INVIERNO
MISÁNTROPO
El clima
está cambiando en forma paulatina, casi no se advierte, es como un ladrón nocturno,
aparece en silencio.
No me gusta esta sensación casi "nortino-africana" de
calor abusivo, de rayos repugnantes que te queman, es como una pesadilla
infernal ¡Ni siquiera deseo imaginar cómo está el centro de nuestra ciudad o
sus calles!... debe ser como caminar en las calles santiaguinas.
No es una
novedad que el clima está extraño, cambiante, bipolar.
Enero fue una pesadilla…
días calurosos, tóxicos, febriles… me costaba dormir, era como un mal sueño de
Hela.
Seguramente
las minas se están vistiendo "sexis" para atraer miradas, y los
imbéciles andan "en manadas", como esos lobos hambrientos de las
montañas... que se conforman con desatar miradas lujuriosas y voyeristas
comentando tal o cual "colita" de alguna bella fémina.
El clima
cambia para mal. La naturaleza magallánica se está olvidando de su esencia, se
olvida que su corazón es frío, que sus venas son picos de hielo, que sus brazos
son torrentes de aguas gélidas que bañan en angustias los tibios sabores del
sol.
Punta Arenas
ya no huele como antes. No es la tierra que me vio nacer, es un cóctel de
extranjeros centroamericanos, sol repugnante y libertinaje.
El planeta
cambia como si la locura del hombre la hubiera humillado... es culpa del
hombre, sí, es culpa del hombre. Acuso a los seres humanos de tan vil acto, los
encuentro culpables de tan abominable auto-flagelo... me duelen los ojos, la
piel se me cae, el calor me sofoca...
¡Que alguien
se haga responsable! ¡Quiero nombres!... Desde lejos un fuego infernal nos ha
estado azotando las cabezas, una gehénica onda de calor recorre las tierras de
Chile y aquí en Punta Arenas nos hemos tenido que "mamar" la obligada
transpiración... el eje terrestre cambia, lentamente nos condenamos y la Tierra
se transforma en un caos, las palabras proféticas se cumplen, Cayce desde lejos
sonríe, Nostradamus nos observa... y todo muta para mal, los hijos de esta
helada tierra magallánica no necesitamos los abrazos del sol ¡Queremos hielo!
¡Queremos nieve!... lluvias frías para el alma, vientos frescos para el cabello
vikingo, desolación naciendo de la muerte blanca... aunque nos cueste la vida.
Aún sueño
con nevazones fantásticas, con cristales minúsculos que semejantes a pequeños
corazones caen lentamente al suelo, con los fuertes suspiros de la Reina Suridiana
de Nevadonia, la hermosa semi-diosa blanca como la luz de los reinos celestiales,
con las calles de junio sublimándose en las fraguas del hielo, con los quejidos
casi sexuales de las casas copulando con el aire invernal, con los viejos árboles
inclinándose ante el paso de los copos sapientes encantados de bravura.
El invierno
es un recuerdo y un deseo constante, un bombeo de pasión seductora, un poema
bello... es un latido, un bombeo constante... el invierno se parece a Sannhettel...
que se ducha entre aromas, que manosea su defectuoso cuerpo, que lo viste de violetas
y rosas"... mis oídos son de cera ¡¿Dónde está el invierno?!... ¡Que lo devuelvan!
¡Que la muerte blanca comience su majestuosa marcha! ¡Ya son 16 años sin
nevadas!
Todavía
recuerdo algunas melodías ancestrales... una vez me levanté y extrañado contemplé
mi habitación en blanco frenesí... y no era la luz del sol... no era esa fatídica
luz... era una nitidez que se fusionaba con mi aliento, salía vapor de mi boca,
sonreí... me levanté desnudo y me paré frente a mi ventana... ¡Qué belleza!... afuera
estaba todo blanco, era como si Dios hubiera dejado escapar de las más altas esferas
un pedacito de pureza... todo era blanco invierno, no había suelo, creí que estaba
en un sueño, era ilusorio, casi ficción... ¡Qué pena que lo recuerde aún!... porque
desearía que aún pudiera volver a sentir eso... frío... que esa experiencia no fuera
parte de la historia... pero tengo fe en que eso se volverá a repetir y volveré
a ver el vapor nebuloso saliendo de mis fauces...
