Llega el mes de Harpa, recién
saliendo de unos días convulsionados; para el mundo católico apostólico romano;
donde ver partir a un Papa —Bergoglio— que, según algunos, deja un legado
interesante... cuestionable diría yo. Y, durante su sepelio, se ve rodeado por
esta maraña de simbologías masónicas y satanistas que nos tienen podridos a
todos, y que demuestra que el Vaticano es un pozo que está conectado con el
mismísimo infierno.
En Estados Unidos, Trump y
compañía siguen en este rumbo frenético de cambiarlo todo y su guerra de
aranceles comienza una serie de movimientos de piezas con su mayor enemigo —hoy
comercial— China, esto de paso, trae coletazos en el mundo entero, es como si
EE.UU. quisiera a toda costa ser el nuevo imperio de este milenio, que hasta
ahora, no nos ha traído nada nuevo ni interesante, no hay avatares, ni
apóstoles... y los niños que llegan a este laboratorio bajo la cúpula no han
cambiado nada de nada, los niños índigo desaparecieron en el ocaso del tiempo,
los de cristal están en el suelo, como vasos rotos después de una infernal
fiesta.
¡El
mundo sigue en caída libre señores!
Canadá tiene nuevo líder,
nuevo gobernante, y cuando todos pensaban que el lapidado pueblo canadiense
daría con la tecla del piano nos damos cuenta que otra vez gana el mal...
porque su nuevo mandamás es otro secuaz de los genocidas mundiales: un miembro
del Foro Económico Mundial y del panel de Cambio Climático de la ONU, ideólogo
de los impuestos al carbono por el «cambio climático», ex presidente del Banco
Central de Canadá y luego del de Inglaterra, o sea, otro monstruo con
mentalidad globalista.
Todo esto demuestra que a
final de cuentas los pueblos no eligen por voluntad propia a sus gobernantes...
los que manejan el mundo ponen en la mesa los candidatos que ellos quieren que
tú elijas.
Así
fue, así es y así será siempre.
Nuestro país está en una
especie de pausa, en un eterno y somnoliento limbo donde Gabriel Boric y su panda de inútiles
solo están preocupados de cosas menores, porque, las cosas mayores o no quieren
solucionarlas o sencillamente no pueden cambiarlas, ya sea por ignorancia,
inutilidad o inoperancia mayúscula.
Mientras, en materia de
candidatos al sillón presidencial del otro año, ya se comienza a desgranar el
choclo, y de a poco vemos quienes serán los que representen a su sector de la
mejor manera.
¿Llegan los mejores? Lo dudo.
Seguramente a corto plazo nos
asombremos con la bajada de alguno que tenía posibilidades, o a fin de año,
cerca de las votaciones veamos por fin a los 3 candidatos que luchen ferozmente
por este Chile lleno de desilusiones por parte de la clase política que nunca
nos termina de asombrar con sus aberraciones políticas, entiéndase: corrupciones,
dineros que desaparecen, traiciones, etc.
Sociedades infectas hasta la
médula.
Justicias corruptas, leyes en
el suelo.
Políticos hambrientos de
poder, engullendo a los pobres e incautos ciudadanos.
Sabandijas controlando las
oscuras calles.
Criminales haciendo de la
muerte su trabajo.
Economías a media máquina,
dependiendo del perro imperialista que ladre más fuerte.
… por eso estamos
enclaustrados en el centro de los tres «cristales», como animales, esperando
compasión de los dioses carcelarios.
Y así debe ser.
Quiero finalizar con un poema
que no es de mi autoría, para redondear este mini Casi Editorial:
Ruinas del Alma
«En lo más profundo de mi ser yace
una ruina,
restos de sueños rotos y promesas
olvidadas,
la destrucción interna, lenta pero
continua,
va carcomiendo mi esencia, dejando
huellas marcadas.
Cada recuerdo es un escombro en mi
memoria,
cada suspiro, un lamento de lo que
pudo ser,
la destrucción del alma es una
historia,
que se escribe en silencio, sin
saber qué hacer.
Mis huesos son columnas que se
derrumban,
mis pensamientos son escombros
dispersos,
la destrucción me consume y me
sumerge en penumbras,
en este paisaje desolado y
adverso».
Bienvenidos al mes de Harpa.
Fuente:
Poemacreativo.com
Artículo
escrito por: Jarl Asathørn.