LA TEORÍA DEL MUNDO DE HIELO
FUNDACIÓN
La Cosmogonía Glacial
(Glazial-Kosmogonie) o Teoría del Hielo Universal (Welteislehre) fue
desarrollada por el ingeniero austriaco Hanns Hörbiger (1860-1931), entre
finales del siglo XIX y principios del XX, junto con un maestro de escuela, y
astrónomo, Philipp Johann Heinrich Fauth (1867-1941).
Además de sus intereses
cosmológicos, Hanns Hörbiger fue un exitoso hombre de negocios, fundando en
1900 una exitosa empresa que sigue existiendo hoy (aunque el nombre se escribe ahora Hoerbiger) de cuya dirección se
retiró en 1925. Varios de sus descendientes (entre otros sus hijos Paul y Attila, su nieta Christiane y sus
bisnietos Mavie y Christian Tamitz) se han dedicado al mundo de la
actuación con bastante éxito, especialmente Paul en el periodo de entreguerras.
También fue un defensor del uso y expansión del Occidental (más tarde renombrado como Interlingue),
una lengua artificial creada en 1924, que pretendía servir como lenguaje
auxiliar internacional fácilmente comprensible que, curiosamente teniendo en
cuenta el entusiasmo nazi por otros aspectos del trabajo de Hörbiger, fue
prohibido y perseguido cuando estos alcanzaron el poder.
Ambos presentaron su
teoría inicial en su libro mastodóntico titulado, precisamente, Cosmogonía
Glacial, publicado en 1912. La obra pasó desapercibida en su momento,
despreciada por los investigadores serios, pero tras la Gran Guerra fue
recuperada por algunos entusiastas y cobró mayor fama en los países germánicos,
siendo muy poco conocida fuera de estos.
Hörbiger y sus
seguidores realizaban una agresiva propaganda, publicando folletos y posters,
dando conferencias e incluso creando un periódico propio: con el grandilocuente
título de «La Clave de los Asuntos Mundiales». En Viena se fundaron en los años
20 dos asociaciones distintas, dedicadas ambas a popularizar estas ideas, el
Instituto Hörbiger y la ‘Kosmotechnische Gesellschaft’ (Sociedad Cosmotécnica), sus miembros incluían algunos científicos e
ingenieros, pero en general su popularidad fue sobre todo entre los profanos.
Su actitud era agresiva, tildando a aquellos que no apoyaban sus teorías de
estúpidos y tratándolos casi como enemigos personales.
CREENCIAS
En si misma se trata de
una teoría, y una historia del universo, basada en el enfrentamiento de
proporciones cósmicas entre los elementos contrapuesto del fuego y el hielo.
Precisamente una de sus grandes atractivos para los nazis era como resonaba
esta versión catastrofista del nacimiento del sistema solar con el nacimiento
del universo según la versión de la mitología escandinava, que cuenta la Edda
de Snorri Sturlasson; el ser primordial Ymir habría surgido del contacto entre
el hielo que llenaba Ginnungagap («el
Abismo») y el fuego eterno de Muspellheim.
Según Hörbiger, al
principio habría existido una enorme bola de fuego, mucho mayor que nuestro sol
actual, contra la que se habría precipitado una, no menos titánica, masa de
hielo, lo que llama una «estrella muerta». Este choque habría provocado una
serie de perturbaciones y procesos, que habrían dado lugar a la formación de
los planetas y sus lunas, además de la misma Vía Láctea, que, lejos de estar formada
por estrellas, sería un cinturón de bloques de hielo del que provendrían,
también, los cometas (que estarían
formados también de hielo y cuyo destino sería chocar y fundirse con el sol).
Según él, la órbita de todos los cuerpos celestes sería, en realidad, espiral y
con el tiempo las lunas caerían hacia los planetas y estos hacia el sol,
reiniciando el ciclo.
Afirmaba que todo esto
ya había pasado anteriormente, un proceso cíclico de millones de años de
duración, y que la tierra habría tenido nada más y nada menos que tres lunas
anteriores, que habrían chocado en distintas épocas contra la tierra, pero
provocando, antes de estrellarse, una época en la que la inusual gravedad lunar
habría causado importantes alteraciones biológicas en las especies terrestres,
incluyendo la existencia de gigantes y el desarrollo de poderes sobrehumanos.
