sábado, 8 de febrero de 2020

Trascender con un Legado



Este pequeño artículo está dedicado a todos quienes estuvieron el fin de semana pasado bebiendo un whisky y unos vodkazos en el búnker de Boromhyrr.

El tema es sobre la trascendencia de la sangre familiar ligada a la trascendencia personal. 
Y esto surgió porque Satyrian estaba un poco triste, porque sueña todavía con dejar un legado sanguíneo a su padre, entiéndase: un hijo. Esto – según la visión de él – es importante en su vida porque no concibe la idea de que su progenitor se muera sin haber conocido a un hipotético nieto que le traería felicidad en sus últimos años de vida.

El tema se abordó desde la perspectiva individual, me explico, yo opiné que si él quiere dejar un legado no culpe a sus hermanos por no dejar “un ejemplo” de cómo se hace. Le hice ver que todo legado utópico parte de una premisa básica que es: “Hazlo”… y “no culpes al resto de tus carencias”.

La vida es de uno y si quiero dejar algún legado familiar (algo que para mí no tiene ninguna importancia) hazlo tranquilo, meditando el asunto y no te quejes de nada.

Tener un hijo para hacer feliz a un papá es algo bastante cuestionable.

Recordemos que debemos ser responsables ante la misma responsabilidad. 
No es cuestión de decir: “Voy a embarazar a mi pareja para que mi viejito sea feliz”. 

Volviendo al tema central: 
¿Es necesario dejar un hijo para sentirnos conscientes de la vida que tenemos o para sentir que trascenderemos en el más allá?

Cuando hablamos de legado… todos suponen que es dejar algo para ser recordado: una pintura, una canción, un gran poema, un hijo, una situación financiera familiar, etc.

De lo anteriormente expuesto… nada me interesa.

Considero que no existe mayor legado que haber sido un buen ser humano, bondadoso, misericordioso, etc. Todo lo demás carece de importancia.

Además… si viviera pensando en dejar algo estaría loco. La vida es nuestra y no hay que pensar en estas cosas tan absurdas.

Vivir es aprender y cualquier aprendizaje que sea valioso y transmisible a otros es un buen legado, pero no lo podemos decir nosotros, son ellos quienes, tal vez, en vida, te digan: “Gracias por ayudarme en los momentos críticos. Muchas gracias”…

Dar y agradecer no cuesta ni un centavo.

Si eres de los que piensan que tener un hijo para que otros sean felices ¡Hazlo!

Pueden trascender en forma individual, no colectiva. 
Son humanos, no hormigas.


Y si este artículo sirvió de algo… posiblemente sea parte de ese cuestionable legado.