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sábado, 7 de junio de 2025

Poem: «The Invisible Fence of Poisoning and Global Control»

 



 

«Miramos el azul, con fe ingenua y tenue,

sin ver las estelas que el aire hoy llueve.

Metales pesados, ‘chemtrails’ es su nombre,

bombardean los cielos, enfermando al hombre.

 

Una realidad oculta, que pocos aún ven,

la bruma que desciende, un veneno también.

No es solo la vista, es el aire que respiro,

un aliento forzado, un funesto suspiro.

 

Los cielos surcados, con estelas funestas,

metales dispersos, sin tregua ni gestas.

Los chemtrails nos enferman, con manto de engaño,

sembrando en el aire un lento y cruel daño.

 

Los mares, un lamento, un eco sin fin,

plástico flotante, triste y ruin.

Asfixia la vida, la fauna nativa,

una muerte lenta, pena punitiva.

 

Ballenas y delfines, con cuerpos sin vida,

por la mano del hombre, la tierra es herida.

No es un accidente, es el desinterés,

un ciclo de daño que no tiene revés.

 

El bosque se consume, en llamas voraces,

no es la sequía, son manos audaces.

Queman la riqueza, la siembra ancestral,

para erigir paneles solares, un fin inmoral.

 

Los bosques ardientes, un grito silente,

campos que se queman, de forma insolente.

No es la naturaleza, quien causa este horror,

es la mano del hombre, con ansia de control.

 

Destruyen el campo, la tierra fértil y pura,

para imponer su agenda con oscura premura.

El alimento sano, lo quieren anular,

una estrategia fría, para dominar.

 

Reflexión profunda, en este despertar,

¿quién mueve los hilos, sin dudar?

El veneno es sutil, en cada acción impuesta,

una cadena oculta, una trama funesta.

 

Así nos envenenan, sin piedad ni freno,

desde el aire que inhala, al mar que es sereno.

Un ataque constante, a la vida y su esencia,

en este cruel juego de oscura obediencia.

 

Nos dictan la dieta, con voz de moral,

"no coman más carne, no es natural".

Pero ofrecen insectos, con parásitos llenos,

un plato forzado, de males serenos.

 

Quieren que enfermemos, con lo que ingerimos,

un plan bien trazado, por donde nos dirigimos.

La carne sintética, de oscura creación,

con químicos y vacunas, sin compasión.

 

Alimentos creados, sin sol ni raíz,

un futuro distópico, de triste matiz.

En laboratorios, la vida se gesta,

una farsa de vida, una cruel protesta.

 

Enferman los animales, con virus forjados,

creando un gran miedo, rebaños diezmados.

Un pánico global, que siembra el terror,

manipulan la mente, sin ningún temor.

 

El miedo es la llave, que abre el candado,

a planes oscuros, ya bien diseñados.

La salud es un arma, un medio de opresión,

para doblegar al hombre, en su condición.

 

Una figura emerge, con rostro conocido,

Bill Gates su nombre, el mundo ha advertido.

Detrás de la agenda, de lo que hoy vemos,

un enemigo declarado, de todos los gremios.

 

El miedo es el arma, el virus la excusa,

y tu débil mente, su libertad rehúsa.

Y tras cada cortina, un nombre resuena,

Bill Gates el artífice, de la oscura escena.

 

Su visión es la plaga, de un mundo sin alma,

controlando la vida, sin dejar ninguna calma.

La ciencia torcida, al servicio del mal,

un veneno invisible, fatal y global.

 

Nos piden que cambiemos, la dieta vital,

que comamos insectos, sin juicio moral.

Mientras la carne pura, la quieren vedar,

y en laboratorios, "alimentos" crear.

 

Así nos envenenan, con cada bocado,

con cada noticia, con temor sembrado.

El cuerpo y la mente, bajo un cruel asedio,

buscando la verdad, como único remedio».

 

Escrito por: CristiAn Pablo TotIevaseb para el blog vikingodemagellan.blogspot.com

Poema basado en ideas de: Jarl Asathørn.

Cover diseñado con AI.

Edición final: Jarl Asahtørn.

viernes, 21 de febrero de 2025

Rezyklon presenta: «El Misterioso payaso»


 

«Quiero contarles una anécdota que les sucedió a mi hijo y a su mejor amiga.