Todos los demás
procesos cosmológicos, simples y complejos, se definían como un desarrollo de
esa oposición entre el elemento fuego y el elemento hielo.
Pero Hörbiger, muy influido
por ideas nacionalistas, racistas y teosóficas, no se quedaba aquí: sus libros
incluían referencia a como los embriones de los arios, y no de la humanidad en
su conjunto, habrían llegado desde el espacio en forma de protoplasma,
conservados en el elemento hielo, o como la gran civilización aria de la
Atlantida-Thule habría sido destruida por las alteraciones provocadas por la
«captura» gravitatoria de nuestra actual luna, forzando a los supervivientes a
refugiarse en lugares elevados como el Tíbet y otros altiplanos.
Idea esta que fue
abrazada (entonces y ahora) por
muchos teóricos de la desigualdad racial, que veían en esta afirmación una
forma de romper la unidad evolutiva de la especie humana, argumentando que
existirían dos «humanidades» diferentes y separadas.
Los elementos más,
digamos, mitológicos fueron destacados por algunos de sus discípulos, como el
inglés Hans Schindler Bellamy en sus libros Moons, Myths, and Man, In the
Beginning God y The Book of Revelation is History. Mientras otros intentaban
mantener una imagen más científica, si bien en constante enfrentamiento con las
instituciones establecidas.
LA TEORÍA Y LOS NAZIS
Pese a la muerte del
autor principal en 1931, su popularidad en Alemania y Austria, y en menor
medida en Estados Unidos e Inglaterra, siguió creciendo en los años siguientes
y, con la llegada al poder de los nazis, incluso recibiría ciertas formas de
apoyo oficial.
Para muchos nazis,
además, la forma en que Hörbiger afirmaba haber llegado a sus conclusiones, a
través de una inspiración repentina en 1894, le convertía en ejemplo de la
«ciencia aria» en oposición a la racionalista y materialista «ciencia judía»,
representada por Einstein y su teoría de la relatividad. Por otro lado, Fauth,
el otro padre de la teoría junto con Hörbiger, comenzó a trabajar para la
Ahnenerbe en 1937, y recibió en 1938 de Himmler el título honorífico de
profesor (aunque nunca había ocupado una
cátedra universitaria), hasta su muerte en 1941 aunque no se ha podido
confirmar que llegara a unirse al partido nazi o las SS.
Himmler era un
apasionado de esta teoría, que combinaba con sus otros muchos intereses
ocultos, pero incluso el normalmente escéptico Hitler se convirtió en un
defensor de Hörbiger. Incluso llegó a plantear la construcción de un observatorio
en Linz (ciudad de Austria en la que el
mismo pasó la mayor parte de su infancia) que mostraría en sus tres pisos
las «tres grandes concepciones cosmológicas- las de Ptolomeo, Copérnico y
Hörbiger» Por estos motivos una parte muy importante de los fondos de la
Ahnenerbe se destinaron a cuestiones relacionadas con la Welteislehre.
Por ejemplo, Edmund
Kiss, arqueólogo y miembro de las SS, habría publicado varios libros sobre la
ciudad antigua boliviana de Tiahuanaco (o
Tiwanaku) durante la década de los 30. Pero en 1937 saldría el titulado La
Puerta del Sol de Tiahuanaco y la teoría del Hielo Mundial en que afirmaba que
esta ciudad en ruinas del altiplano boliviano había sido levantada por arios,
supervivientes de la civilización de Thule (identificable
con Hiperbórea no con la cultura proto-inuit de dicho nombre), destruida
por el impacto de una de las lunas primigenias de la Tierra, según él hace 17
000 años.
La famosa expedición al
Tíbet de Ernst Schäfer, en la que en un principio también debía participar
Kiss, de 1938-1939, tenía órdenes, también, de buscar el rastro de las
migraciones prehistóricas de estos thulistas hasta el Himalaya.
