Muchos
creen que la melancolía solo es un sinónimo de tristeza, pero es mucho más que
eso, y no solamente define un estado sicológico permanente, a veces es
esporádico y tampoco representa una debilidad... en el mundo que vivimos la
melancolía aparece cuando vemos el desastre que los humanos construyen día a
día: guerras, mentiras, crímenes, etc., y dependiendo; a veces del clima; esta
diosa aparece y se posa en el fondo de nuestro ser. La melancolía es
pesadumbre, nostalgia, o decaimiento.
A LA MELANCOLÍA
[Friedrich Nietzsche]
«No te enojes conmigo,
melancolía,
porque tome la pluma
para alabarte
y, alabándote, incline
la cabeza
sentado sobre un tronco
como un anacoreta.
Así me contemplaste
ayer, como otras muchas veces,
bajo los matinales
rayos del cálido sol:
Ávido el buitre
graznaba en el valle,
soñándome carroña sobre
madera muerta.
¡Te equivocaste, pájaro
devastador,
aunque momificado
descansara en mi leño!
No viste mi mirada
llena de placer
pasear en derredor
altiva y ufana;
y que cuando insidiosa
no mira a tus alturas,
extinta para las nubes
más lejanas,
se hunde en lo más
profundo de sí misma
para radiante iluminar
el abismo del ser.
Muchas veces sentado en
soledad profunda,
encorvado, cual bárbaro
oferente,
pensaba en ti,
melancolía,
¡Penitente, pese a mis
pocos años!
Sentado así, me
complacía el vuelo del buitre,
el estruendo de la
avalancha,
y tú, inepta quimera de
los hombres,
me hablabas con verdad,
mas con horrible y severo semblante.
Acerba diosa de la
abrupta naturaleza,
amiga mía, te complaces
en manifestarte a mi alrededor
y en mostrarme
amenazante el rastro del buitre
y el goce de la
avalancha, para aniquilarme.
En torno a mí respira
enseñando los dientes
la apetencia de muerte:
¡torturante avidez que
amenaza la vida!
Seductora sobre la
inmóvil estructura de la roca
la flor suspira por las
mariposas.
Todo esto soy —me
estremezco al sentirlo—:
mariposa seducida, flor
solitaria,
buitre y rápido
torrente de hielo,
gemido de la tormenta —
todo para ensalzarte,
fiera diosa, ante quien
profundamente inclino la cabeza,
y suspirando entono un
cántico monstruoso de alabanza,
sólo para ensalzarte,
¡que con cordura
de vida, vida, vida
esté sediento!
No te enojes conmigo,
divinidad malvada,
porque con rimas
dulcemente te orne.
Aquel a quien te acercas
se estremece ¡oh rostro terrorífico!
Aquel a quien alcanzas
se conmueve, ¡oh malvado derecho!
Y yo aquí
estremeciéndome balbuceo canto tras canto
y me convulsiono en
rítmicas figuras:
fluye la tinta, salpica
la pluma afilada,
¡oh diosa, diosa,
déjame — déjame hacer mi voluntad!»
Fuente:
culturainquieta.com
Cover: pintura titulada Melancholy de Edvard Munch.
Edición final: V.D.M.