miércoles, 13 de julio de 2022

«Talvi...»



I

Llegó el invierno, y hace varios días ya decía presente en estas tierras australes.

El frío ha golpeado en las noches, pero todavía falta una gran nevada, de esas antiguas, las que llegaban a 30 o 40 cm., y eso es algo que difícilmente pueda suceder.

Los «expertos» hablan del «cambio climático» como responsable de las tantas variaciones del tiempo de los últimos 15 años.

Ok, ya no cae tanta nieve como antes, por un lado, es fome porque si algo nos distinguía del resto del país era ese clima blanco de invierno que duraba varios días, … por otro lado, es positivo; hasta cierto punto; porque hay mucha gente que sufre con estas bajas temperaturas, y me refiero obviamente a la gente adulta que vive el «invierno de sus vidas».

Cuando me desperté ayer estaba nevando, suave y continuo, caían pequeños y frágiles copos de nieve, y fue bacán porque siempre se extraña a Nevadonia.

 

II

Antes existía un impulso, unas ansias por «celebrar» las primeras nevadas, y lo que hacíamos era organizar escapadas a los bosques, aunque fueran por 1 o 2 noches, y lo hacíamos con alegría, era nuestro ritual vikingo de celebración… y siempre la disposición estaba a flor de piel… eran otros tiempos, hoy la distancia entre los antiguos ha desaparecido. Ya no existe nada, y no lo digo como critica, sino como una nueva realidad, tal vez siempre fue así, solo faltaban elementos a la ecuación final que terminaron diluyendo lo que era solo una motivación forzada… quien sabe. 

Y si debo sincerarme, puedo decir que no me interesa recobrar lo que se perdió. Ya no sería lo mismo.

... eran otros inviernos...

... eran otras personas.

El invierno trae muerte y desolación, pero con ella vienen los cristales de misterio, y bajo el manto níveo bulle la próxima vida... cuando el sarcófago de la reina se abra.

 

III

¿Hasta cuándo será el siguiente manto blanco sobre esta tierra?

 

¿Será otro invierno frío, pero con poca nieve?

 

IV

Estamos muertos, sin motivaciones, en penumbras… solo la nieve nos purifica el alma en estos páramos tan lejanos. 

La muerte blanca habita en lo profundo de mi mundo, en los oscuros bosques de Magellan...





 

 






Foto final: tomada por la armada. Editada por mí.