UN VUELO DE INSTRUCCIÓN
PARANORMAL
(Relato de Héctor Flores, comandante
retirado de Gendarmería - 2 de noviembre de 1972)
La noche del
2 de noviembre de 1972 realizamos un vuelo de instrucción. Yo me desempeñaba
como instructor de vuelo en el Escuadrón de Gendarmería. Éramos tres en un
avión modelo ‘Cessna 182’, un monomotor de ala alta con capacidad para cuatro
personas. Iba acompañado de Jorge Torrecilla, que era piloto civil e instructor
de tiro, había sido campeón mundial de tiro. El otro tipo se llamaba Alejandro
Urs Vogt, era médico y aviador de Gendarmería, era mi alumno.
El vuelo
consistía en ir desde San Pedro a Campo de Mayo, un viaje que se hace
habitualmente en 10 minutos, pero en el que demoramos casi 40 por lo que nos
pasó. Tuvimos la oportunidad de ver unas luces. Entonces le dije a mi alumno:
«Ponga la mayor potencia para alcanzarlo». Y a los pocos minutos me hice cargo
del avión porque, ante situaciones de riesgo, el instructor de vuelo, que tiene
mayor jerarquía y experiencia, asume la responsabilidad sobre la aeronave.
Llegamos
hasta los 2.000 metros a la altura de San Pedro y nos acercamos entre 200 y 300
metros al objeto. Previamente había apagado todas las luces de aterrizaje, de
interior y exterior para observar mejor en la oscuridad. Entonces cuando
llegamos a 200 metros, prendí todos los faros de aterrizaje y ahí fue cuando el
objeto se nos vino encima y nos corrió. Pusimos el avión en espiral de descenso
y bajamos hasta los 1.000 metros de altura. Cuando pensamos que ya se había
ido, estaba arriba nuestro de vuelta y con una luz que iluminaba el interior
del avión como si fuese de día.
Vimos que
era una cosa metálica, mucho más grande que el avión. La base del objeto era de
color aluminio, metálico, y se veía movimiento adentro. Parecía movimiento de
gente dentro de esa cabina.
Por encima
de esa base de luz blanca había un objeto con forma esférica más de color rojo.
Ese objeto se movía a una velocidad superior a la de un avión.
Hice un
escarpado y después un tirabuzón: subí el avión, apreté el pedal izquierdo y
puse el comando hacia adelante para caer abruptamente, pero así y todo no me
pude despegar del objeto. Seguía arriba nuestro. En Campo de Mayo, desde
tierra, se veía todo lo que estaba sucediendo. Estaba el Comandante en Jefe del
Ejército, todos observando. Me ordenaban que fuera a Campo de Mayo y yo les
decía que el objeto no me lo permitía. Yo me corría hacia un lado. Él se
desplazaba hacia otro.
Finalmente
logramos aterrizar en Campo de Mayo. Habían apagado las luces de aterrizaje.
Pusieron una pista sola con balizamiento. Ni bien llegamos, llamaron de la
torre de control para que relatemos los hechos.
Ese día yo
llegué a la 1 de la mañana a casa.
La mañana
siguiente, cerca de las 9, me recibió un comandante mayor. Me dijo: «¿Qué
anduvo haciendo usted, haciendo lío? Vaya que lo espera el Comando de Instituto
Militares». Había como 20 oficiales superiores esperándome: generales, médicos,
coroneles. Les relaté lo que me había pasado. Estaban todos pendientes de lo
que había sucedido y me estudiaron de pies a cabeza. Me observaron para ver si
no era un tipo que sufría alucinaciones. Al rato, certificaron que estaba en
condiciones psicológicas.
Con el
tiempo me olvidé del caso. Me lo revivió en 2019 Andrea Simondini que apareció
un día en mi casa. Yo no tenía ni el informe del expediente que había hecho y
ella lo pudo conseguir. No le di mayor trascendencia al hecho porque no fue más
que una incidencia aeronáutica. Seguí piloteando muchos años y nunca más vi
algo similar a ese objeto. Hasta el día de hoy no sé qué era eso. No estoy en capacidad
de hacer evaluaciones. Yo solo cuento lo que objetivamente me pasó.
LA GENTE DE LAS SOMBRAS
El fenómeno
conocido como «la gente de las sombras» o los «seres de sombra» se trata de
elusivas entidades que se perciben como siluetas oscuras con forma humana,
generalmente masculinas, y que gustan de observarnos silenciosa e inmóvilmente.
Al parecer, solo reaccionan con fugacidad cuando son detectadas al filo de la
mirada por una persona, momento en el cual desaparecen. Es importante enfatizar
en que ninguna de estas características es invariable, ya que también se han
reportado entidades de este tipo como seres amorfos o flexibles columnas de
humo negro.
