«Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada
construyen, porque sus simientes son de odio».
(José Martí)
Lo ocurrido ayer en el Estadio Monumental es otra
prueba más de que la violencia está instalada desde hace años, y no solo en el
fútbol, sino que en la sociedad.
La muerte de 2 jóvenes abre nuevamente un repetitivo
debate sobre «Estadio seguro», sobre la responsabilidad que le compete a
quienes administran los espectáculos de fútbol o de otra índole, sobre la
inoperancia gubernamental para combatir de raíz a los violentistas, etc.
Hoy se va a hablar —y muchos seudos hinchas de Colo-Colo van a aprovechar este trágico suceso a su favor— sobre la culpabilidad de
Carabineros en un supuesto atropello a las víctimas, pero de lo que nadie va a
hablar es en cómo nace todo esto... y es que muchos delincuentes colocolinos querían
ingresar al estadio sin pagar su entrada y comenzaron a empujar las vallas...
en eso se desata el caos, y posiblemente ocurre este accidente no culposo entre
un carro de Carabineros y las víctimas que quedaron atrapadas en esta tormenta
de violencia realizada por salvajes e inescrupulosos que siempre quieren sacar
dividendos de forma gratis en cualquier espectáculo masivo.
Lo de las avalanchas siempre ocurre, en conciertos,
tocatas y partidos de fútbol... y la seguridad no da el ancho para frenar a
estas jaurías de cromañones desalmados que se aprovechan de las debilidades de todo el
sistema.
Los asquerosos que ingresaron a la cancha rompiendo
una pared de acrílico eran adolescentes poblacionales, seguramente los mismos
que realizan portonazos o que asaltan para conseguir dinero, que aparecen las marchas... y lo sabemos por
la forma en que se visten, por las caras, etc. Todos estos animales no estaban
tristes ni protestando por las 2 muertes fuera del recinto, NO, solo querían
ingresar para robar o pedir de forma forzosa camisetas a los jugadores, para
sacarse fotos y luego subirlas a sus malditas RRSS... en sus acciones no había
nada humano ni de conciencia, solo aprovechamiento... y a esas ratas tampoco
les importa su equipo, solo quieren conseguir sus patéticos objetivos: ganar ‘likes’
en sus RRSS de la forma que sea.
Lo peor de todo es que si alguno de estos pendejos
descerebrados ataca a un futbolista y éste responde... le llega un feroz
castigo... porque está prohibido golpear a un hincha... ¡Una locura!... ¡Es el
mundo al revés!
Como dije… toda esta tragedia caerá, sin duda alguna;
sobre la policía, y todos los que causaron los desmanes quedarán en el olvido,
la garra blanca se lavará las manos, los dirigentes de Colo-Colo se pegarán un
Poncio Pilato de lo lindo, y todo esto será otra tragedia sin solución.
Chile y sus gobiernos aún no tienen las pelotas para
frenar a los delincuentes, es como si castigarlos fuera un atentado a su
humanidad, a sus derechos o a su dignidad… todavía nadie comprende que
humanizar a la escoria es perpetuar la violencia y la delincuencia, … y dejar
sin castigo a quienes delinquen es un premio al mal que nos aqueja.
La justicia es un mal chiste, los jueces unos cobardes
que no aplican la ley, las autoridades unos pávidos que no crean leyes duras y
que son incapaces de detener todo este caos violentista que ya está instalado
en Chile.
Los terroristas mapuches hacen lo que quieren, los
delincuentes se adueñaron de las calles, la policía está atada de manos, los
jueces son cómplices de toda esta barbarie y el gobierno de turno mira, se
rasca la cabeza y sigue actuando de forma inoperante ante esta inmundicia
social.
El castigo debe ser para todos… y no solo para
algunos. Adolescentes, jóvenes u hombres adultos que actúen como monstruos
deben pagar con cárcel y sin misericordia.
Sumemos que a todo este desastre se añadieron
inmigrantes; la mayoría negros; que vinieron a Chile a matar, robar y abusar no
solo de nuestro débil sistema, sino que a abusar de la ciudadanía.
«Hay que luchar y combatir contra las hordas del mal, y erradicarlas
para siempre. Es nuestro deber con la sociedad destruir la doctrina de las
bestias».
[Jarl Asathørn]
«Da la impresión de que la violencia y la falta de visión dominan
nuestro mundo».
(Brian Weiss)
Fuentes:
vaticannews.va
psicologiaymente.com
theclinic.cl