¿LOS
BORRACHOS VAN PARA EL CIELO?
¡Sí, es muy cierto! ...todos los borrachos, hasta los más
empedernidos, cuando mueran y dejen descansar a su familia y a sus amigos, van
derechito para el cielo y allí seguirán alegrando su vida y la vida de “Dios”,
pues: «El vino sirve para alegrar tanto a los hombres, como a Dios» (Jueces
9:12) ... «Pero les digo que no volveré a beber de este producto de la vid,
hasta el día que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre» (Jesús
de Nazaret: Mateo 26:29) ... «El vino añejo es más sabroso» (Jesús de Nazaret:
Lucas 5:39) … «En el monte Sión, el Señor Todopoderoso prepara para todas las
naciones un banquete con ricos manjares y vinos añejos; con deliciosas comidas
y los más puros vinos» (Isaías 25: 6).
Y como los curas y los pastores nos van a asegurar que
ese vino no era vino, sino simple e inofensivo juguito de uvas sin fermentar,
entonces les recordaremos que con ese simple juguito de uvas fue que Noé se
emborrachó, perdió el juicio y terminó haciendo «estriptís» (bailando desnudo).
Y que Lot, el sobrino de Abraham, en medio de sus borracheras embarazó a sus
dos hijas que eran vírgenes; y que el Rey David, bebiendo en sus constantes
orgias porno-eróticas que realizaba con sus mil esclavas sexuales que tenía en
su palacio compuso el poema: El Cantar de los Cantares, poema que, según los
curas y los pastores, «es la expresión más pura, virtuosa y ejemplar del amor
de Dios con los hombres».
Y si el siguiente proverbio tiene algo de parecido con la
forma de pensar y de gobernar de esos dictadores, tiranos y esclavizadores que
hacen hasta lo imposible para enajenar la mente y la vida del pueblo para que
no razone y viva alejado de la realidad… ¡es mera coincidencia! ...pues los
proverbios son Palabra de Dios, palabra que sí: «Deja el vino y las bebidas
fuertes para los decaídos y deprimidos; ¡Que beban y no vuelvan a acordarse de
su pobreza y sufrimientos!» (Proverbios 31: 6-7).
Total, los borrachos tienen toda la aprobación de Jesús y
de su Padre Celestial; y cuando mueran –sin pasar por el purgatorio- seguirán
bebiendo en el Reino de mi Padre.
Además, no olvidemos que, para complacer a su madre, en
las Bodas de Caná de Galilea, Jesús transformó más de trescientos cincuenta
litros de agua que se encontraban en seis tinajas, en vino tipo exportación,
tanto que gracias a ese “milagro” fue que los discípulos tomaron en serio a
Jesús y creyeron en él.
Testimonio bíblico:
«Esto que hizo Jesús en Caná de Galilea, fue la primera
señal milagrosa, con la cuál mostró su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
Después de esto se fue a Cafarnaúm, acompañado de su
madre, sus hermanos y sus discípulos; y allí estuvieron unos cuantos días»
(Juan 2:11-12).
Curioso
e interesante.
¿No
creen?
LEAMOS
DE NUEVO Y CON MÁS CALMA Y RECAPITULEMOS
Desde muchos siglos antes de Cristo, el vino, como bebida alicorada, formó parte de la vida familiar, social y religiosa del Pueblo Elegido y de sus patriarcas. Unos mil años antes del nacimiento de Jesús, el “Dios “de Abraham, Isaac y Jacob llamó a las naciones para que asistieran a una gran fiesta en la que se ofrecerían añejados vinos: En el monte Sión, el Señor Todopoderoso prepara para todas las naciones un banquete con ricos manjares y vinos añejos; con deliciosas comidas y los más puros vinos. (Isaías 25=6).
«Deja
el vino y las bebidas fuertes para los decaídos y deprimidos; ¡Que beban y no
vuelvan a acordarse de su pobreza y sufrimientos!» (Proverbios 31=6-7).
Incluso, como se puede apreciar en estas citas bíblicas, al igual que hoy, el vino y los licores fueron utilizados por los gobernantes para adormecer la mente de las personas e idiotizarlas, y así impedir que razonaran con claridad ante los abusos y excesos, no solo de los gobernantes políticos sino de sus líderes religiosos, por eso se estimulaba tanto su consumo: «El vino es vida para el hombre... ¿Qué vida es esa donde falta el vino?...Desde el principio fue creado para dar alegría...alegría para el corazón, gozo y contento» (Eclesiástico 31=27-28).