 


Los papás de la amiga de mi hijo, nos invitaron a unas cabañas para pasar un fin de semana, mi esposo y yo por trabajo no podíamos, pero le dimos permiso a mi hijo para que los acompañara.

 

Cuando llegaron se instalaron de inmediato en la cabaña y salieron a pasear hacia al bosque.

 

En la noche los padres de la muchacha decidieron salir a comprar un poco de licor, les dijeron a los muchachos que cerraran la puerta con seguro mientras ellos se iban, advirtiéndoles que no le abrieran la puerta a nadie. Los padres se fueron y los muchachos se encerraron.

 

Mientras estaban solos, decidieron subir al segundo piso para entretenerse en uno de los cuartos, de pronto en medio de su plática comenzaron a escuchar unos chiflidos que provenían de una de las ventanas, ellos ignoraron pues pensaban que eran los ruidos de algún animal que estaba merodeando fuera de la cabaña.

 


Cada vez oían los chiflidos más cerca de la ventana, y por curiosidad decidieron ir hacia el balcón que tenía el cuarto para asomarse.

 

Pero al salir al balcón se toparon con la sorpresa que frente a la cabaña estaba parado un misterioso payaso viendo hacia el piso, no se movía, solo estaba parado.


 

Al principio se asustaron, pero la amiga le dijo a mi hijo que tal vez eran sus padres queriéndoles hacer una broma, se le hizo fácil decirle al payaso:

—“¿papá, eres tú…? ya sabemos que eres tú”.

 

Pero el payaso sin decir nada, levantó poco a poco la cabeza viendo hacia donde estaban los muchachos.

 

El payaso tenía la boca partida, y comenzó a reír de una manera fuerte y macabra.

 

Aterrados de ver al payaso gritaron de la impresión, corriendo hacia dentro y cerrando las ventanas.

 

Estaban tan asustados que su amiga comenzó a llorar, tomaron el teléfono e intentaron comunicarse con los padres, pero por la falta de señal no entraba la llamada.

 


A los segundos empezaron a escuchar que tocaban la puerta de la entrada con desesperación, mientras escuchaban la tenebrosa risa del payaso, mi hijo y su amiga decidieron esconderse bajo las camas, asustados y suplicando que llegaran los padres.

 

Después de unos minutos, todo se tranquilizó, la cabaña estaba en completo silencio, pero los muchachos traumados aún se quedaron escondidos hasta que llegaran los padres.

 

De pronto escucharon que la puerta de la entrada se abrió y escucharon que eran los padres de la muchacha que habían llegado, la mamá les hablaba para avisarles que ya estaban ahí. Mi hijo y su amiga bajaron corriendo, con las caras pálidas y temblando de miedo, les contaron a los padres.

 

Ellos asustados por la situación, sabían que no era mentira, pues veían la expresión de miedo de los muchachos, el papá salió a investigar por los alrededores, pero no había nadie más en el bosque.

 

También fueron con el vigilante para reportar el suceso. El vigilante los acompañó a la cabaña y comenzó a checar también por fuera, cuando regresó les dijo a los padres que tuvieran mucho cuidado pues no era la primera vez que alguien se quejaba de avistamientos de payasos en la zona, y que procurarán encerrarse muy bien, entregándoles un radio para cualquier cosa se comunicaran con ellos.

 

A la hora de dormir los muchachos se durmieron en el mismo cuarto de los padres, dice mi hijo que ni él, ni su amiga pudieron dormir por la impresión y que en la madrugada escucharon de nuevo los chiflidos hacia fuera de la cabaña.

 

Como mi hijo y su amiga ya no disfrutaron la estancia allí, decidieron regresarse cuanto antes.

 


Al salir de la cabaña, mientras iban en el auto, dice mi hijo que su amiga comenzó a gritar, llorando y desesperada, todos asustados le preguntaban qué era lo que le sucedía, y su amiga les dijo que había visto al payaso despedirse a un lado del camino, entre los arbustos.

 

Cuando llegaron a la casa, yo estaba sorprendida pues habían llegado antes del día, los padres me pidieron disculpas y me platicaron lo que había sucedido, mi hijo estaba aterrado, sabía que no lo habían inventado, desde esa vez mi hijo duró unos días durmiendo en mi cuarto. A veces despertaba en las noches aterrado diciendo que había soñado con el mismo payaso».




