Faltan unas pocas horas para que este maldito año se vaya, y a
diferencia del resto yo no celebro cada año como si el siguiente fuera a traer
algo distinto, o que al morir un año nazca uno renovado y que venga con
esperanzas o cambios… nop. Soy un pesimista-realista, pero no de esos tipos que
se deprimen o que encuentran todo malo, soy un calmo y vacuo lector de la
realidad.
¿Queda algo para recordar?
¿Deja algo rescatable en este casi abisal 2021?
Solo noticias. Nada más. Y no podemos vivir de cada acontecimiento como
si eso hubiera influido en nuestra vida, por lo tanto, ver los resúmenes es una
estupidez.
Desde antes de la plandemia ya todo se veía oscuro a nivel mundial.
A nivel personal no hay nada rescatable.
Cada año nuevo es un sinfín de tonterías, discursos vacíos y
repetitivos, alegrías falsas, amistades que no sirven para nada, deseos
positivos a otros que no superan algunos segundos y desaparecen al doblar la
mirada. Se deshacen en palabras sin contenidos, en abrazos insulsos que no
generan más que cercanías fomes y obligadas.
No, no hay nada que celebrar, como cada año.
No queda nada bueno que rescatar.
La única impresión que queda en la retina es de un mundo gobernado por
unos pocos monstruos crueles que tiene a su haber miles y millones de esclavos
que están dispuestos a sacrificar a los corderos mansos del redil mundial.
Los homo-plebs son un asco.
Guerreros son muy pocos, y son de aquellos que están dispuestos a morir
por una causa, a luchar con todo en contra del poderío judeosionista que
quieren diezmar a la población… y la verdad es que poco me importa si mueren
millones, se lo merecen por ser covidiotas, scheisskerls y borregos.
N.W.O. ¡¡¡Küss
meinen Arsch im Krieg!!!
Fuentes:
Imágenes: aminoapps.com / lamuerteyunquizas.wordpress.com