«Cuando alguien esté bebiendo vino, no lo reprendas; no le hagas reproches mientras esté alegre. No le digas palabras injuriosas ni le busques pleito delante de la gente» (Eclesiástico 31=31).
«Haces crecer los pastos para los animales y las plantas que el hombre cultiva para sacar su pan de la tierra; el pan que le da fuerzas y el vino que alegra su vida y hace brillar su cara» (Salmos104=14-15).
«El sonido de la música mientras se bebe vino con gusto es como una esmeralda incrustada en oro» (Eclesiástico, Sirácida 32=6).
«El Señor ha jurado alzando su poderoso brazo derecho: Nunca más permitiré que tus enemigos…se beban tu vino…recogerás las uvas y beberás los vinos en los atrios de mi santo templo» (Isaías 62:8-9).
Claro que la cultura del «alicoramiento» o alcoholismo bíblico viene de mucho más atrás. Según la cronología bíblica, se remonta a unos tres o cuatro mil años antes de Cristo: Noé, por ejemplo, después que paso el diluvio, cultivó un viñedo y se dedicó a fabricar vino y a emborracharse, al punto que en cierta ocasión en medio de una de sus borracheras se desnudó en su tienda de campaña (empezó a hacer estriptís). Lot, el sobrino de Abraham, que fue salvado por “Dios” mismo de la destrucción de Sodoma y Gomorra, porque él y su familia eran las únicas personas piadosas y virtuosas de esa región, también en medio de sucesivas borracheras embarazó a sus dos hijas, que según el relato bíblico aún eran vírgenes.
Generalmente, cuando se pregunta a los curas y pastores
sobre los vinos a los que tan frecuentemente se hace referencia en la Biblia,
la respuesta es que esos no eran vinos como los de hoy, que eso no era más que
juguito de uvas sin fermentar. Porque en esos tiempos las gentes eran muy puras
e inocentes y no sabían procesar vinos. Pero no, el asunto no es así. La
cultura bíblica de bohemia y alcoholismo ha sido una constante desde muchos
siglos antes de Cristo, con Cristo y después de Cristo. Eso está más que
demostrado en La Escritura, pues como lo estamos viendo, eso vivían de
borrachera en borrachera y de relajo en relajo; es que hasta el mismo “Dios”
necesitaba beber todos los días para poder estar alegre: Dios habló, y dijo
todas estas palabras (Éxodo 20=1).
Todos los hombres deben presentarse ante mí, tres veces al
año (Éxodo 23=17) ... Y nadie podrá venir a verme si no trae algo. (Éxodo
23=15)... La ofrenda correspondiente de vino será de dos litros por cada
becerro, un litro y medio por cada carnero y un litro por cada cordero.
(Números 28=14; Malaquías 1=7-14) El vino sirve para alegrar tanto a los
hombres, como a Dios (Jueces 9:12). Esto está pues muy bien detallado en La
Escritura y sobre la Escritura, Jesús dijo: Sabemos que lo que la Escritura
dice, no se puede negar. (Juan 10:35)
El famoso y erótico poema de David: El Cantar de los
Cantares, fue compuesto en medio de una de las tantas orgias sexuales que este
rey solía realizar, pues como lo muestra la Biblia, él tenía a su disposición
700 esposas y más de 300 concubinas, o amiguitas ocasionales. Y no olvidemos el
famoso episodio de las bodas de Caná de Galilea, cuando Jesús convirtió unas
tinajas llenas de agua en tinajas llenas de burbujeante vino, aunque no se sabe
si vino añejado; pero todo da a entender que sí, puesto que Jesús vivió muy
familiarizado con el tema de los vinos, pues al parecer fue un buen catador; al
respecto decía así: «Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos. Y
nadie que toma el vino añejo quiere después el nuevo, porque dice: ¡El vino
añejo es más sabroso!» (Lucas 5:38-39) «Pero les digo que no volveré a beber de
este producto de la vid, hasta el día que beba con ustedes el vino nuevo en el
Reino de mi Padre». (Jesús de Nazaret: Mateo 26:29)
Fuente:
Aldemar
Guzmán Castaño