 

Fuentes:

elportaldelmiedo.net - Anónimo (convocatoria de relatos de terror Edy Doo)

Imagen de la portada: es.wallpapers.coms/sadico99

 

Edición final: vikingodemagellan.blogspot.com (V.D.M.)


miércoles, 16 de octubre de 2024

Rezyklon presenta: Cuentos de payasos diabólicos

 


Muchos hombres, mujeres y niños les temen a los payasos, ya sea por algo íntimo y desconocido, por una mala experiencia del pasado, por las películas o simplemente porque un humano maquillado de esa forma trae recuerdos de algo traumático.

Este miedo irracional se llama Coulrofobia.

Aquí rezyklo dos cuentos sobre payasos, espero que sus hijos o hermanos pequeños lo disfruten. [Risa de payaso diabólico de fondo]

 

INTRO

Había una vez una pequeña ciudad llamada Willow Creek, donde la tranquilidad y la paz reinaban entre sus habitantes. Sin embargo, todo eso cambió en el año 2023, cuando un payaso siniestro emergió de las sombras para sembrar el terror en sus calles.

 

EL PAYASO SINIESTRO



Su risa estridente resonaba en las noches, haciendo que los niños se escondieran bajo sus camas y los adultos temblaran de miedo. Sus ojos fríos y vacíos parecían penetrar en el alma de aquellos que se atrevían a cruzarse en su camino. Nadie sabía de dónde había salido aquel ser, ni cuál era su objetivo, pero todos sabían que su presencia traía consigo un rastro de caos y destrucción.

Una noche, un grupo de valientes decidió enfrentarse al payaso siniestro y poner fin a su reinado de terror. Armados con antorchas y palos, se adentraron en las sombrías calles de Willow Creek en busca de la criatura que había sumido a la ciudad en el miedo.

 

I

La Cacería Comienza

El viento soplaba frío aquella noche, y las sombras parecían cobrar vida a su alrededor. Los valientes avanzaban con paso decidido, con el corazón latiendo con fuerza en sus pechos. De repente, una risa estridente rompió el silencio de la noche, haciendo que todos se detuvieran en seco.

 

- ¿Lo escucharon? -susurró uno de los valientes, con la voz temblorosa.

 

- Sí, viene de allí -respondió otro, señalando hacia un callejón oscuro.

 

Sin pensarlo dos veces, se adentraron en el callejón, con la esperanza de encontrar al payaso siniestro y poner fin a su reinado de terror de una vez por todas.

 

II

El Encuentro

A medida que avanzaban, la risa del payaso siniestro se hacía más fuerte, más estridente. Finalmente, llegaron a un callejón sin salida, donde una figura oscura se recortaba contra la luz de la luna. Era el payaso siniestro, con su maquillaje macabro y su sonrisa siniestra.

 

- ¿Qué quieren de mí? -preguntó el payaso, con una voz que helaba la sangre.

 

- Queremos que dejes de sembrar el terror en nuestra ciudad -respondió uno de los valientes, con valentía.

 

El payaso soltó una carcajada escalofriante, haciendo que los valientes retrocedieran un paso.

 

- Yo soy el terror, el miedo encarnado. No pueden detenerme, soy invencible -dijo el payaso, con una mirada fría y despiadada.

 

III

La Batalla Final

Los valientes se prepararon para la batalla final, sabiendo que estaban en peligro de perder sus vidas. El payaso siniestro se abalanzó sobre ellos, con una agilidad sorprendente, esquivando los golpes que intentaban detenerlo. Uno a uno, los valientes caían ante la fuerza sobrenatural del payaso, hasta que solo quedaba uno en pie.

 

- ¡Detente, monstruo! -gritó el valiente, con la esperanza de detener al payaso siniestro.

 

Pero el payaso no mostraba signos de detenerse, su risa resonaba en los oídos del valiente, llenándolo de terror y desesperación. Con un último esfuerzo, el valiente logró clavar su antorcha en el corazón del payaso siniestro, haciendo que este se desvaneciera en una nube de humo y sombras.

 

IV

La Consecuencia

La ciudad de Willow Creek volvió a la calma, pero el recuerdo del payaso siniestro permaneció en la mente de todos sus habitantes. Nadie sabía de dónde había salido aquel ser, ni cuál era su objetivo, pero todos sabían que su presencia había dejado una marca imborrable en sus corazones.

