viernes, 17 de octubre de 2025

Dekonstruerer Verden [2]



DECONSTRUYENDO EL MUNDO

[2]

 

«Peca un pueblo cuando hace o permite que se hagan cosas que pueden redundar en su ruina».

[Baruch Spinoza]

 

«¿Cómo permitieron que el sionismo se adueñara del mundo?

La pregunta resuena en el vacío, un eco de desesperanza que se multiplica en cada rincón del planeta.

 

¿Cómo hemos llegado a este punto?

¿Cómo permitimos que una ideología, disfrazada de fe y promesas, se infiltrara en cada aspecto de nuestras vidas, dictando el ritmo de nuestras sociedades y moldeando nuestro futuro?

 

Familias judías, entrelazadas en una red de poder invisible, tejieron las reglas de un juego perverso. Un juego diseñado para la destrucción, para la aniquilación de aquellos a quienes despectivamente llaman «gentiles». Nosotros, la inmensa mayoría, reducidos a la categoría de animales, de bestias, de simples cosas sin valor. Ellos, los autoproclamados «pueblo elegido», se arrogan el derecho a esta tierra, a este cielo de cristal, a todo lo que existe.

 


Décadas de planificación meticulosa, de estrategias oscuras y silenciosas. La deconstrucción de las razas, la mezcla forzada para debilitar voluntades, para romper mentes, para esclavizar almas. Un plan diabólico que se ejecuta con precisión quirúrgica, mientras nosotros, aturdidos y divididos, observamos el espectáculo dantesco.

 

¿Cómo seguimos permitiendo que estas bestias continúen su macabro sendero de maldad pura?

 

¿Cómo hemos cedido nuestro poder, nuestra autonomía, nuestra capacidad de discernimiento?

 


Familias enteras, dueñas de países, de bancos, de gobernantes. Todos les rinden pleitesía, sin cuestionamientos, sin miramientos. Un poder absoluto otorgado a los monstruos, y hoy, las consecuencias se manifiestan en cada aspecto de nuestras vidas. Los viejos valores, la moral, la ética, han sido demolidos, reemplazados por una agenda siniestra, dedicada a Baphomet, el dios del sionismo y la masonería.

 

Devorados lentamente por desalmados. Esclavizados, obligados a creer en su agenda aberrante. La verdad, sepultada bajo toneladas de propaganda y manipulación mediática, se desvanece en la niebla de la posverdad.

 

El fin está cerca. La sensación de asfixia es palpable. El aire se vuelve irrespirable, contaminado por la mentira y el odio. La esperanza, un espejismo lejano, se desvanece ante la inminencia del colapso.

 

Pero, ¿es realmente el fin?

¿O es solo el comienzo de una nueva era? Una era de oscuridad, de sufrimiento, de desesperación.

 

La pregunta, una y otra vez, resuena en el vacío:

¿Cómo llegamos a esto?

¿Cómo permitimos que nos arrebataran el mundo?

 

La respuesta, dolorosa y compleja, se encuentra en la historia, en la ignorancia, en la división, en la cobardía. En nuestra incapacidad para ver, para entender, para actuar.

 


El sionismo, una ideología que se alimenta del miedo y la manipulación, ha logrado su cometido. Ha conquistado el mundo, no con armas, sino con ideas. Ideas que se infiltran en nuestras mentes, que nos convencen de que somos inferiores, de que no merecemos la libertad, de que debemos someternos.

 

Pero, ¿es inevitable la derrota?

¿Estamos condenados a ser esclavos para siempre?

 

La respuesta, una vez más, reside en nosotros. En nuestra capacidad de despertar, de romper las cadenas de la ignorancia, de unirnos, de luchar.

 

El camino es largo y arduo. La batalla es desigual. Pero la esperanza, aunque tenue, aún persiste.

 

Debemos deconstruir el mundo deconstruido que nos han impuesto. Debemos desmantelar las estructuras de poder que nos oprimen. Debemos recuperar nuestra humanidad, nuestra dignidad, nuestra libertad.

 

El fin está cerca, es cierto. Pero también lo está el amanecer. Un amanecer que solo podremos vislumbrar si nos atrevemos a mirar a la oscuridad a los ojos.

 

La pregunta, una y otra vez, resuena en el sepulcral vacío:

¿Qué haremos?

¿Qué haremos con el mundo que nos han arrebatado?

