Entre sombras y clima se mueve esta humanidad perdida.
Nada cambia, y nada cambiará.
Entre brumas intentan percibir velos que separan
realidades prohibidas.
Las grandes fauces de los antiguos devoran las
verdades.
No entienden la concepción del no-tiempo, que explica lo
indivisible.
Y seguirán separando, dividiéndolo todo para que se perpetúen
sus guerras y sus males. No hay que creer en nada de lo que ellos digan.
Nada
es sagrado.
Entre ignorancias, preguntas y pocas respuestas
deambulan los “sapiens”.
Entre tanto aleteo insectoide no escuchan la música del
multiverso y los sonidos de lo vacuo, o el hermoso susurro de la nada.
Hay que limpiar el castillo para desechar lo que no
sirve, hay que quemarlo todo, que sean las flamas y espadas que lo destruyan
todo… un castillo limpio puede albergar la visita de la vacuidad, solo ella
puede llenar de nuevos lujos nuestra morada.
Un castillo limpio y ordenado cambia la mirada de esta
pseudo realidad… ya no serás lo mismo, estarás como muerto, pero no es morir…
en renacer en la niebla que lo muestra lo indiviso, es renacer en el vacío
mental.
¿Por qué sería extraño ser diferente a lo que ya
detestabas?
¿Por qué debemos seguir a los borregos y ovejas
guiadas por ciegos y lerdos?
Soy el dueño de algo, y no es mi destino… ese ya está
escrito, y nada puede cambiarlo.
No hay que soñar. Debes actuar para emerger del capullo.
No hay que imitar a los humus,… ellos no saben nada.
No escuchan a Erthō ni a sus hijos.
¿Bajarás al fondo de la tierra en busca de la piedra
ancestral?
La vacuidad te cambia.
No dejes que te consuma lo que no está ahí.
Busca el vacío dentro de tu silencio.
Fuentes:
Foto 1: sputnikmundo
Foto 2: humano digital