sábado, 1 de julio de 2023

[Jeg er den fordømte dømt til å stige opp Til det frosne stjernelyset]

 


«Seguimos sometidos... en el centro de guerras absurdas, que ni siquiera son nuestras.

Todos al ruedo para ser carne de cañón.

Nos tratan como esclavos que deben morir, solo porque a ellos se les ocurre, y la sangre hierve mientras los dioses callan sus voces, perdidos en el tiempo-no tiempo.

 

Debemos levantar las espadas para enfrentar al oscuro enemigo, aunque nos cueste la vida.

Que corra nuestra sangre, la sangre de valientes que se enfrentan a los monstruos.

 

¿Quiénes son ellos; los areneros; para decirnos que hacer?

¿Quiénes son esos reyes de cartón que nos miran con desdén?

 

Levantemos los escudos, guerreros, y vayamos al campo de nuestra guerra, la que traerá la gloria y el orgullo de los antepasados.

Que suenen las trompetas y los cuernos para luchar contra los imperios salvajes del anciano desolado.

Destruyamos la vieja bandera, de la simiente rastrera.

Que se escuchen nuestras voces en esta frágil vida, que el amanecer sea cubierto con nuestra sangre, para que los hijos de los hijos hereden una nueva tierra, aquella que debe ser sin ofidios del desierto, sin ojos, juramentos secretos ni pirámides.

En esa, nuestra guerra, y ya en paz... ascenderé a una fría estrella, lejos, en lo profundo del firmamento.


Pregunto una vez más:

¿Quiénes son esos insectos que aletean sobre la gleba?

¿Quiénes son esos extranjeros, que se sienten tan lejanos a nuestra Tierra?».