«En
un mundo que parece tambalearse al borde del abismo, donde las ideologías
chocan con una ferocidad alarmante, es difícil no sentir una profunda
inquietud. Las palabras "progresismo" y "liberalismo" han
llegado a ser sinónimos de divisiones y conflictos internos, convirtiéndose en
espejos de un descontento generalizado que resuena en las calles, en las
charlas de café y en las redes sociales. ¿Qué ha sucedido con la humanidad, y
hacia dónde nos dirigimos?
El
progresismo, en su esencia, prometía la mejora continua y la justicia social.
Sin embargo, en su aplicación, muchos lo ven como una aberración que ha
degenerado en intolerancia y censura. Lo que antes se celebraba como un avance
ahora se percibe como una restricción de las libertades individuales. Cada día
observamos cómo los debates se convierten en enfrentamientos, donde la
diversidad de pensamientos ha sido reemplazada por un monólogo ensordecedor que
empuja a muchos a la desesperanza.
Por
otro lado, el liberalismo, que aboga por la libertad individual y el libre
mercado, ha mostrado su cara más oscura. En lugar de empoderar a las personas,
ha creado una brecha cada vez más amplia entre aquellos que tienen y quiénes
no. La búsqueda incansable del beneficio personal, a menudo a expensas del bienestar
colectivo, deja un rastro de desigualdad que resulta innegable.
¿Es
este el legado que deseamos construir? Un camino que favorece a unos pocos
mientras el resto lucha por sobrevivir.
En
este escenario sombrío, emergen fuerzas que parecen jugar a ser dioses en un
tablero de ajedrez gigante. Un puñado de individuos toma decisiones que afectan
a millones, burbujeando en un ambiente donde la ambición desmedida y el poder
corrompen la ética. Estos "monstruos" han moldeado la narrativa, haciendo
de la deshumanización una norma. La humanidad, en su esencia, parece haber
quedado relegada a un segundo plano en favor de intereses económicos y
políticos que obvian la dignidad y el valor intrínseco de cada individuo.
Es
crucial que comencemos a cuestionar las corrientes predominantes, a repensar
nuestra relación con el progreso y la libertad. Abracemos el diálogo auténtico,
donde cada voz tenga su lugar y cada historia cuente. La resiliencia humana ha
demostrado, a lo largo de la historia, que somos capaces de levantarnos ante la
adversidad.
Este
momento podría ser el catalizador necesario para un cambio significativo. Tal
vez, la oscuridad que nos rodea sea el impulso que necesitamos para redescubrir
lo que realmente significa ser humano: empatía, solidaridad y la búsqueda de lo
común frente a lo individual. Solo así podremos vislumbrar un futuro en el que,
en lugar de monstruos, emerjan líderes que inspiren y guíen con benevolencia».
[Reflexiones]
Fuentes:
La Guarida
del Lobo.
Conciencia
Mundial.
Después de la
tormenta.
Saliendo de
la Matrix.
Cosmo
mentiras.
Los memes han
sido mejorados, algunos editados y alguno creado por mí.
Edición
final: Jarl Asathørn.




































