El todo es nada.
No somos nada, o tal vez… somos todo… o un todo… en la
vacuidad.
Los conceptos son solo eso, conceptos, interpretables, como
las teorías… mutables.
Vivimos en una vacuidad gigantesca que se mece entre la
tecnología y la estupidez, entre la soledad y la soledad real, que se esconde
detrás de teclas o ‘apepés’.
Nomofóbicos asquerosos transitando entre aislamientos y
angustias, entre perversiones y frustraciones.
Hoy, la soledad, es parte de la convivencia diaria, hermosa
palabra, “soledad” … no hay que rebajar esta palabra yerma para describir la
imbecilidad que la tecnología ha creado. Aunque sea extraño, un ‘celular’ ha
creado perdedores, psicópatas, potenciando lo que el humano siempre ha sido… un
ser de baja calaña, algo no más fuerte que un gusano……… sí, esa es nuestra
especie, una especie de la cual no hay que sentirse orgullosos.
La tecnología nos demuestra día a día lo patéticos que somos.
¿Cuál es la diferencia con los animales? Ninguna… ¿razonar,
elegir, la espiritualidad, casarse, fornicar, creer en un dios fantasma?
¿Qué nos hace diferentes?
Yo le tengo más respeto a los hermanos menores que a mi
“especie”.
Me da vergüenza decir: ‘soy humano’.
Odio mi especie, la detesto… y no solo odio lo que somos,
odio sus gustos, lo que piensan, lo que buscan, lo que sueñan. Soy la misma
mierda… pero no soy lo mismo y no tengo tiempo, ni ganas, y no tengo por qué
justificar estas letras…
Los humanos se destrozan por religión, por etnias, por
territorios, por monedas, por envidias, por ambiciones, … se destruyen por casi
todo.
El amor sigue deambulando entre una simple ilusión y una
búsqueda sin nombre.
El hombre marcha con una venda soldada a los ojos. Sin ella,
no ve nada.
Los tambores de guerra, como olas, viajan en medio del
hambre, de la muerte y de la desesperanza.
La verdad no existe. Solo vive porque está ligada a nuestra
mente.
La vacuidad de vibración baja le pertenece a la humanidad.
La vacuidad de vibración alta pertenece a los lobos
solitarios, al polvo ancestral, a la realidad invisible.
El maravilloso vacío se expresa en la niebla, en el silencio
aparente de los bosques, en las miradas que no pretenden engañar ni mentir, en
el silencio sepulcral de una noche prístina de Luna llena bañada con mantos selenes como cascadas de Skene,... en
una reflexión sin imágenes mentales, en la profunda filosofía de una danza de
salamandras mientras miras una fogata.
Vacuidad… elemento esencial para entender la magnificencia de
lo que somos.
Vacío… bóveda celeste que entona sinfonías desde lo profundo
de los mares hasta las estrellas muertas, aún vivas por su alma del pasado.
Estoy lleno de todo, estoy lleno de nada, y espero viajar después
de la aparente muerte en lo insondable de la vacuidad.
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Foto1: geometriadelaconciencia.wordpress.com
Foto2: afamadrid