Mientras que
algunos aseguran que estos seres son la expresión última de la oscuridad, y en
algún sentido, quizá excesivamente sometido a los estereotipos culturales,
también del mal, en cambio otras personas les atribuyen una naturaleza más bien
lúdica, sigilosa, como una especie de observadores neutrales que en su afán por
no ser percibido juguetean con el tiempo, y el espacio en relación a la
percepción humana. Lo cierto es que en decenas de lugares alrededor del mundo,
entre personas de diversas condiciones socioeconómicas, culturales, y
psicológicas, se han reportado avistamientos de estos seres, y a pesar de que
existen ancestrales referencias a su presencia, al parecer durante la última
década se han incrementado los encuentros con estos seres de las sombras.
A diferencia
de los avistamientos de fantasmas otros espíritus, los seres de sombra siempre
procuran mantener una discreción absoluta, aunque su curiosidad los lleva por
momentos a aventurarse cerca del rango de percepción natural de un ser humano.
Además, su existencia no se asocia en ningún sentido a la reminiscencia de una
conciencia cuyo cuerpo dejo de vivir, no se les adjudican formas presencias que
brillan o que emiten lastimeros sonidos. En todo caso lo único que comparten
tangiblemente con los espíritus y fantasmas, es el efecto que pueden provocar
en una persona que atestigua su presencia: temor, pánico, e incluso una especie
de parálisis semitraumática.
Una de las
características principales de la gente de las sombras es su vertiginosa
rapidez, la cual hace casi imposible percibirlos frontalmente. Más bien se
manifiestan como figuras centellantes que generalmente son captadas en el filo
del campo de visión o espontáneamente percibidas, deslizándose, en la
superficie de un espejo. Por otro lado, aparentemente su presencia física puede
atravesar sin problema alguno la materia física lo cual fortalece notablemente
su elusiva esencia.
A pesar de
que aún no se ha logrado explicar integralmente la existencia de estos seres,
como suele suceder en la mayoría de los fenómenos paranormales, que permanecen
siglos sin ser explicados de forma convincente ya que superan las fronteras de
la razón tradicional, lo cual se torna en una limitante casi insalvable para el
pensamiento humano, existen diversas hipótesis sobre la existencia de estas
entidades.
Pero antes
de revisar algunas de estas teorías cabe descartar la relación de estas
sombrías entidades con otras presencias paranormales o mitológicas más comunes:
su comportamiento u origen no mantiene una correspondencia clara con seres como
los traviesos ‘pixies’ (pequeñas
entidades propias de la mitología británica, que habitan cuevas, jardines, y
bosques, y dedican buena parte de su existencia a concretar travesuras), o
tampoco denotan una sincronicidad con los elementales de la filosofía
paracelsiana (manifestaciones conscientes
de elementos de la naturaleza que coexisten en tiempo y espacio con los humanos
pero resonando en un plano distinto, por lo que la mayoría de las veces
permanecen imperceptibles).
Hay quienes
afirman que los seres de sombra no son más que encarnaciones de la energía
liberada a través de pensamientos. Esta teoría asegura que de algún modo se
trata de conglomeraciones de energía psíquica de baja frecuencia que cobran
vida en lugares que han sido escenario de eventos traumáticos o alrededor de
personas que logran concentrar una cantidad considerable de «malos»
pensamientos. Y de acuerdo a lo anterior, los seres de sombra se nutren de
estas bajas frecuencias como el miedo, o la envidia.
Para otros,
la gente de las sombras son entidades que provienen de otras dimensiones que,
por algún singular fenómeno energético terminan por traslaparse con la nuestra.
En este sentido son seres desconcertados que ignoran como desenvolverse en
nuestro plano y por eso se dedican a observar o a espiarnos, para entender cómo
es que deben de comportarse mientras no sean capaces de desenredar las fusiones
dimensionales que los han insertado en nuestro plano. Esta hipótesis niega una
naturaleza maligna de estas entidades y más bien les adjudica una confusión
interdimensional.
Por otro
lado, la explicación más convencional, aquella plenamente dependiente de los
postulados tradicionales de la razón, y la cual no solo es la más aburrida,
sino que también pudiese ser la más limitada (aunque no por ello debiese ser descartada por default), en realidad
este fenómeno no corresponde más que a uno de los múltiples efectos ópticos a
los cuales está sometido nuestro sentido de la vista. En cuanto a la versión
más aventurada de la perspectiva tradicional, se habla de la influencia de
ciertos sitios o personas con cargas electromagnéticas particulares, que pueden
influir en los circuitos eléctricos de nuestro cerebro e inducir alucinaciones
(recordemos que el magnetismo de
fenómenos naturales puede funcionar como inductor de alucinaciones) algunas
de las cuales, tal vez en asociación con ciertos bits de nuestro inconsciente,
pueden traducirse en la aparente presencia de seres de sombra.
Tal vez el
mayor argumento para desestimar la explicación científica o racional de este
fenómeno, podría ser el hecho de que decenas de reportes coinciden en
presenciar una misma figura o entidad, como es el caso de un «hombre alto con
un sombrero» que ha sido observado por niños y adultos de diferentes países.
Aunque hay que reconocer que esto bien podría responder a la influencia de
arquetipos que modelan la percepción de los individuos.
