Me agrada el mundo que estamos viviendo.
Me agrada ver calles sin tantos humanos revoloteando
como buitres en busca de algo.
Este mundo es para los introvertidos, no para los
entes sociales, aquellos que viven al ritmo de otros.
Si hay algo que esta pandemia deja para siempre es que
los humanos son frágiles criaturas que en cualquier instante pueden
desaparecer.
¿Dónde están los seres superiores que supuestamente
nos protegen desde tiempos ancestrales?
¿Observando de brazos cruzados… la caída del hombre?
¿Desde dónde observan este desastre ocasionado por los
imbéciles sapientes que se cree dueños del planeta Tierra?
¿Desde “arriba” o “desde abajo”?
¿Dónde están los millones de dioses? – están lejos,
ausentes o simplemente no existen… y solo somos creaciones de otros visitantes
más antiguos de nuestra galaxia, y que hoy nos miran con desprecio y desdén,
tal vez con una sonrisa en sus caras… nos vigilan desde arriba, en las sombras
del cosmos, sobre nuestras cabezas, escondidos como ratas en medio de las nubes.
Este mundo de hoy es de los introvertidos, de los
olvidados, de los invisibles, de aquellos que detestan las bases de cemento que
oprimen el florecimiento de la madre naturaleza.
Este silencio nocturno es de los solitarios que han
escuchado por décadas el crujir del suelo, el susurro de la oscuridad, los
cantos de los hijos de la noche, el vaivén del polvo terrestre que acaricia las
contaminadas calles de estas ciudades de cartón y mugre.
Intersección de las calles Lautaro Navarro y Pedro Montt - Ciudad de Punta Arenas |
Me gusta la ausencia de los entes despreciables.
Me gusta este clima enrarecido por un virus creado y
que anda suelto como lobo en busca de sus presas.
Y todo esto en medio de las dudas que deja toda esta
parafernalia, este show mediático que se sustenta en el miedo y las mentiras de
algunos monstruos que son visibles, y que dirigen y trabajan con la OMS para
expandir este monstruo grande y aterrador, que sin embargo, es tan pequeño como
la visión de esta realidad creada por unos pocos para el beneficio de algunos.
Ganarán las farmacéuticas… y este engaño se sostendrá
hasta cuando ellos lo decidan.
Y bajo este manto negro, casi funerario, la lejanía se
confunde con unión.
Es extraño que se acallen voces que quieren gritar la
verdad, que desean mostrar las cosas absurdas que están ocurriendo alrededor de
esta pandemia.
Bienvenidos a este mundo regido por las bestias
feroces que adoran la pirámide verde.
Me agrada esta "neo" sociedad… casi en silencio.
Fuentes:
Foto1 - La Prensa Austral
Foto2 - Youtube