Estaba viendo Riverdale, la serie sobre la vida de archie y sus amigos, serie basada en la caricatura vieja que era más inocente que la serie que transmite Warner. Y, veía el último capítulo de la temporada… y archie y sus «amiguis» se estaban graduando de secundaria para comenzar otro viaje, esta vez a la universidad.
Mientras veía la serie… analizaba esa angustia casi patológica
de los estadounidenses por toda la parafernalia que rodean las graduaciones,
fiestas de 15 u otras, y también la angustia de los padres por darles lo mejor
para sus bailes de graduaciones, etc. Y esa cultura por el éxito, que buscan
como una batalla incansable para demostrar todo el esfuerzo enfermizo que se ha
hecho por años… todo ese incesante «vía crucis estudiantil» coronado por togas
y gorros, fiestas y alegrías superfluas que no sirven de nada en la vida… se
replica no solo allá, sino que también en varios países, sobre todo europeos y
asiáticos, y en los últimos años, como era de esperarse, se copia también en
Chile… no con tanto bombo y platillo… pero se hace.
Yo ni siquiera me saqué una foto en secundaria… no fui a sus
estupideces, no fui a recibir el diploma y no quise despedirme de nadie. Y es
que… lo único que quería era salir de una vez por todas de esas aulas
asquerosas, llenas de seres estúpidos que no valían nada, que no aportaban nada
a mi vida. Yo era una especie de renegado silencioso… siempre huyendo de sus
fiestas, paseos imbéciles y reuniones estudiantiles… nunca quise nada de eso, y
no me interesaba compartir con nadie nada de mí.
La verdad es que, los norteamericanos terminan siendo el
reflejo de lo peor que aprendieron en los colegios, y eso se demuestra cada vez
que hay tiroteos en ese país. Toda esa rabia, esa ira justificada es producto, precisamente,
de todo ese exitismo enfermizo de todos, y me refiero a: padres y profesores, y
que finalmente recae en los estudiantes que se auto exigen un triunfalismo a
corto plazo, y ahí aparecen todos esos hijos (as) de perra que terminan liderando
las mega corporaciones, las pandillas y los shooters que asesinan a otros, para
dejar escapar la angustia desbordada de odio malparido que sumaron en sus almas
en esas aulas que mienten y que protegen a los más ricos, a los más lindos, a
los de mayor proyección, y que en el futuro, «enorgullecerán» a los colegios
que los albergaron.
Con los años se reúnen y hacen nuevas fiestas para recordar
épocas consideradas valiosas, y muchos van para seguir siendo el centro
atracción y de recuerdos, porque en la vida ya son bien escasos los besa culos
serviles que tuvieron mientras estudiaban. Todo ese mundo de fantasía
desaparece cuando sales y ya no queda nada… solo recuerdos pútridos que se
traen a la memoria como si fueran delicias del ayer.
Para comenzar una vida, fuera de las aulas, debes dejar atrás
todo… los amigos de cartón y tiza, los profes tiránicos que uno soñaba muertos
cada vez que asistía a clases, borrar de un bombazo todas esas malditas paredes
y horas que ya no sirven de nada.
«El
olvido es el único presente.
Recuerda
que vives en la sombra de tu pasado, y es por esa razón que debes buscar la luz
del olvido… para eliminar el monstruo del recuerdo.» (Jarl Asathørn)
... y un poco de humor para terminar: