sábado, 23 de marzo de 2024

Paranormal Effect N°6



UN VUELO DE INSTRUCCIÓN PARANORMAL

(Relato de Héctor Flores, comandante retirado de Gendarmería - 2 de noviembre de 1972)

 


La noche del 2 de noviembre de 1972 realizamos un vuelo de instrucción. Yo me desempeñaba como instructor de vuelo en el Escuadrón de Gendarmería. Éramos tres en un avión modelo ‘Cessna 182’, un monomotor de ala alta con capacidad para cuatro personas. Iba acompañado de Jorge Torrecilla, que era piloto civil e instructor de tiro, había sido campeón mundial de tiro. El otro tipo se llamaba Alejandro Urs Vogt, era médico y aviador de Gendarmería, era mi alumno.

El vuelo consistía en ir desde San Pedro a Campo de Mayo, un viaje que se hace habitualmente en 10 minutos, pero en el que demoramos casi 40 por lo que nos pasó. Tuvimos la oportunidad de ver unas luces. Entonces le dije a mi alumno: «Ponga la mayor potencia para alcanzarlo». Y a los pocos minutos me hice cargo del avión porque, ante situaciones de riesgo, el instructor de vuelo, que tiene mayor jerarquía y experiencia, asume la responsabilidad sobre la aeronave.



Llegamos hasta los 2.000 metros a la altura de San Pedro y nos acercamos entre 200 y 300 metros al objeto. Previamente había apagado todas las luces de aterrizaje, de interior y exterior para observar mejor en la oscuridad. Entonces cuando llegamos a 200 metros, prendí todos los faros de aterrizaje y ahí fue cuando el objeto se nos vino encima y nos corrió. Pusimos el avión en espiral de descenso y bajamos hasta los 1.000 metros de altura. Cuando pensamos que ya se había ido, estaba arriba nuestro de vuelta y con una luz que iluminaba el interior del avión como si fuese de día.

Vimos que era una cosa metálica, mucho más grande que el avión. La base del objeto era de color aluminio, metálico, y se veía movimiento adentro. Parecía movimiento de gente dentro de esa cabina.

Por encima de esa base de luz blanca había un objeto con forma esférica más de color rojo. Ese objeto se movía a una velocidad superior a la de un avión.





Hice un escarpado y después un tirabuzón: subí el avión, apreté el pedal izquierdo y puse el comando hacia adelante para caer abruptamente, pero así y todo no me pude despegar del objeto. Seguía arriba nuestro. En Campo de Mayo, desde tierra, se veía todo lo que estaba sucediendo. Estaba el Comandante en Jefe del Ejército, todos observando. Me ordenaban que fuera a Campo de Mayo y yo les decía que el objeto no me lo permitía. Yo me corría hacia un lado. Él se desplazaba hacia otro.

Finalmente logramos aterrizar en Campo de Mayo. Habían apagado las luces de aterrizaje. Pusieron una pista sola con balizamiento. Ni bien llegamos, llamaron de la torre de control para que relatemos los hechos.

Ese día yo llegué a la 1 de la mañana a casa.

La mañana siguiente, cerca de las 9, me recibió un comandante mayor. Me dijo: «¿Qué anduvo haciendo usted, haciendo lío? Vaya que lo espera el Comando de Instituto Militares». Había como 20 oficiales superiores esperándome: generales, médicos, coroneles. Les relaté lo que me había pasado. Estaban todos pendientes de lo que había sucedido y me estudiaron de pies a cabeza. Me observaron para ver si no era un tipo que sufría alucinaciones. Al rato, certificaron que estaba en condiciones psicológicas.

 


Con el tiempo me olvidé del caso. Me lo revivió en 2019 Andrea Simondini que apareció un día en mi casa. Yo no tenía ni el informe del expediente que había hecho y ella lo pudo conseguir. No le di mayor trascendencia al hecho porque no fue más que una incidencia aeronáutica. Seguí piloteando muchos años y nunca más vi algo similar a ese objeto. Hasta el día de hoy no sé qué era eso. No estoy en capacidad de hacer evaluaciones. Yo solo cuento lo que objetivamente me pasó.

 

LA GENTE DE LAS SOMBRAS



El fenómeno conocido como «la gente de las sombras» o los «seres de sombra» se trata de elusivas entidades que se perciben como siluetas oscuras con forma humana, generalmente masculinas, y que gustan de observarnos silenciosa e inmóvilmente. Al parecer, solo reaccionan con fugacidad cuando son detectadas al filo de la mirada por una persona, momento en el cual desaparecen. Es importante enfatizar en que ninguna de estas características es invariable, ya que también se han reportado entidades de este tipo como seres amorfos o flexibles columnas de humo negro.


Mientras que algunos aseguran que estos seres son la expresión última de la oscuridad, y en algún sentido, quizá excesivamente sometido a los estereotipos culturales, también del mal, en cambio otras personas les atribuyen una naturaleza más bien lúdica, sigilosa, como una especie de observadores neutrales que en su afán por no ser percibido juguetean con el tiempo, y el espacio en relación a la percepción humana. Lo cierto es que en decenas de lugares alrededor del mundo, entre personas de diversas condiciones socioeconómicas, culturales, y psicológicas, se han reportado avistamientos de estos seres, y a pesar de que existen ancestrales referencias a su presencia, al parecer durante la última década se han incrementado los encuentros con estos seres de las sombras.

A diferencia de los avistamientos de fantasmas otros espíritus, los seres de sombra siempre procuran mantener una discreción absoluta, aunque su curiosidad los lleva por momentos a aventurarse cerca del rango de percepción natural de un ser humano. Además, su existencia no se asocia en ningún sentido a la reminiscencia de una conciencia cuyo cuerpo dejo de vivir, no se les adjudican formas presencias que brillan o que emiten lastimeros sonidos. En todo caso lo único que comparten tangiblemente con los espíritus y fantasmas, es el efecto que pueden provocar en una persona que atestigua su presencia: temor, pánico, e incluso una especie de parálisis semitraumática.

Una de las características principales de la gente de las sombras es su vertiginosa rapidez, la cual hace casi imposible percibirlos frontalmente. Más bien se manifiestan como figuras centellantes que generalmente son captadas en el filo del campo de visión o espontáneamente percibidas, deslizándose, en la superficie de un espejo. Por otro lado, aparentemente su presencia física puede atravesar sin problema alguno la materia física lo cual fortalece notablemente su elusiva esencia.

A pesar de que aún no se ha logrado explicar integralmente la existencia de estos seres, como suele suceder en la mayoría de los fenómenos paranormales, que permanecen siglos sin ser explicados de forma convincente ya que superan las fronteras de la razón tradicional, lo cual se torna en una limitante casi insalvable para el pensamiento humano, existen diversas hipótesis sobre la existencia de estas entidades.

Pero antes de revisar algunas de estas teorías cabe descartar la relación de estas sombrías entidades con otras presencias paranormales o mitológicas más comunes: su comportamiento u origen no mantiene una correspondencia clara con seres como los traviesos ‘pixies’ (pequeñas entidades propias de la mitología británica, que habitan cuevas, jardines, y bosques, y dedican buena parte de su existencia a concretar travesuras), o tampoco denotan una sincronicidad con los elementales de la filosofía paracelsiana (manifestaciones conscientes de elementos de la naturaleza que coexisten en tiempo y espacio con los humanos pero resonando en un plano distinto, por lo que la mayoría de las veces permanecen imperceptibles).

 

Hay quienes afirman que los seres de sombra no son más que encarnaciones de la energía liberada a través de pensamientos. Esta teoría asegura que de algún modo se trata de conglomeraciones de energía psíquica de baja frecuencia que cobran vida en lugares que han sido escenario de eventos traumáticos o alrededor de personas que logran concentrar una cantidad considerable de «malos» pensamientos. Y de acuerdo a lo anterior, los seres de sombra se nutren de estas bajas frecuencias como el miedo, o la envidia.

Para otros, la gente de las sombras son entidades que provienen de otras dimensiones que, por algún singular fenómeno energético terminan por traslaparse con la nuestra. En este sentido son seres desconcertados que ignoran como desenvolverse en nuestro plano y por eso se dedican a observar o a espiarnos, para entender cómo es que deben de comportarse mientras no sean capaces de desenredar las fusiones dimensionales que los han insertado en nuestro plano. Esta hipótesis niega una naturaleza maligna de estas entidades y más bien les adjudica una confusión interdimensional.

Por otro lado, la explicación más convencional, aquella plenamente dependiente de los postulados tradicionales de la razón, y la cual no solo es la más aburrida, sino que también pudiese ser la más limitada (aunque no por ello debiese ser descartada por default), en realidad este fenómeno no corresponde más que a uno de los múltiples efectos ópticos a los cuales está sometido nuestro sentido de la vista. En cuanto a la versión más aventurada de la perspectiva tradicional, se habla de la influencia de ciertos sitios o personas con cargas electromagnéticas particulares, que pueden influir en los circuitos eléctricos de nuestro cerebro e inducir alucinaciones (recordemos que el magnetismo de fenómenos naturales puede funcionar como inductor de alucinaciones) algunas de las cuales, tal vez en asociación con ciertos bits de nuestro inconsciente, pueden traducirse en la aparente presencia de seres de sombra.

Tal vez el mayor argumento para desestimar la explicación científica o racional de este fenómeno, podría ser el hecho de que decenas de reportes coinciden en presenciar una misma figura o entidad, como es el caso de un «hombre alto con un sombrero» que ha sido observado por niños y adultos de diferentes países. Aunque hay que reconocer que esto bien podría responder a la influencia de arquetipos que modelan la percepción de los individuos.

 

Pero en fin, más allá de la plausible o alucinada presencia de estos seres de sombra, lo cierto es que el reflexionar un poco en ellos, o mejor aún el observarlos de vez en cuando, resulta en un ejercicio existencialmente terapéutico que desencadena otras reflexiones útiles en torno a nuestra percepción, a la naturaleza absoluta o, por el contrario relativa, de nuestra realidad, y a la conciencia de que no estamos solos, de que nuestros pensamientos en realidad, y de manera palpable, se materializan, y que si científicamente se ha confirmado la existencia de múltiples dimensiones, e inclusive de múltiples universos, también debiésemos estar abiertos a la posibilidad de que de vez en cuando ellos dialoguen saltándose las fronteras que los delimitan, y que esta interacción sin duda arrojará «anormalidades» que más allá de infundirnos temor o confusión, deberían de asumirse como inspiradoras pinceladas que son parte, al igual que nosotros, de un diseño divino.

 

 EL MISTERIOSO REINO DE LA GENTE DE LAS SOMBRAS EN LA CIUDAD DE VIRGINIA



En los rincones poco iluminados de la historia, los relatos de encuentros inexplicables siempre han sido una fuente de fascinación.  En lo profundo del inquietante abrazo de una antigua taberna, ubicada en el corazón de Virginia City, Nevada, tuvo lugar en 2016 un incidente inquietante que aún hoy plantea preguntas.

Este extraño incidente, desprovisto de explicaciones concretas, nos invita a explorar los reinos de lo desconocido.

La investigadora Michelle LeBaron, junto con su equipo de intrépidos colegas, se embarcó en una investigación sobre los enigmáticos informes de apariciones sombrías que acechan en los venerables pasillos del ‘Washoe Club’. Lo que encontraron desafió la comprensión convencional y les provocó escalofríos.

Cuando se aventuraron en una habitación particular dentro del salón, una presencia oscura apareció ante ellos. De pie a una altura imponente de 6′ 5″ a 6′ 6″, esta figura sombría poseía una oscuridad inquietante que parecía tragarse todos los detalles.

El encuentro no fue sólo visual; fue una experiencia que resonó con energía palpitante.  Los testigos suelen describir sentir una energía inusual que emana de estas entidades, una energía que puede variar de persona a persona.

Lo que añade una capa aún más extraña a estos encuentros es el componente audible. Algunas personas han informado haber escuchado sonidos similares a zumbidos eléctricos en presencia de estos seres sombríos. Los sonidos desaparecían inexplicablemente tan pronto como las figuras de las sombras se marchaban, dejando a los testigos desconcertados.

Pero la cosa no termina ahí. Otro relato escalofriante habla de un intruso sombrío que no sólo entró en la habitación de una persona, sino que también la presionó contra la cama. Las consecuencias de este extraño evento fueron aún más desconcertantes: todos los dispositivos electrónicos de la habitación quedaron misteriosamente fritos, lo que provocó una llamada al departamento de bomberos.

 


Un detalle recurrente en estos encuentros es la presencia de ojos brillantes. Si bien la mayoría de las personas en las sombras son vacíos de oscuridad sin rasgos distintivos, algunos han sido descritos con ojos que emiten un brillo espeluznante.

De particular interés son aquellos con ojos de un rojo intenso, que parecen evocar un miedo profundo en los testigos, sugiriendo malevolencia más allá de la mera presencia.

Curiosamente, algunos investigadores especulan si estas entidades oscuras podrían ser tecnología mal entendida. La conexión entre estos encuentros y las perturbaciones electrónicas lleva a algunos a preguntarse si una poderosa tecnología extraterrestre podría influir en la electrónica humana.

 

¿Podrían ser estas experiencias el resultado de una tecnología extraterrestre que salió mal, o tal vez se ocultaron intencionalmente de la percepción humana

 


Una hipótesis intrigante postula que estas entidades podrían emplear una forma de dispositivo de camuflaje para permanecer ocultas a nuestra vista. Sin embargo, su comprensión limitada de la fisiología humana podría hacer que este encubrimiento sea imperfecto, lo que resultaría en las apariciones sombrías que presenciamos.

Algunos incluso afirman haber vislumbrado debajo de la capa, revelando lo que podrían ser escamas de reptil o piel gris y resbaladiza. Esto nos lleva a reflexionar si estos encuentros podrían tener más que ver con tecnología que con entidades sobrenaturales.

Al final, la historia de las figuras sombrías de Virginia City sigue siendo un enigma cautivador que ofrece más preguntas que respuestas. 

¿Fueron estos seres manifestaciones de tecnología extraterrestre, un fallo en su mecanismo de ocultación o algo completamente diferente? El misterio perdura, invitándonos a profundizar en el mundo de lo inexplicable, donde extraños encuentros continúan desafiando nuestra comprensión de la realidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuentes:

infobae.com

bibliotecaoculta.com

Edición final: V.D.M.