«Apagué la
caja de idiotas, quería dormir, escapar de esta maldita realidad, hacia el
mundo delta. Afuera hay viento, las paredes se conmueven. Me despierto. 2
arañazos. Estiro la mano como para acariciar a mi “chasconcito” (mi gatito]. No
hay nada. Aún no despierto del todo. Me doy cuenta que él sigue durmiendo
conmigo. ¿Qué fue? Por un momento dudo. Respiro profundo. Me doy vuelta y sigo
durmiendo. Al menos lo intento para obviar. 2 arañazos más. Enciendo la caja.
Es el viento, estoy seguro. Me levanto. Es una ventana que ha quedado semi-abierta
y mueve una puerta. Esos eran los arañazos.
Caigo al
mundo delta por un instante. Pero no logro dormir bien, bueno, nunca lo hago, todavía
no tengo noción de lo que es dormir bien sin despertar a cada rato.
Mi mente no
para. No hay que confiar en nadie. Siempre es mejor estar lejos, la cercanía no
es buena, con nadie. No confíes y guarda silencios. (Siempre he sido de
lejanías). Me despierto, siento dolor. Tengo, no sé por qué razón, un dedo
empujando sobre mi labio... ese fue el sueño que tuve. El detonante. “Tenía el
labio súper hinchado, era un diente, era un tumor lleno de materia, me dolía [en
el sueño]. Hay gente que intenta ayudarme. Aprieto con fuerza, sale pus, mucho
pus y otras cosas”. Mal sueño. Extraño. Trato de entender. No tiene patas ni
cabeza. Intento dormir nuevamente. Mi gordito se despierta y quiere salir, le
abro la puerta. Quiero dormir-quiero dormir. Es de madrugada. Duermo a ratos.
Me doy vueltas en la cama sin conciliar bien el sueño. La máquina mental no
para. Imágenes-imágenes, susurros de dioses insectos, palabras interminables, espacio. Vacuidad.
Me doy vueltas.
Me
despierto. Ruido del parásito que vive en mi casa. El innombrable. Noticias en
la caja, nada positivo. Siguen las manipulaciones del circovid. Es un vocero
que insta una y otra vez a vacunarse. Es el eterno cuco de que si no te vacunas
te enfermas o mueres. Otro maldito día sin nada. Tengo hambre y no quiero
comer. Quiero bañarme, sacar este gusto a sueños fomes y a ruidos infernales
del parásito. Es un mundo de mierda. Quiero que el día desaparezca rápido.
Prendo mi tarro [PC) y comienzo a escribir algo. No importa si es caótico. Fue
una noche entrópica. Ahora recuerdo que también soñé con un viaje a Hawái. A mí
no me gusta viajar. En mis sueños he estado en varios países. Algo que nunca
haré. Voy a resetearme. Leo lo que acabo de escribir. Aquí tampoco hay nada,
solo entropía… entropía de los mundos invisibles».