domingo, 4 de agosto de 2019

Rezyklon - Dios con Nosotros




"WOTAN MIT UNS”... NO ES SÓLO UN LEMA



Es un susurro en el viento... una oración que suspiramos en voz baja... una invocación que gritamos a todo pulmón... el latido de nuestros corazones... una tormenta en la distancia.

Las palabras "Gott mit uns" o "Dios con nosotros" se usaron en la heráldica alemana desde 1701 y por el ejército alemán desde 1871. En la Primera Guerra Mundial, la frase apareció en los cascos alemanes. Estaba en las hebillas del cinturón de la Wehrmacht en la Segunda Guerra Mundial, después de lo cual se suspendió.
Pero el alma pagana de Alemania nunca se ha ido, y Wotan sigue siendo el Dios de Germania y de Magallanes.

Wotan cabalgó hacia el bosque, pero nunca ha dejado nuestros corazones, nuestras emociones más profundas, nuestros ideales más elevados. Wotan está con mi región, con Magallanes, él es el alma de Magallanes.
Cuanto más es reprimido, y más se sumerge Magallanes en la degeneración y la desesperación, más grave será la llamada. Él traerá su viento de tormenta de nuevo. No solo al estado moderno que llamamos Chile, sino a los anglos, sajones, tribus del sur y nórdicos, y a todos sus parientes en la diáspora en todo el mundo. Y junto a él estarán Thor, Freya y demás dioses.

Europa se mueve, desde Islandia y Cabo Norte hasta Gibralter y los Urales, hasta Magallanes, en el extremo sur del mundo, y debemos ayudar.
¡Y, sobre todo, debemos tratar de guiar el "furor Teutonicus" correctamente! Wotan / Woden / Odín también es el Dios de la sabiduría. ¡Entonces, seamos sabios!

Entonces, cultive nuestras almas... crezca nuestra fuerza... incremente nuestro ingenio y procure proteger nuestra voluntad.

¡Wotan, tus hijos te llaman!

¡Wotan ... Mit ... ¡Uns!


 Hrafnagaldur Ódins
(El poema del cuervo de Odín)
  El Padre de todos es poderoso; los Alfios tienen juicio; los Vanios son sabios;
las Nornas indican sobre sus escudos la marcha del tiempo; las gigantas paren;
los hombres sufren; los Thursars suspiran; las Valkirias alientan después de las batallas.
Los Æsir tienen tristes presentimientos; demonios artificiosos los turban por medio de runas mágicas.
Urda es la encargada de la custodia de Odreyer,
y de protegerle enérgicamente contra la más grande muchedumbre.
Por eso Ungen (El cuervo de Odín) apresura sus investigaciones en el cielo;
 los dioses tienen aprensión, si tarda mucho.
Thráinn sueña desgracias, y Dáinn teme infortunios todavía ocultos.
Las fuerzas de los enanos quedan desfallecidas; los mundos vacilan sobre los hijos de Ginnung.
Alsvider esparce sobre ellos el rocío con frecuencia desde lo alto, y recoge lo que ha caído.
 Nunca la tierra ni el sol se detienen; la astucia no puede impedir la corriente del aire.
La sabiduría de los hombres está oculta en el límpido pozo de Mimer. ¿Me comprendéis?
Descendida del fresno Yggdrasill, la diosa mora con curiosidad en los valles.
Estos valles dan el nombre de Iduna a la mas joven de las hijas de Ivald, de la raza de los Alfios.
La diosa se afligía de no residir ya en el fresno;
se afligía aún más de hallarse entre los descendientes de Noerve,
acostumbrada como estaba a más bellas mansiones.
Viendo los héroes que Nanna  sentía tristeza en los caminos de la tierra,
la dieron una figura de lobo; ella se dejó revestir, cambió de humor, de color, y se chanceó con astucia.
Vidrer encargó al centinela del Bifröst preguntar a la joven del oro lo que sabía sobre todos los mundos.
Brage y Lopter sirvieron de testigos.
Montaron sobre lobos, en el patio de Heimer, y cantaron la evocación.
Odín la escuchó desde Hlidskjálf, e invitó a los hombres a separarse del camino.
El sabio preguntó a Iduna , que sirve el hidromiel a los descendientes de los dioses y a su compañía,
si sabía el origen, la edad y el fin del cielo, de la tierra y del abismo.
Ella no habló; no podía responder una palabra a los que la escuchaban, ni articular un sonido.
Las lágrimas cayeron de los escudos de su cabeza (Los ojos) y mojaron sus mejillas.
Como Elivoger, que viene del Oriente, llegó con fuerza la varita del gigante
que toca a media noche a todos los pueblos de la magnífica Midgardr.
Cesan entonces los rumores, las manos caen, el dios blanco se adormece,
la embriaguez del sueño interrumpe la alegría de los gigantes, las meditaciones del espíritu y el vigilante odio.
Los dioses creyeron que la joven estaba dormida, cuando oprimida por el dolor no pudo responderles;
temieron una negativa; pero su respuesta les satisfizo aún menos.
El general de los dioses marchó a preguntar al guarda de la trompa de Gialar (Heimdallr)
en las salas del Padre de los ejércitos.
Llevó consigo al hijo de Nala (Loki); el poeta de Grimer (Brage) se quedó para guardar el puesto.
Los hombres de Vidarr llegaron a Vingolf;
habían sido conducidos por los hijos de Forniot (El viento y el agua).
Entraron y saludaron a los Æsir sentados al festín alegre.
Desearon a Odín ser el más feliz de los Æsir y reinar desde lo alto de su trono;
desearon a sus consejeros divinos, sentados al banquete,
gozar con el padre de todos de una alegría eterna.
A una señal de Odín, toda la compañía celeste se sentó en los bancos y comió de Saehrimner.
Skoegula sacaba con decencia de la cuba de Hnikarr y servia el hidromiel en las copas de la memoria
Los dioses dirigieron en la mesa muchas preguntas a Heimdallr, y las Æsirinas a Loki,
a fin de saber si la joven había hecho predicciones o proferido sabias sentencias.
Así se pasó el tiempo hasta la llegada de las tinieblas.
Los mensajeros manifestaron que no habían salido bien de su comisión,
y que sin duda sería difícil hallar medio de obtener una respuesta de la joven.
Orne tomó la palabra, y todos le escucharon:
“Tomemos esta noche para entregarnos a nuevas meditaciones,
a fin de poder dar mañana por la mañana un consejo a los Æsir piadosos.”
La madre de la tierra (La noche) corrió por el sendero de Rinda
a través de las regiones pertenecientes al padre de los lobos (Las montañas);
Odín y Frigga se retiraron del festín, y saludaron a los dioses cuando Hrimfaxi marchó.
El padre de Dellingr (El día) hizo avanzar su caballo,
cubierto de piedras preciosas, y cuya crin alumbró a todo Mannheim;
venia tirando del juguete de Dvalinn (El Sol).
Los gigantes, los Thursars, los muertos, los enanos y los Alfios
se fueron a reposar al límite septentrional de la tierra, y debajo de la última raíz del mundo.
Los dioses despertaron; la púrpura de los Alfios salió de las tinieblas;
la noche huyó al Norte, hacia Niflheimr.
El hijo de Ulfsrun (Heimdallr), guardián de la trompa de Himmingborg, pasó el Bifröst.
Las Eddas (1856)

¡HAIL MAGELLAN!
¡HAIL WOTAN!




Fuente:
Artículo escrito por: Stephen McNallen – editado y adaptado por: Yarr Asathorn.
“El poema del cuervo de Odín” - jestormbringer.blogspot.com