«La verdad es una antorcha que luce en medio de la niebla sin disiparla».
(Claude A. Helvetius)
«Ruidos, ruidos, ruidos...
nada importante en esta miseria.
Mundo asqueroso, repulsivo,
donde habitan entes que adoran al ofidio de ultratumba astral.
Ruidos, semejantes a murmullos
de insectoides mega-universales, … de aquellos que escaparon del averno y del
cielo, si es que existieron alguna vez.........
Murmullos macabros que dictan
señales y palabras.......
Señales que quieren guiar a esta
especie cobarde al abismo.
.... palabras que de sapiencia
tienen nada.
Son azotes, insultos en el
multiverso del verbo.
..... siempre perdidos en E+T.
.... nadando con suerte en las
penumbras del caos.
.... comprendiendo las cartas
cabalísticas del viejo orden......... que busca su renacer.
Ruidos, ruidos, ruidos...
nada importante en este
cementerio de almas perdidas.
Mundo vomitivo, repulsivo, donde
habitan monstruos que adoran al ofidio creador de basuras.
Entre lluvias que abandonan
otoño, a .... rastras.
Entre decepciones que se veían
en el horizonte, como sinfonías de lo oculto, con aires de Marx, con
intervenciones de leviatanes, de anti-materia, pro-adam kadmones.
Solo queda pensar...
... reflexionar,
... buscar...
... aunque no encuentres nada.
¿Qué es nacer o morir?
¿Qué es vivir?
Vivir, una metáfora absurda del
inconsciente, una premisa dictada por aquellos que dictan la realidad.
¿Cómo alguien puede creer o
pensar que tiene algo que no conoce o que nunca ha buscado?
Es como creer o soñar que soy
rico en la miseria.
Tiempos negros.
Tiempos de desolación.
Los ciclos se repiten, como
estas letras…
los oscuros trabajan sin
descanso… y siguen…
... siguen... ... litigando en
contra de nosotros.
... solos en esta miseria que
brilla.
... en...
... ... ... absoluta oscuridad».
«La verdad levanta tormentas contra sí que desparraman su semilla a los cuatro vientos».
(Rabindranath Tagore)