«El lenguaje de la
verdad debe ser simple y sin artificios». (Séneca)
Nadie se preocupa, o a nadie le interesa el
cómo se está construyendo la sociedad. Y la realidad es que unos pocos han
moldeado lo que conocemos hoy, y este modelo que vemos a estas alturas (o
bajadas) no es más que el reflejo de las almas de aquellos que siempre intentan
hablar o interpretar a un Dios que está más lejos que nunca de este monstruoso
mundo donde los valores de ayer son obsoletos.
Lo trágico de todo es que esta aceptación
muda y sin cuestionamientos parece cómoda para borregos y ovejas, y quien no
acepta este neo modelo de vida es caricaturizado con varias expresiones
discriminatorias que terminan mordiéndole la cola a todas estas serpientes
rastreras que les dicen a todos qué comer, qué creer y qué seguir.
Debemos sincerarnos y decir; por ejemplo; que
la guerra, el homosexualismo, los pañuelos verdes y el aborto, la prostitución
y toda la industria que envuelve este negocio de judíos, la pedofilia, el
satanismo, la depredadora economía de mercado, la usura internacional de bancos
y préstamos, la maquinaria del hambre, la mega industria militar, la política
de izquierda, el sionismo «fagositoso», la masonería, la mezcla racial, la
eutanasia como alternativa, la infausta secta LGBT+, la arrogancia de las
femidiotas, el comunismo sionista, el neo nazismo delincuencial y muchas otras cosas son el estandarte de
lucha de unos pocos seres siniestros apoyados por casi toda la humanidad… y el mutismo es total, y quienes sí lo hacen son perseguidos, degradados y
vistos como seres repugnantes, antiglobalistas, antisemitas, conspiracionistas, homofóbicos, etc.
La homo-sapiencia es solo una leyenda, un
cuento de otrora, porque esta humanidad ya no tiene visión propia, y cada
humano ya bajó demasiados peldaños en la escala evolutiva como para darse
cuenta de lo que está pasando, han sido prácticamente robotizados, idiotizados
y usados como carne de cañón en toda esta infra industria del pensamiento, y la
capacidad volitiva de ir en busca de la verdad o de los valores ha desaparecido
casi por completo.
Caminamos por el borde, entre olores bajos,
entre orinas callejeras, entre gritos desgarrados de niños que sufren por las
guerras, entre escaños políticos que jamás buscarán el bien… escuchando los
susurros de los viejos insectos que se esconden detrás del símbolo de Lucifer y
que han vivido a expensas de la humanidad, como parasitoides necrófilos de
estirpe demiúrgica.
Ahora debemos soportar tanta basura que es
casi insoportable no volverse a la espada y al caos, a la guerra por la lógica
y la verdad.
Las guerras son por miserias terrenas,
ideológicas o «santas», y son fabricadas para el dominio de los gigantes, de
los descendientes de nefilims.
La mezcla racial está siendo dirigida para la
disolución de las razas, y al final quedará solo una, aquella que sueña con ser
hija de Dios, o de dioses… que sueña con el dominio total de la Tierra.
Rompen las fronteras sin nuestro permiso y
los gobernantes se venden como prostitutas sedientas de sexo y dinero, y venden
sus cuerpos en la penumbra, en ese silencio de cobardes.
Este es el mundo que han creado y este es el
mundo que todos admiran: ¡sociedades tolerantes de la inmundicia, encaprichadas
con el libertinaje vomitivo, esclavas del vil dinero, sodomizadas por
organizaciones parasitarias del judaísmo sionista!
… es el colapso de todo.
… es el colapso de la antigua fe.
«La condescendencia
crea amigos, y la verdad, odios». (Terencio)