De la misma manera
también se puede relacionar con la Welteislehre las varias expediciones nazis a
la Antártida, especialmente la de 1938-1939 comandada por Alfred Ritscher. Su
principal objetivo oficial era el establecimiento de una base ballenera en la
Antártida, que nunca llegó realmente a establecerse (aunque ciertos investigadores de lo oculto afirman que llegaron a
establecer importantes bases secretas en territorio antártico).
Durante todos los años
30 se realizaron también importantes investigaciones en cuanto a geología,
buscando encontrar el rastro de dichas catástrofes, o sobre la predicción
meteorológica partiendo de estos principios, como por ejemplo la obra Zur
Welteismeteorologie (1938) por el Dr.
E. Dinies.
De forma similar a lo
que sucedió con las sociedades ocultistas, tras la anexión de Austria en 1938
la 'Kosmotechnische Gesellschaft' fue prohibida y sus fondos incautados por los
nazis y transferidos a la Ahnenerbe. El Instituto Hörbiger, una institución
menor en alcance, tuvo más suerte y se mantuvo independiente y publicando sus
propias actas durante algunos años más.
EL HIELO CÓSMICO EN EL JUEGO DE ROL
Además de servir como
trasfondo para algunos de los nazis que aparezcan en la partida (junto con otras teorías igualmente
alucinadas) la teoría de Hörbiger puede tener otras utilidades en la
campaña. En muchas (Expedición a la
Tierra Hueca, por ejemplo) ciertamente han existido antiguas
civilizaciones, destruidas de forma catastrófica y largas migraciones de
supervivientes a lugares como el Tíbet o México, aunque estas difieran de las
fantasías racistas de Himmler y los suyos, y así podemos encontrar a los
agentes de la Sociedad Thule o de la Ahnenerbe en lugares tan lejanos como
esos, y otros aún más improbables, buscando restos de sus imaginarios
antepasados arios.
Incluso, en una campaña
con un mayor componente de ciencia ficción, estas teorías puede incluso
llevarles aún más lejos, al espacio. Si los nazis cuentan en esa realidad
alternativa con la ayuda de científicos como Manfelt (el científico que aparece en la película de Fritz Lang de 1929, Frau im
Mond) además de Von Braun, no parece imposible que llegaran a viajar al
espacio o, incluso, a establecer bases fuera de la Tierra.
Además, en una campaña
conectada de alguna con los mitos de Cthulhu es muy fácil imaginar los terrores
que estas investigaciones desencaminadas pueden liberar sobre el mundo:
monstruosidades ocultas bajo el hielo desde tiempos remotos, como los shoggots,
o caídas realmente desde el espacio, pueden ser erróneamente interpretadas como
señales de ese protoplasma ario. No termina de resultar curioso que la historia
primigenia descrita por los expedicionarios de ‘En las montañas de la locura’,
no deje de tener sus paralelismos con algunas de las visiones de Hörbiger y
Fauth.
También el universo de
Hellboy, con su Ogdru Jahad encerrados en sus prisiones cósmicas que no dejan de
recordar al hielo espacial, sus científicos nazis criogenizados y sus
civilizaciones perdidas, puede utilizar estos materiales. En realidad, la
historia de El gusano vencedor (Mike Mignola, 2001), que incluye un viaje
espacial nazi, que trae a la tierra a uno de los Ogdru Hem, la semilla del
Ogdru Jahad, parece directamente inspirada por la misma.
Si nos decantamos por
la historia ficción podemos considerar la importancia que el hielo tuvo
finalmente en la caída del Tercer Reich, con el terrible invierno ruso, ¿quizás
los magos, o los tecnólogos, de Himmler fallaron a la hora de controlar el
poder del Hielo Cósmico? Después del desastre de Moscú parece que el mismo
Hitler le dijo a Martin Bormann:
«Yo siempre he detestado la nieve, usted lo sabe, Bormann, siempre lo he
odiado. Ahora sé por qué: era un presentimiento».
Fuente:
aventurasextraordinarias.blogspot.com
Wikipedia
Edición final: Jarl Asathørn.