Ha llovido a cántaros y por horas, es como si el otoño
austral llorara por algo… llueve y no hay descanso, y aprovechando este día
quejumbroso, lento y nostálgico les dejo poemas que se deleitan en la lluvia.
Llueve furiosamente sobre Magallanes.
LLUVIA DE OTOÑO
(Llueve, llueve dulcemente...)
«...El agua lava la yedra;
rompe el agua verdinegra;
el agua lava la piedra...
Y en mi corazón ardiente,
llueve, llueve dulcemente.
Esté el horizonte triste;
¿el paisaje ya no existe?;
un día rosa persiste
en el pálido poniente...
Llueve, llueve dulcemente.
Mi frente cae en mi mano
¡Ni una mujer, ni un hermano!
¡Mi juventud pasa en vano!
—Mi mano deja mi frente... —
¡Llueve, llueve dulcemente!
¡Tarde, llueve; tarde, llora;
que, aunque hubiera un sol de aurora
no llegará mi hora
luminosa y floreciente!
¡Llueve, llora dulcemente!»
(Autor: Juan
Ramón Jiménez)
(POEMA SIN NOMBRE)
«Y aquí estamos otra vez juntos
Con las miradas acechándose cautas
Por estar en distantes puntos
En celdas y sin ninguna pauta.
Y hoy que estamos en otoño
En un momento mágico y casual
Por primera vez en años
Veo de la lluvia el delantal.
Como las hojas secas que caen
La lluvia hoy las ha reemplazado
Y son esas gotas que atraen
El verso que hoy se ha alzado.
Pues te digo hoy que vengo
Como la lluvia en el otoño seco
Pues es rara la situación que me abstengo
Para llenar del corazón el hueco.
Con suave rocío te hago entrega
Del sentimiento que nace mojado
Aquel sentimiento que navega
Y en puerto ha naufragado.
Disfrútalo que hoy puedes ver
El milagro de lluvia en otoño
Viene como yo, espontáneo al parecer
Regalando un poco de cariño.
Tómalo ahora que llueve cántaros
Que en dos horas se extingue
Y sólo oirás el cantar de pájaros
Y mi sentir hace lo mejor, finge.
Soy la lluvia triste del otoño
Que con suave pesar te encanta
Soy ahora la más dulce ponzoña
Que sospechas no levanta.
Soy la lluvia que no volverás a ver
Soy el otoño que en verano morirá
Soy quien te ama sin querer
Soy el velo de nubes que no volverá».
(Autor: Medio
Rostro)
(POEMA SIN NOMBRE)
«Que la lluvia descienda
y el viento sople todo lo que estorba y hace tropezar.
Se lleve el viento los espinos y los cardos
para que no hagan más heridas.
Que la lluvia descienda
y llene de vida la tierra nuevamente,
para que lo muerto vuelva a revivir
y florecer lo que alguna vez fue...
Que la lluvia descienda
y dé vida a este desierto que tiene sed...
que tiene sed de ti...
de tu presencia...»
Fuentes:
poemas.yavendras.com
poemas-del-alma.com
Edición
final: Jarl Asathørn.