domingo, 2 de septiembre de 2018

P.E.L.C.D.S. XI - Entre silfos...



Los silfos sacuden el aire lóbrego.

Mis alas se sacuden entre el frío y las sílfides seductoras.

Nada cambia.

Inspiro profundo... y nada.
Solo huelo muerte, desesperación, angustias, mentiras... y NADA.

Aleteo sobre Metrozombielandia y respiro falsedades,
sexo superfluo, engaños casi satánicos.

Las calles huelen a podredumbre.
Otro fin de semana en P.A.
Esta city es de zombies, muertos vivientes que huelen a cadáveres olvidados, a escoria nocturna.

Cada rincón es una bazofia de asquedad.

Los seres humanos son defecación de dioses absurdos.

Siempre he comprendido la rebelión celestial.
La caída de los “dioses”.

La estrella de la mañana es un payaso.

Y el perro es carroñero.

Venus es un infierno de perdedores.

Saturno cae y nos da lecciones.
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Imaginemos la vida codificada.
... ... ... siempre la esconden, sueñan a vivir, pero todo es falso... la vida individual es un código que nos grita:
¡RVJFUyBVTkEgTUlFUkRBIEZBTFNB!

No leas esto.
Es una crítica ruin, absurda, egoica.
Las noches se ven mejor desde esta colina.

Nada se escapa a la mirada de Dark Owl.
Solo falta la niebla...

... un habano...

... un whisky...

... otro búho...

... u otro caminante en esta tierra de sombras.

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Ahora, en este clima absurdo, vuelvo al mimetismo atávico.