«ME VIERON FLOTAR POR LA VENTANA»: LA HISTORIA DE LA
AMA DE CASA QUE AFIRMÓ HABER SIDO SECUESTRADA POR EXTRATERRESTRES
«Me
vieron flotar por la ventana, yendo hacia arriba bajo un rayo de luz»,
asegura Linda Napolitano, la ama de casa neoyorquina madre de dos chicos que
denunció haber sido abducida por un platillo volador en pleno Nueva York y
haber sido sometida a experimentos. 'Abducción extraterrestre en Manhattan',
título del documental que Netflix estrenado el 2024, basado «en una historia
real», compartirá entrevistas realizadas a Linda, la mujer de la que habló todo
Estados Unidos a finales de los 80s cuando denunció el hecho.
Cuándo la gente te escucha ¿te llaman
loca?, le preguntaron en un programa de radio:
—«Escucha...
Me gustaría estar demente. Al menos eso tiene tratamiento».
El caso cobró tanta relevancia y fue tan
creíble que publicaron su experiencia no solo los medios especializados en
ufología, sino también los tradicionales. La razón es que fue considerado el
caso de abducción más importante del siglo por un solo motivo: aparecieron 23
testigos del hecho. Personas que la vieron flotando en el cielo. «Creí que era una película, de efectos
especiales», comentó uno. La serie pretende reconstruir la historia real
detrás de uno de los mayores misterios de la mano de Linda, 35 años después.
El de la plataforma de streaming no es
el primer documental dedicado al tema. Otro bajo el nombre 'La abducción
alienígena del siglo' fue estrenado en 2022 por Abduction Studios y su temática
va más allá de una mujer convencida de haber sido secuestrada por un ovni en
medio de la noche. Intervienen personajes misteriosos, que la persiguen,
intentan matarla.
El documental comienza con un episodio
previo a la «abducción». En abril de 1989 el ufólogo Budd Hopkins recibió una
carta de la mujer neoyorquina, que vivía en un piso 12 del Lower East Side. Le
contaba que había notado un bulto cerca de su nariz y que tras haber sido
sometida a exámenes le habían dicho que había sido operada en su infancia. Algo
que ella no recordaba ni entendía que fuera así.
Luego de esta correspondencia, Hopkins
la invitó a su oficina, donde hablaron más de una hora, pero sin abordar el
tema de la supuesta operación de la que no tenía registro. Luego fue invitada a
unas sesiones grupales de apoyo en casos de abducción que daba el especialista.
En esas rondas, Linda se limitó a escuchar historias de luces en el cielo,
seres de otros mundos y objetos implantados en sus cuerpos.
Todavía no había mucho para contar.
Por poco tiempo.
El 30 de noviembre de 1989 era una noche
fresca de finales de otoño. Linda había dado las buenas noches a sus dos hijos
pequeños y se dispuso a dormir junto a su esposo.
Pasadas las 3 de la mañana, la mujer
contó haberse despertado con una extraña sensación. Que alguien la observaba.
Sintió que había alguien a los pies de su cama. Miró para todos lados y vio un
cuerpo en la oscuridad de la habitación. «Una pequeña criatura de cuerpo
esquelético, con una cabeza grande, con ojos completamente negros», describió.
Un ser 1,20 metros de altura que efectivamente la estaba mirando. La mujer, que
naturalmente entró en pánico, relató que intentó despertar a su marido, pero en
su mente escuchó un «cállate». Tal
vez un mensaje telepático, imaginó.
Al darse cuenta de que no podía emitir
ningún sonido, se sintió presa en su propio cuerpo. Sus ojos y boca estaban
bloqueados con algo similar a una sábana blanca, que intentaba despegarse,
también infructuosamente. Sentía el cuerpo entumecido de pies a cabeza. Estaba
paralizada. Luego ese velo se desvaneció y comenzó a ver un destello de luz
azul que crecía al entrar por su ventana. Una luz que inundó su cuarto y se la
llevó. Linda contó en sucesivas entrevistas detalles del secuestro
extraterrestre.
