«Cuando me levanté (ayer) nuevamente estaba el paisaje nevado, solo que esta vez la
hermosa nieve era de 7 a 10 centímetros, tal vez cayó más...
... la magia que entrega esa nitidez blanca es sobrecogedora, nos muestra una cara casi sin discriminaciones, y me refiero a
que cuando todo está de blanco, hay muy pocas formas o colores en el espectro
visible, y es increíblemente bello.
Seguro los bosques están adornados de un gran manto
blanco y frío... y las pocas criaturas que deben deambular salen a buscar
comida y luego se refugian en algún recoveco secreto de un árbol o bajo el
subsuelo del coirón, en esta hermosa Patagonia austral.
Ayer también se realizó el gran chapuzón invernal
frente al estrecho de Magallanes, la vista aérea (de ITV Patagonia) mostraba una ciudad blanca mientras cientos se
arrojaban a las frías aguas... esto en el marco de la previa al posible
carnaval de invierno, que no se ha realizado en ¿2 años? por el famoso covid.
Familias aprovecharon esta nieve para ir a pasar un
rato de diversión al cerro Andino. Trineos, “monos de nieve”, y otras cosas son
las que regalan estos días de julio invernal.
Yo prefiero estar lejos de todo, en ausencia.
No soporto a los humanos, ni sus alegrías pasajeras,
ni la variedad que hoy se ve en mi ciudad, demasiados alienígenas bananeros que
afean todo.
Ya no hay nada hermoso...
.. solo el bello frío de mi alma, los bosques de escarcha y el eterno hálito de la diosa Nevadonia.
Hail to the White death! ».