Cuando empezó esto de la
“pandemia”, nadie pensó ni creyó jamás que en estas fechas del 2020 estaríamos
confinados, controlados, y en ascuas... sin explicaciones claras ni
contundentes respecto a este virus que tiene a la humanidad amarrada y
amordazada en pleno siglo 21, algo, que era impensable... a fines del siglo 20.
Muchos creían que este
siglo iba a ser el siglo de los grandes avances, donde todo podría curarse,
donde los autos volarían por los cielos - como algo normal - donde nuestras
naves espaciales ya estarían asentadas con bases estables en la Luna, Marte o
en el fondo del mar, y donde los niños andarían por las calles sobre volando el
pavimento en sus patinetas sin ruedas al estilo McFly... bueno, todo eso
solamente quedó en el imaginario de escritores notables como Verne y otros, y
la realidad nos abofeteó el rostro con la cruda realidad... el siglo 21 es una
simple y muy corta extensión del siglo pasado... los “sapiens” siguen con los
mismos dramas humanos, con los mismos monstruos, pero con mejores armas, con
secretismos a 1000 por ciento, con mentiras que pasan por verdades como algo
natural, con una humanidad tan apegada a la economía de mercado que si le
quitan el placer de comprar y obtener todo lo que quieren se deprimen con una
facilidad tan abrumante que da la impresión que de los pañales llenos de mierda
en su lento crecimiento... solo alcanzaron a limpiarse el culo y oler su propia
mierda... con solo haber dado 5 o 6 pasos.
Los señores oscuros,
aquellos que manejan a su antojo el mundo los han criado para que sean seres
caprichosos, siempre pidiendo más, sin importar el costo, y no escuchan nada
más que sus llantos para obtener lo que ellos les enseñaron, lo que ellos les
quieren dar, no lo que necesitan o quieren. Humanos malcriados, soberbios,
estúpidos e inoperantes, cobardes, crueles, con muy poca sapiencia, con cero
tolerancia ante la verdad, es como si fuera más fácil creer lo que te impongan
para no aceptar lo real... porque ese falso mundo en el que prefieren creer...
es más lindo que el mundo que debes palpar... con las manos invisibles del saber.
Estamos en una especie
de dictadura de salud pública, donde los dictadores son unos tipos que se
esconden y se escudan detrás de un logo ofidio y bajo 3 letras siniestras en
las que no se puede confiar: OMS.
Y este confinamiento
obligado sigue en curso y son muchos los culpables:
El gobierno: que tiene
mano blanda.
La justicia y sus
jueces: que no castigan duramente a los que violan las cuarentenas.
Los imbéciles: que salen
y violan la ley, y por culpa de esos tarados es que las restricciones siguen.
Si todos hubieran
seguido el juego… y no hubieran violado la cuarentena se habrían acabado los
“contagiados”, los enfermos estarían curados, y todo habría parado hace mucho
tiempo.
Este experimento social sigue
por una simple razón: la estupidez.
Ahora solo queda esperar
por la ansiada “vacuna milagrosa” que inmunice a todos, una vacuna
cuestionable, tal vez un placebo para esta raza humana que todavía no aprende
que son solo números y estadísticas.
Muchos creían que este
siglo… iba a ser diferente.