... falta,
eso sí, que la naturaleza afine unos detalles... que cuando me levante ya no haya
seres humanos y el invierno sea mío, solo mío... para que nadie odie la blancura
invernal... ya nadie se arrodillaría ante la Reina de Nevadonia... solo yo y mi
espada.
... el
invierno es una oda a la soledad.
... el frío
es el espíritu de todas las almas que se atrevieron a amar de mentira.
... la nieve
es el agua donde los misántropos se bautizan cada año.
... el hielo
oculta los corazones de aquellos que odian a Dios y permanecen como estatuas o
como gárgolas frías esperando que el Señor de los Universos se apiade de ellos...
en el hielo habitan los condenados... ¿Alguna vez sentiste sus gritos?...
¿Dónde está
el invierno?
¿Dónde están
esas noches gélidas adornadas de luna llena, coirón blanco y silencio? Hoy son
extremos que se tocan… o el calor reina sin brisas refrescantes o el invierno
es una mezcla asquerosa de nieve húmeda y barro.
... ¿Quién
nos traerá de vuelta lo único que nos recuerda que estamos vivos?... sigo
soñando con un verdadero invierno.
INVIERNO
PARA BEBERLO (VICENTE HUIDOBRO)
El
invierno ha llegado al llamado de alguien
Y
las miradas emigran hacia los calores conocidos
Esta
noche el viento arrastra sus chales de viento
Tejed
queridos pájaros míos un techo de cantos sobre las avenidas
Oíd
crepitar el arcoíris mojado
Bajo
el peso de los pájaros se ha plegado
La
amargura teme a las intemperies
Pero
nos queda un poco de ceniza del ocaso
Golondrinas
de mi pecho qué mal hacéis
Sacudiendo
siempre ese abanico vegetal
Seducciones
de antesala en grado de aguardiente
Alejemos
en seguida el coche de las nieves
Bebo
lentamente tus miradas de justas calorías
El
salón se hincha con el vapor de las bocas
Las
miradas congeladas cuelgan de la lámpara
Y
hay moscas
Sobre
los suspiros petrificados
Los
ojos están llenos de un líquido viajero
Y
cada ojo tiene un perfume especial
El
silencio es una planta que brota al interior
Si
el corazón conserva su calefacción igual
Afuera
se acerca el coche de las nieves
Trayendo
su termómetro de ultratumba
Y
me adormezco con el ruido del piano lunar
Cuando
se estrujan las nubes y cae la lluvia
Cae
Nieve
con gusto a universo
Cae
Nieve
que huele a mar
Cae
Nieve
perfecta de los violines
Cae
La
nieve sobre las mariposas
Cae
Nieve
en copos de olores
La
nieve en tubo inconsistente
Cae
Nieve
a paso de flor
Nieva
nieve sobre todos los rincones del tiempo
Simiente
de sonido de campanas
Sobre
los naufragios más lejanos
Calentad
vuestros suspiros en los bolsillos
Que
el cielo peina sus nubes antiguas
Siguiendo
los gestos de nuestras manos
Lágrimas
astrológicas sobre nuestras miserias
Y
sobre la cabeza del patriarca guardián del frío
El
cielo emblanquece nuestra atmósfera
Entre
las palabras heladas a medio camino
Ahora
que el patriarca se ha dormido
La
nieve se desliza se desliza
se
desliza
Desde
su barba pulida.
INVIERNO
(RAFAEL ALBERTI)
Aquí
estás con tus grises y atrevidas piquetas,
duro
despojador del otoño, dejando
al
aire tu esqueleto que es la noche
siento,
inerte, crujir muriendo contra el mío
Yo
quisiera dormir siendo tus propias nieblas
el
lecho a tus nevadas silenciosas abierto.
Dame
el sueño que escucha sin temor los aullidos
de
los lobos insomnes en torno de la casa
y
sin embargo, invierno, yo no soy
las
tierras en reposo esperando el arado.
ni
esa sombre que inmóvil sueña que el sol la vista
de
un segundo infinito de luz al apagarse.
Soy
una primavera tal vez desposeída,
que
en la cruda estación le queda entre las ramas
el
tiemblo combatido al viento de una hoja.
Hace
frío y no puedo abrir, yertas, las manos
para
impedir, el soplo mortal y penetrante
del
invierno.