viernes, 31 de agosto de 2018

La Vida de Krevalora - Otro fiasco



Una entrevista fallida

Suena el ‘celu’, y me despierto más molido que café en grano.

- ¿Hullo?

- ¡Hi Kreva! Soy Asathørn.

- Hola Yarr... ¿Qué onda?

- Vístete porque tenís que viajar al norte, para entrevistar a Ricardo Ezzati.

- Ya caché. Me visto y voy a tu búnker. Chau.

Miro mi cama y mi mina no estaba. Seguro estaba en la city, en su trabajo... verse rica pal papá.

Anoche, hoy en la ‘madru’ pa’ ser más preciso, nos pegamos un súper sexo... ¡RICO!... ¡Pobre cama! Voy a tener que guardarla pa’ venderla como objeto histórico.

La onda es que cuando terminamos las 50 sombras eran de Krevalora. Mi hembra quiere que me cambie el apellido pa’ llamarme Mister Grey.
Quedé como un maestro, nunca me había visto como máquina industrial expendedora de yogur.
Y yogur del bueno.
Estaba pensando seriamente tatuarme una medalla en el loli... se lo merece.

Me duché, desayuné caleta pa’ reponer los fluidos perdidos y partí al búnker del Yarr. Recibí mis pasajes y me fui directo al aeropuerto.

SANTIAAAAAAGO

La cita ya estaba lista. Ezzati había accedido a la entrevista, pero a regañadientes. El viejo ya cachaba quien era yo y pidió moderación en el lenguaje.

Lo entrevistaría en la Catedral.
Cuando llegué habían 3 curas con unos carachos que andaban arrastrando en el piso. El fuego del infierno se cachaba en su mirada. Me detestaban más que a Judas.
Yo me preguntaba: ¿Qué onda con estos weones? Parecían guardaespaldas.
Estuve a punto de decirles: “Sorry, pero vengo a entrevistar a Ezzati, no a violarlo”. Y me aguanté.

De pronto aparece un viejo y me dice: “Lo siento pero el Cardenal Ezzati no pudo venir”.
Chuuu, y ahí me calenté.

- Linda la weá. Viajo desde la loma del loli y me deja plantado ese weón. ¿A qué chucha le tienen tanto miedo? ¿A la verdad?

- No.

- ¿Puedo, al menos, entrevistarlo a usted?

- No.

- ¿No sienten vergüenza de lo que pasa en su iglesia?

- (El weón estaba mudo)

- Sigan con sus mentiras y escondan su mierda debajo de estas alfombras que simulan un camino al cielo. Sigan con su weveo ¡Pedófilos QL’s!

Y me fui masticando la rabia, no sin antes gritarle algunas weás a ese viejo RQL. 
30 minutos después aproveché de ir a un bar a beber un vodka.
El lugar no era muy la raja, pero se veía bacán. Parecía un tugurio de Star Wars, quizá por eso me gustó. Había cada bicho extraño digno de aparecer en alguna secuela de la Guerra de las Galaxias.
Un viejo “piñiñiento” se me acerca y me dice: “Cumpare, güena onda

- ¿Cómo se llama este lugar?

- La-la Pi-piojera.

- A ustedes le queda como anillo al dedo el nombre de este tugurio.

- No te-te... cacho la weá.

- No importa. Yo me entiendo. ¿Me podís hacer una paleteá?

- Obvio po’ culiao. Haaaaa, toy weiando.

- ¿Podís ir a tu casa a pegarte una buena bañada weón? Estai más hediondo que el hoyo de “sascuach”. Fuuuf, estai fuertón viejito. ¿Con que te bañai? ¿Con calcetines y calzoncillos viejos?

- (Puso una mirada de asesino serial) ¿Te-tení prolema?

- Weón, el agua no es ácido. Deberías aprovecharla. En una de esas agarrai minas. Oliendo como guate de yetis no ganai nada. Te lo juro.
¡Cantinero! Hey, dame algo bueno, no me des copete tumbero.
No soy na’ estos weones.

- (El que servía los copetes me mira crudo)
Dime que querís po’ weón.

- Primero que no soy na’ tu weón. Segundo que me sirvas con una sonrisa y tercero dame algo bueno que no me sepa a pichí de perro.

Historia corta... me pidieron que me largara de la “Piojera”. De todas formas mi presencia engalanaba demasiado ese lugar. Me fui sin agredir a nadie.

En resumen fui a puro weviar.

Llegué a mi caverna y pa’ sacarme la ira me comí medio cordero, 4 kilos de tomates y 6 kilos de ensalada rusa.
Pa’ acompañar esa rica comida bebí 3 vodkas, una caja de cerveza negra y de bajativo me mandé 2 botellas de whisky. La ira ya no existía.

Lo único que hice fue descansar hasta que llegara mi hembra pa’ pegarme otra 50 sombras de Krevalora.