Que su cuerpo se levantó en una posición
fetal y comenzó a flotar hacia el lugar en que se originaba ese haz de luz. En
sus descripciones narró cómo una fuerza invisible le hizo atravesar el vidrio y
las rejas del exterior. Se vio flotando a 50 metros sobre el suelo, sobre la
ciudad de Nueva York, con sus luces y vio el puente de Brooklyn.
La mujer que usó el pseudónimo Linda
Cortile detalló que levitó en compañía de la criatura gris que vio junto a
otras dos más hacia una nave espacial, sin ventanas, llena de luces de colores,
que flotaba sobre su cabeza. Con esa misma luz azul viajó por un largo pasillo
de la nave que poco después despegó.
Luego se encontró dentro de una
habitación, recostada sobre una mesa blanca, donde estaban estas mismas
criaturas.
En medio de los gritos de desesperación,
la ama de casa explicó que con algo similar a un arma le dispararon un objeto
pequeño en su fosa nasal izquierda. Y de inmediato, se desmayó. Luego abrió los
ojos, y se encontró nuevamente en su cama. Eran las cinco de la mañana. En ese
momento, pensó que se había tratado de una horrible pesadilla.
Pero durante el día llegaron los
recuerdos de los seres de otro mundo y se comunicó con el ufólogo, quien le dio
sesiones de hipnosis regresiva, en el que volvió a revivir la experiencia de
levitación hacia la nave.
Hopkins, un artista plástico que tras
ver un platillo volador se obsesionó con la existencia de vida extraterrestre,
se dedicó a investigar más de 300 casos de abducción que le permitieron
establecer patrones de comportamientos de quienes le escribían. En base a los
relatos durante la hipnosis, el ufólogo creyó en ella.
El caso se volvió más interesante cuando
el llamado «gurú de las abducciones extraterrestres» recibió una carta firmada
por dos agentes de seguridad, Richard y Dan, quienes decían: «No podemos vivir
con nosotros mismos», por el hecho de no haber contado lo que habían visto.
Ambos confesaron que habían visto tres «figuras extrañas» junto a una «mujer
joven con una bata blanca» flotando a través de la ventana de un departamento,
que luego fue transportada a un platillo volador.
Estos dos agentes de seguridad que no
dieron su apellido, le pidieron contactar a Linda porque estaban preocupados
por ella. Esa noche, en ese auto había un tercer hombre que le habría escrito a
Hopkins también, un líder mundial, quien se negó a hablar. Se cree que fue
Javier Pérez de Cuéllar, quien era secretario general de las Naciones Unidas en
1989. Ese dato volvió el caso cada vez más interesante.
Las charlas brindadas por Linda y Budd
eran multitudinarias y según los relatos el público la amaba y le creía todo.
«Tienes
que ser un sociópata o un genio para cometer un engaño como este», expresó
linda Napolitano en el trailer, quien luego de la abducción se volvió paranoica
«no solo por los extraterrestres» y temió por su vida.
La primera temporada que presentó en
Netflix cuenta con la documentación de la tercera esposa de Budd Hopkins, la
directora de cine y escritora Carol Rainey, quien se había mudado a Nueva York
para hacer una película sobre el fenómeno de las abducciones extraterrestres.
La pareja compartía fascinación por la temática.
Con el libro 'Witnessed: True Story of
the Brooklyn Bridge Abduction', escrito por Hopkins en 1997 creía que podía
dejar evidencias sobre las abducciones. Como en los documentales, ofrece
detalles del inexplicable objeto metálico implantado en su cuerpo, los testigos
independientes que aseguraron haberla visto flotar en el cielo de Nueva York y
todo lo que pudo constatar. Budd Hopkins es autor también de 'Missing Time e
Intruders'.
El ufólogo murió el 21 de agosto de
2011. Sus obras de arte se encuentran en colecciones del Museo Metropolitano de
Arte y el Museo de Arte Moderno, ambos en la ciudad de Nueva York; la Galería
de Arte Corcoran en Washington D.C.; y el Museo Británico de Londres,
Inglaterra. Un artista con una vocación similar a la del pintor y escultor
argentino Benjamín Solari Parravicini, quien contó haber sido secuestrado por
extraterrestres en el Obelisco y contó su experiencia, arriesgándose a que lo
trataran de loco.
Fuente:
Infobae.com
Edición final: V.D.M.