¿Qué haremos con nuestro futuro?

 

La respuesta, la única respuesta posible, es la acción. La acción decidida, valiente, implacable. La acción que nos permitirá recuperar lo que nos han robado. La acción que nos permitirá construir un mundo nuevo, un mundo de justicia, de igualdad, de libertad.

 

Un mundo donde el sionismo, y todas las ideologías que promueven el odio y la opresión, sean solo un mal recuerdo.

Un mundo donde los humanos buenos puedan florecer.

Un mundo donde el fin, no sea el fin, sino el principio.

El principio de una nueva era.

El principio de la esperanza.

El principio de la libertad.

El principio de la vida.

 

Pero, ¿Cómo empezar?

¿Cómo enfrentarnos a un enemigo tan poderoso, tan omnipresente?

La respuesta, aunque sencilla, es difícil de aplicar: con la verdad.

La verdad, la única arma que puede derrotar a la mentira. La verdad, la única fuerza que puede romper las cadenas de la opresión.

 

Debemos buscar la verdad, sin importar lo dolorosa que sea. Debemos compartir la verdad, sin importar las consecuencias. Debemos vivir la verdad, sin importar los obstáculos.

 

La verdad nos liberará.

 

Pero, ¿Qué es la verdad?

 

La verdad es la historia que nos han ocultado. La verdad es la realidad que nos han distorsionado. La verdad es el conocimiento que nos han negado.

 

Debemos investigar, debemos leer, debemos escuchar, debemos aprender. Debemos cuestionar todo, sin excepción.

Debemos desenmascarar a los mentirosos, a los manipuladores, a los opresores. Debemos exponer sus mentiras, sus engaños, sus crímenes.

Debemos despertar a los demás. Debemos compartir la verdad con todos aquellos que estén dispuestos a escuchar.

Debemos unirnos. Debemos formar una comunidad de resistencia. Debemos apoyarnos mutuamente.

Debemos luchar. Debemos defender nuestra libertad, nuestra dignidad, nuestro futuro.

 

El camino es largo y difícil. Habrá momentos de desesperación, de duda, de miedo. Pero no debemos rendirnos.

 

Debemos recordar por qué estamos luchando.

Debemos recordar a nuestros antepasados, a los hijos, a las generaciones futuras.

Debemos recordar que somos humanos. Que somos seres libres. Que merecemos vivir en un mundo mejor.

 

El fin está cerca, es cierto. Pero también lo está el amanecer.

 

Un amanecer que solo podremos alcanzar si luchamos juntos.

Un amanecer que solo podremos alcanzar si elegimos la verdad.

Un amanecer que solo podremos alcanzar si elegimos la libertad.

Un amanecer que solo podremos alcanzar si elegimos la vida.

 

Pero, ¿estamos preparados para la lucha?

¿Estamos dispuestos a sacrificarlo todo por la verdad?

 

La respuesta, una vez más, reside en nosotros. En nuestra capacidad de amar, de perdonar, de creer.

 

Debemos creer en nosotros mismos, en nuestra capacidad de cambiar el mundo.

Debemos ser valientes. Debemos ser fuertes. Debemos ser implacables.

Debemos ser la luz en la oscuridad. Debemos ser la esperanza en la desesperación. Debemos ser la libertad en la opresión.

 

La pregunta final, la pregunta que nos acompañará hasta el último aliento:

 

¿Estaremos a la altura?

La respuesta, la única respuesta que importa, es sí.

Sí, estaremos a la altura.

 

Porque no tenemos otra opción.

Porque el futuro de la humanidad depende de ello.

Porque la vida, en toda su gloria y sufrimiento, nos llama a la acción.

 

Y nosotros, los que hemos despertado, los que hemos visto la verdad, los que hemos elegido la libertad, responderemos a ese llamado.

 

Responderemos con valentía.

Responderemos con determinación.

Responderemos con fuerza.

Responderemos con vida.

 

No se olviden de esto: El fin puede estar cerca, pero el amanecer también.

Y nosotros, los guerreros de los últimos días, los que hemos despertado, seremos parte de ese amanecer». 

 

«La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin».

[Václav Havel]

 

 

 

FUENTE:

Mundifrases.com

Artículo escrito por IAn Moone & Jarl Asathørn.

Imágenes creadas con AI.

Edición final: Jarl Asathørn.