Y así, la pequeña ciudad de Willow Creek volvió a la normalidad, pero el miedo y la desconfianza se habían instalado en sus calles para siempre. El payaso siniestro había sido vencido, pero su sombra seguía acechando en las sombras, recordándoles a todos que el mal podía manifestarse en las formas más inesperadas.

 

LA CARPA ENCANTADA



Bajo la luz de la luna, se alza la Carpa Encantada, un lugar misterioso y siniestro que ha sido testigo de innumerables horrores a lo largo de los años. En el corazón de un bosque oscuro y frondoso, la carpa se alza majestuosa, con sus colores brillantes y sus luces parpadeantes que atraen a los desprevenidos que se aventuran a entrar en su interior.

 

I

La invitación

Era una noche oscura y tormentosa cuando Laura y su grupo de amigos decidieron adentrarse en el bosque en busca de emociones fuertes. Habían escuchado rumores sobre la Carpa Encantada y, desafiando el peligro, decidieron investigar por sí mismos si las leyendas eran ciertas.

Al llegar al borde del bosque, se detuvieron frente a la imponente carpa, iluminada por la luz de la luna llena. Los colores brillantes y los sonidos de risas estridentes se filtraban a través de las telas de la carpa, creando una atmósfera inquietante y perturbadora.

 

- «¿Creen que deberíamos entrar?» preguntó Laura, mirando a sus amigos con una mezcla de emoción y miedo en sus ojos.

 

- «¡Claro que sí! ¡Será una aventura increíble!» exclamó Alex, el más valiente del grupo.

 

Sin pensarlo dos veces, se adentraron en la carpa, sin saber que estaban a punto de enfrentarse a un terror más allá de su imaginación.

 

II

El espectáculo macabro

Una vez dentro, se encontraron rodeados de payasos sonrientes y coloridos, que los miraban fijamente con sus ojos fríos y vacíos. Las risas estridentes resonaban en sus oídos, envolviéndolos en una atmósfera de locura y terror.

«Esto es increíble», murmuró Laura, tratando de ocultar el miedo que sentía en su interior.

Pero a medida que avanzaban por los pasillos laberínticos de la carpa, se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Los payasos parecían seguirlos con la mirada, moviéndose de un lado a otro en un baile macabro y perturbador.

De repente, una risa malévola resonó en la oscuridad, haciendo que el grupo se detuviera en seco.

 

- «¿Qué fue eso?» preguntó nervioso Juan, el más callado de todos.

 

Antes de que pudieran reaccionar, los payasos comenzaron a acercarse lentamente, rodeándolos con sus sonrisas siniestras y sus ojos vacíos.

 

III

La persecución mortal

Sin pensarlo dos veces, comenzaron a correr por los pasillos de la carpa, tratando desesperadamente de encontrar una salida. Pero los pasillos parecían moverse y cambiar a su alrededor, como si la carpa misma estuviera viva y los persiguiera.

 

- «¡No podemos seguir así!» gritó Laura, sintiendo el pánico apoderarse de ella.

 

De repente, se encontraron en una habitación oscura y lúgubre, con una puerta al final que parecía ser la única salida. Sin embargo, al acercarse, se dieron cuenta de que estaba bloqueada por una figura alta y espeluznante.

Era el payaso principal de la carpa, con su maquillaje grotesco y su sonrisa retorcida que parecía desafiar a la muerte misma.

 

- «¡No podrán escapar de mí!» exclamó el payaso, con una voz que helaba la sangre.

 

IV

El giro inesperado

En un último acto de desesperación, el grupo decidió enfrentarse al payaso, sabiendo que su vida estaba en peligro. Con valentía, se abalanzaron sobre él, luchando con todas sus fuerzas para derrotarlo.

Pero el payaso era más fuerte de lo que parecía, y en cuestión de segundos, los había inmovilizado a todos, mirándolos con sus ojos fríos y vacíos.

 

- «Ahora son míos», susurró el payaso, con una sonrisa macabra en su rostro.

 

De repente, la habitación comenzó a girar a su alrededor, envolviéndolos en una vorágine de colores y risas estridentes. El grupo se aferraba desesperadamente entre sí, sabiendo que estaban a punto de enfrentarse a un destino peor que la muerte.

