miércoles, 10 de octubre de 2018

Preludio: El primer paso detox



Cuando pienso en la palabra bosque pienso en el auto abandono, en el auto sacrificio… en esa soledad condenatoria, en este clima tan bipolar del austro.

Hace eones, soñaba con ser parte de la Madre Tierra, pero no en el subsuelo, si entienden a qué me refiero.

Soñaba con el lenguaje de los árboles, con la comunicación abierta y secreta con hadas y elementales, con el susurro de los ríos que me entregaban conocimiento. Eran sueños de niño. Sueños que se esfumaron entre este odioso ruido de la ciudad y la gente.

Cuando iba de campamento me preparaba como si fuera un ritual, revisaba todo para que nada faltara.

Todo eso casi no existe. El tiempo se lo llevó.

Hoy todo es diferente.

¿Por qué todo lo es hermoso se desvanece por la estupidez?

Los estúpidos te roban los tiempos sagrados, destruyen con pequeñeces las grandezas… matan lo puro con egos malditos que arrastran como pesadas cadenas, y las llevan a los templos… y esos estúpidos contaminan los espacios invisibles donde yacen los minutos que una vez fueron tesoros sagrados. Borran con el codo lo que firmaron con la mano. Escupen las tradiciones y los juramentos. Hoy no valen nada frente a los dioses.


Cuando llega octubre se me vienen a la mente algunos momentos,… algunos reales, otros, a los que llamo: “lo que pudo ser”… y los más locos... son de fantasía. 
Siempre quiero ir, pero me desmotivo por quienes van… de aquellos que una vez fueron especial, y que hoy no son sino sombras que caminan, una copia absurda perdida entre el bullicio y los deseos bajos.
Burda compañía entre arboles, frio y soledad.

¿De qué escapan este mes?
¿De su constante peregrinar en "mundo que odian"?
 
Un campamento sin seres reales es patético.

Sé que deseo ir, pero estoy cansado de las “visitas” que lleva el “jota” al búnker de Boromhyrr. Me cansa ver rostros que no quiero conocer ni recordar. Y esto despierta mis sombras… y me dan ganas de no ir.
La ciudad es un asco, y su gente también.

Me aburren… me succionan la poca vitalidad que tengo.

Voy a pensar… me voy a dar el tiempo de revisar los pro y los contras, y luego veré. Por ahora solo seguir soñando… con un campamento perfecto, sin olor a humanos.


Fotos: de mi archivo personal.