montaña, caminando por un sendero muy estrecho, congelado... sigue cayendo nieve.

- Ahí hay una caverna, mira - le digo a Odhinn.

- ¿Dónde?

Le apunto que a unos 4 metros debajo se encuentra un posible refugio, pero acceder a él no va a ser nada de fácil. Sacamos unas sogas y las amarramos a un árbol y calculamos los riesgos... “Yo voy primero” - le digo.

Comienzo a descender, todo está frágil y resbaloso, sigo bajando y llego a una entrada oscura... le grito que baje... ahora ambos estamos a punto de ingresar a un lugar desconocido.

¿Qué encontraremos?

Caminamos con lentitud, no tenemos linternas, y no se ve nada. Antes de entrar nos propusimos no emitir sonido alguno, para evitar alertar a lo que fuera que estuviera habitando esos rincones llenos de tinieblas.

No sé cuánto tiempo pasó... y logro salir... miro, y a unos 3 metros hay una carretera, no hay nada de nieve, pero sí hace muchísimo frío. Miro hacia atrás y mi camarada Odhinn no aparece, lo llamo varias veces y nada. Decido salir al camino para ver dónde me encuentro... es un camino pavimentado que sube hacia algún lugar, y hacia abajo lleva a una ciudad lejana que está casi a oscuras. 

Decido bajar, y a medida que avanzo van apareciendo casas, todo está en silencio, no hay nadie, los autos estacionados son pocos, y los que quedan están sucios, abandonados desde hace tiempo.

A unas 5 cuadras distingo movimiento, es gente... tengo dudas y me escondo... a los minutos pasan a mi lado, es gente que lleva cosas: maletas, carritos con sus pertenencias, caminan en silencio, no se miran, tienen frío, algunas mujeres van desabrigadas, otros llevan ropa sucia y maltrecha. Salgo y me uno para preguntarle a alguien lo que pasa y hacia donde se dirigen. Aparece una mujer que comienza a entregarle una especie de saco de dormir a 2 señoras que van con las manos vacías, que no llevan nada, ese saco es como un tubo que ellas se colocan y las envuelve, abrigándolas. Todo es muy extraño.

Esas personas marchan, como dormidos.

Me detengo, no quiero ir con ellos.

Vuelvo y me interno de nuevo en la caverna, “Debo encontrar otro camino en medio de esta oscuridad” - me repito en la mente.

 

Todo se disuelve... y de pronto salgo a un lugar con luz, es de día... me refriego los ojos, me duelen, y pestañeo varias veces para que mi vista se acostumbre... estoy en otra montaña, todo está seco, comienzo a subir, buscando la cumbre, deseo ver qué hay más allá para tomar una decisión.

Llego al final del camino de tierra... mucho más abajo, fuera de esta montaña en la que estoy, hay cerros de piedra y se ven caminos y acantilados, en uno de ellos puedo distinguir otra entrada al interior de un cerro. Sigo buscando con la mirada algo a lo lejos que me impulse a descender... hay otra carretera y hay gente que está con sus autos, están estacionados, se divierten, se ven alegres... algunos están mirando al cielo, como buscando algo, yo hago lo mismo, como intentando entender que buscan. Sin aviso alguno el suelo tiembla, muy suave... miro hacia el sur de donde estoy y veo que algo enorme comienza descender, es un meteoro enorme que se abre paso entre las nubes, cae lento... abajo la gente corre... yo ya no puedo esconderme en ninguna parte, no hay un lugar que esta vez me proteja... y respiro profundo, como siempre lo hago para enfrentar algo que no se puede cambiar, y acepto con valentía mi destino... esa roca cae, en un lugar muy lejano, luego de 3 o 4 minutos llega el viento y el polvo... me agacho y me sostengo fuertemente de unas rocas. Me levanto, la gente sigue corriendo... pero ya es tarde, vienen unas olas gigantes de tierra, fuego y muerte... abro los brazos... y cada molécula de mi cuerpo siente como el ardor y la materia me traspasan, me consumen... “Estoy muerto” - me digo.

¿Qué habrá más allá de mis sentidos?

Caigo de rodillas... no veo nada, solo flota en el aire mucho polvo, hace calor... observo mis manos y no estoy quemado, no me ha quemado el fuego, no estoy muerto.

Poco a poco decanta todo ese material, sale un leve viento que comienza a disipar esta niebla de polvo.

Todo es un desierto gris.

Ya no hay nada, no queda nada».

 

Abro los ojos y me despierto.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cover creado por Simon Heath.

Cover editado por: V.D.M.