«Puedo
entender a otros que odien o quieran destruir o esclavizar a esta especie,
hasta ahora, los homo-plebs no han dado muestra alguna de sapiencia,
inteligencia, cordura o ganas de evolucionar.
El
sistema es una oscura máquina moledora de carnes y de almas.
Las
sociedades están a merced de plutócratas y oligarcas, hienas verdes que
mastican el mundo a su antojo. Están en los gobiernos, en la política, su
aliento de muerte se refleja luego en las políticas de los estados… los rodean,
los marcan, les ponen precio… y los pueblos se transforman en números
redituables o desechables.
El
mundo sigue el rumbo de siempre…
Un
sistema corrupto creado por víboras que dicen adorar al verdadero dios.
¿Quién
mierda sabe qué o quién es Dios?
Clavados a letras escritas en viejos y falsos muros.
Escapan
de las sombras y culpan a dioses negros... cuando somos dioses negros atómicos
esclavizados a la materia.
¿Mi
silencio le dará más sentido a esta sombra que llamo vida?
Guardamos
secretos, como si ellos nos hicieran invisibles e inmortales, algunos no son
necesarios ocultarlos, son evidentes.
Otros
son para tenerlos en calabozos, esos nos pertenecen, no pueden ser compartidos,
son nuestros hasta la muerte. Deben dormir entre cadenas.
Todo
a mí alrededor es una cornucopia de sepulcros.
Los
muertos ya deambulan sobre la gleba.
Vivimos
entre esqueletos, gárgolas de piedra y mutaciones sin alma.
El
exterminio será siempre una solución.
El
andar debe ser en silencio para que los demonios sin ojos no te vean ni te escuchen.
Los
dioses se mueren, en las letras, en los apocalipsis, en los cielos rayados con
la muerte.
No
hay escape de la cúpula...
Encerrados
en los laberintos de la creación negra.
La
vida es una sombra entre los muertos.
El
sistema es una negra catedral donde se genuflectan los desposeídos del alma.
Un
sistema corrupto creado para la dicha del atávico sol negro.
Gustan
de banquetes de excrementos, pero les sabe a caviar.
Sigue
la danza del mentor del oprobio, el viejo sabio que no pudo caminar.
Entre
tanto hedor, miedo y muerte hay rupturas de velos, para ver más allá…
Sigo
caminando entre las sombras etéreas, nadando en ambrosías de tinieblas.
“Anoche
vi una estrella muerta, en un sistema lejano de la memoria, no había nada… solo una necrópolis adornada
con un ancestral y olvidado roble, acariciado por una densa niebla… y una
lápida gigante que decía:
¿Mi muerte tendrá más sentido que mi vida?”.»