Y en medio de la oscuridad y el caos, la risa del payaso resonó una vez más, marcando el final de su aventura en la Carpa Encantada.

 

 

EL CIRCO DE LAS PESADILLAS



Había una vez un circo abandonado en las afueras de un pequeño pueblo. El Circo de las Pesadillas, como lo llamaban los lugareños, era un lugar oscuro y siniestro que había sido olvidado por el paso del tiempo. Se decía que en ese circo habitaban seres malignos disfrazados de payasos, cuya única misión era sembrar el terror entre aquellos que se atrevieran a entrar en sus dominios.

 

I

La llegada al circo

Una noche de luna llena, un grupo de amigos decidió aventurarse en el Circo de las Pesadillas. Intrigados por las historias que habían escuchado, se adentraron en el terreno baldío donde se alzaba la carpa del circo. A medida que se acercaban, podían sentir una presencia inquietante que los envolvía en un aura de miedo y suspenso.

 

- «¿Están seguros de que queremos hacer esto?» preguntó Laura, la más temerosa del grupo.

 

- «Vamos, no seas cobarde. Será una experiencia emocionante», respondió Alex, el líder del grupo, tratando de infundir valor en sus amigos.

 

II

La carpa del terror

Al entrar en la carpa del circo, los amigos se encontraron con un espectáculo macabro. Las luces parpadeantes iluminaban a los payasos que se movían de forma espeluznante por el escenario. Sus sonrisas pintadas en los rostros parecían más siniestras que alegres, y sus ojos brillaban con una malicia insondable.

 

- «Esto es demasiado ‘creepy’ para mi gusto», murmuró Carlos, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

 

De repente, uno de los payasos se acercó al grupo y les ofreció un globo en forma de corazón.

 

- «¡Bienvenidos al Circo de las Pesadillas! ¿Les gustaría ver un truco de magia?», preguntó con una voz chillona y perturbadora.

 

III

El truco de magia

Los amigos asintieron con cautela, sin saber qué esperar. El payaso sacó un pañuelo rojo de su bolsillo y lo agitó en el aire. En cuestión de segundos, el pañuelo se convirtió en una serpiente venenosa que se deslizaba amenazadoramente hacia ellos.

Gritos de terror llenaron la carpa mientras los amigos intentaban huir de la serpiente. Sin embargo, todas las salidas estaban bloqueadas y se encontraron atrapados en medio del espectáculo macabro de los payasos.

 

IV

La revelación

De repente, las luces se apagaron y una voz grave resonó en la carpa.

 

- «Bienvenidos al Circo de las Pesadillas, donde la diversión se convierte en pesadilla y la magia en horror», dijo la voz.

 

Cuando las luces se encendieron de nuevo, los amigos vieron a los payasos rodeándolos, con sonrisas malévolas en sus rostros. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que los payasos no eran humanos, sino seres demoníacos que habían estado esperando por ellos.

 

V

La lucha por la supervivencia

El pánico se apoderó del grupo mientras los payasos los rodeaban, listos para llevar a cabo sus macabros planes. Laura, la más valiente de todos, sacó un encendedor de su bolsillo y prendió fuego a la carpa en un intento desesperado por escapar.

El fuego se propagó rápidamente, envolviendo a los payasos en llamas y permitiendo a los amigos abrirse paso hacia la salida. Corrieron a través de las llamas y finalmente lograron escapar del Circo de las Pesadillas, con el sonido de risas diabólicas persiguiéndolos en la oscuridad de la noche.

 

VI

La reflexión

A medida que se alejaban del circo en llamas, los amigos se detuvieron para recuperar el aliento y procesar lo que acababan de vivir. Se miraron unos a otros, con los ojos llenos de horror y asombro.

 

- «Nunca más volveré a subestimar las historias de terror», dijo Laura, temblando de miedo.

 

- «Creo que hemos aprendido la lección de la peor manera posible», agregó Carlos, con la voz temblorosa.

 

Y así, los amigos continuaron su camino de regreso al pueblo, con el recuerdo del Circo de las Pesadillas grabado en sus mentes para siempre. Sabían que nunca más se atreverían a adentrarse en un lugar tan oscuro y siniestro, donde la diversión se convertía en pesadilla y la magia en horror.

 

 

 

 

 

 

Fuentes:

cuentomania.net

Edición final: V.D.M.