Pero en fin,
más allá de la plausible o alucinada presencia de estos seres de sombra, lo
cierto es que el reflexionar un poco en ellos, o mejor aún el observarlos de
vez en cuando, resulta en un ejercicio existencialmente terapéutico que
desencadena otras reflexiones útiles en torno a nuestra percepción, a la
naturaleza absoluta o, por el contrario relativa, de nuestra realidad, y a la
conciencia de que no estamos solos, de que nuestros pensamientos en realidad, y
de manera palpable, se materializan, y que si científicamente se ha confirmado
la existencia de múltiples dimensiones, e inclusive de múltiples universos, también
debiésemos estar abiertos a la posibilidad de que de vez en cuando ellos
dialoguen saltándose las fronteras que los delimitan, y que esta interacción
sin duda arrojará «anormalidades» que más allá de infundirnos temor o
confusión, deberían de asumirse como inspiradoras pinceladas que son parte, al
igual que nosotros, de un diseño divino.
EL MISTERIOSO REINO DE LA GENTE DE LAS SOMBRAS EN LA CIUDAD DE VIRGINIA
En los
rincones poco iluminados de la historia, los relatos de encuentros
inexplicables siempre han sido una fuente de fascinación. En lo profundo del inquietante abrazo de una
antigua taberna, ubicada en el corazón de Virginia City, Nevada, tuvo lugar en
2016 un incidente inquietante que aún hoy plantea preguntas.
Este extraño
incidente, desprovisto de explicaciones concretas, nos invita a explorar los
reinos de lo desconocido.
La
investigadora Michelle LeBaron, junto con su equipo de intrépidos colegas, se
embarcó en una investigación sobre los enigmáticos informes de apariciones
sombrías que acechan en los venerables pasillos del ‘Washoe Club’. Lo que
encontraron desafió la comprensión convencional y les provocó escalofríos.
Cuando se
aventuraron en una habitación particular dentro del salón, una presencia oscura
apareció ante ellos. De pie a una altura imponente de 6′ 5″ a 6′ 6″, esta
figura sombría poseía una oscuridad inquietante que parecía tragarse todos los
detalles.
El encuentro
no fue sólo visual; fue una experiencia que resonó con energía palpitante. Los testigos suelen describir sentir una
energía inusual que emana de estas entidades, una energía que puede variar de
persona a persona.
Lo que añade
una capa aún más extraña a estos encuentros es el componente audible. Algunas
personas han informado haber escuchado sonidos similares a zumbidos eléctricos
en presencia de estos seres sombríos. Los sonidos desaparecían
inexplicablemente tan pronto como las figuras de las sombras se marchaban,
dejando a los testigos desconcertados.
Pero la cosa
no termina ahí. Otro relato escalofriante habla de un intruso sombrío que no
sólo entró en la habitación de una persona, sino que también la presionó contra
la cama. Las consecuencias de este extraño evento fueron aún más
desconcertantes: todos los dispositivos electrónicos de la habitación quedaron misteriosamente
fritos, lo que provocó una llamada al departamento de bomberos.
Un detalle
recurrente en estos encuentros es la presencia de ojos brillantes. Si bien la
mayoría de las personas en las sombras son vacíos de oscuridad sin rasgos
distintivos, algunos han sido descritos con ojos que emiten un brillo
espeluznante.
De
particular interés son aquellos con ojos de un rojo intenso, que parecen evocar
un miedo profundo en los testigos, sugiriendo malevolencia más allá de la mera
presencia.
Curiosamente,
algunos investigadores especulan si estas entidades oscuras podrían ser
tecnología mal entendida. La conexión entre estos encuentros y las
perturbaciones electrónicas lleva a algunos a preguntarse si una poderosa
tecnología extraterrestre podría influir en la electrónica humana.
¿Podrían ser
estas experiencias el resultado de una tecnología extraterrestre que salió mal,
o tal vez se ocultaron intencionalmente de la percepción humana
Una
hipótesis intrigante postula que estas entidades podrían emplear una forma de
dispositivo de camuflaje para permanecer ocultas a nuestra vista. Sin embargo,
su comprensión limitada de la fisiología humana podría hacer que este
encubrimiento sea imperfecto, lo que resultaría en las apariciones sombrías que
presenciamos.
Algunos
incluso afirman haber vislumbrado debajo de la capa, revelando lo que podrían
ser escamas de reptil o piel gris y resbaladiza. Esto nos lleva a reflexionar
si estos encuentros podrían tener más que ver con tecnología que con entidades
sobrenaturales.
Al final, la
historia de las figuras sombrías de Virginia City sigue siendo un enigma
cautivador que ofrece más preguntas que respuestas.
¿Fueron
estos seres manifestaciones de tecnología extraterrestre, un fallo en su
mecanismo de ocultación o algo completamente diferente? El misterio perdura,
invitándonos a profundizar en el mundo de lo inexplicable, donde extraños
encuentros continúan desafiando nuestra comprensión de la realidad.
Fuentes:
infobae.com
bibliotecaoculta.com
Edición final: V.D.M.