Otro año... y con él llegan las esperanzas, y sueños absurdos.
Será; seguramente; otro año de incertidumbres, de pérdidas, de angustias,
de desenfrenos, de protestas, de hambres, de guerras, de injusticias, de
desastres,... en definitiva, será la continuación de los últimos 150 años.
Seguirá la plandemia, con nuevas «mutaciones» del C19, con más vacunas,
con restricciones, y encierros. Y a esto debemos sumar la «brillante» idea de
científicos rusos que quieren reanimar virus zombies, de esos que vivían hace
millones de años, según ellos para investigaciones, pero sabemos que esas
«investigaciones» son para crear armas biológicas, para poder sanar estas
heridas al orgullo por su nefasta actuación en la guerra contra Ucrania, la
cuna de los males de occidente. Posiblemente Putin y sus secuaces se dieron
cuenta que no son tan poderosos e invencibles como ellos creían, y siempre
serán bienvenidas armas letales que les sirvan de respaldo en caso de dar la
hora en otra guerrita de cartón.
Nada va a cambiar.
Nada.
Las esperanzas desaparecerán rápido...
… la extensión será recorrida por las tinieblas y la muerte.
No entiendo tanta alegría y jolgorio porque llega otro año. Tanto abrazo
inútil que carga una mochila llena de trastos viejos y polvorientos.
¿Cuántas alegrías y sueños efímeros se han devorado el tiempo-no tiempo?
Y, ¿Cada año ha mejorado en algo la vida sobre la Tierra?
¡Todo es tan falso! Y nadie, pero nadie... se aburre de esta imbecilidad
que cabalga año a año en estas malditas fechas.
¡ICH KÖNNTE KOTZEN!