domingo, 24 de marzo de 2019

ODIN, ALL FADER 4 MI

SIN PALABRAS...

Este es un mísero tributo a Wodenaz.









LOS POEMAS DE ODÍN

EL CANTO SOLEMNE ANTIGUO

1. Mira cuidadosamente todos los rincones antes de entrar, porque no sabes en qué sitio de la sala está oculto tu enemigo. ¡Honor al dadivoso! Un convidado entra: ¿dónde tomará asiento? El que busca su pan a la puerta de otros debe apresurarse.

2. El que entra con las rodillas heladas necesita lumbre; necesarios son alimento y vestido al que ha cruzado las montañas.

3. Todo el que busca un albergue necesita agua, una toalla y hospitalidad; muéstrale benevolencia, dirígele la palabra, y responde a sus preguntas.

4. La prudencia es necesaria al que hace largos viajes: en casa todo es bueno. El que nada entiende, viene a ser objeto de risa cuando se sienta entre los sabios.

5. No hables apenas a los genios melancólicos; pero atiende al momento favorable, cuando el hombre silencioso y de ánimo elevado entra en casa. El hombre circunspecto comete pocas faltas.

6. La prudencia es necesaria al que hace largos viajes; el hombre circunspecto comete pocas faltas; el amigo más seguro es mucha prudencia.

7. Un huésped prudente apenas habla al llegar al albergue: con sus oídos escucha, con sus ojos observa; así se conduce el sabio.  ¡Feliz el que merece la aprobación y los elogios! Cuanto el hombre posee en el corazón de otro es perecedero.

8. ¡Feliz el que en sí mismo halla la razón y las alabanzas! Frecuentemente se han tomado malos consejos del corazón de otro.

9. La mejor carga que puedes llevar en ca¬mino es mucha prudencia. Es más preciosa que el oro, en país desconocido, y te dará socorro en caso necesario.

10. La mejor carga que puedes llevar en camino es mucha prudencia. La peor provisión de viaje es la embriaguez.

11. La cerveza fuerte no es tan saludable como pretenden los hijos de los hombres. Cuanto más se bebe menos se conoce.

11. La garza del olvido se posa sobre la embriaguez, y quita al hombre el uso de su inteligencia. Yo fui encadenado con las plumas de esta ave en la morada de Gunloeda.

15. Yo me embriagué completamente en casa de Fialar el Sabio. La mejor embriaguez es la que permite al hombre recobrar su razón.

16. Un hijo de rey debe ser aplicado, silencioso y audaz en la batalla; sea todo hombre alegre y generoso hasta la muerte.

17. El ignorante cree vivir eternamente evitando los combates; pero la vejez no le dejará en paz.

18. El tonto bosteza cuando está en visita; habla con ignorancia, o se duerme; todo le parece bien con tal que coma.

19. Solo aquel que ha viajado mucho y sigue viajando conoce los diferentes caracteres de los hombres, si está dotado de prudencia.

20. Coge la copa y bébela entera; di lo necesario o cállate. Nadie te motejará de grosería si te retiras temprano a dormir.

21. El glotón, si no se contiene, se arroja en brazos de la muerte. La avidez hace frecuentemente ridículo al tonto, cuando se halla entre los prudentes.

22. Las bestias conocen el momento en que deben volver al establo, y dejan el pasto; pero un hombre imprudente no conoce límites a su estómago.

23. El hombre ruin y el malvado se ríen de todo; ignoran lo que deberían de saber; esto es, que ellos mismos no se hallan sin defectos.

24. El imprudente vela todas las noches y cavila sobre muchas cosas; llega la maña¬na, se encuentra fatigado, y se queda con su pena.

25. El indiscreto cree ver amigos en todos los que le sonríen: pero apenas hallará quien apoye su causa ante el tribunal.

26. El imbécil cree ver amigos en todos los que le sonríen; su persuasión no varía, aun cuando se burlen de él cuando se sienta entre los sabios. El indiscreto cree saberlo todo, mientras no llega el caso; pero no sabe qué responder cuando se le pone a prueba.

27. Cuando el majadero se halla en sociedad, es mejor que calle; su ignorancia no se advierte hasta haberle oído hablar mucho.

28. El que sabe preguntar y responder parece entendido; hijos de los hombres: disimulad los defectos de otro.

29. El que siempre está hablando dice bien de palabras sin sustancia; si una lengua charlatana no se contiene, se perjudica y sí misma.

30. Nadie, ni aun el extranjero, sea tu juguete; hay muchos que después de haber hallado descanso y ropa enjuta te parecerán sabios.

31. El que vence en hablar al convidado vergonzoso, parece sabio; el majadero ignora si está hablando en la mesa con un enemigo.

32. Hay hombres que se quieren con ternura, y solo se atacan en el Océano. Si un convidado choca con otro resultarán siempre qui¬meras.

33. Come temprano si no estás convidado fuera; el que escatima pasa por avaro y aprende pocas cosas.

34. El camino que conduce a casa de un amigo pérfido debe parecerte
largo, aunque viva en tu vecindad. Pero todos los caminos parecen cortos cuando se trata de reunirse con un amigo fiel, por lejos que esté su morada.

35. No te hospedes a menudo en la misma parte. Lo que era agradable se hace fastidioso, cuando se está sentado mucho tiempo en los bancos ajenos.

36. Un nido, aunque pequeño, debe ser agradable cuando es uno dueño de su casa. Aunque no poseas más que dos cabras y una habitación de pajizo techo, será preferible a la mendicidad.

37. Un nido, aunque pequeño, debe ser agradable cuando es uno dueño de su casa. El corazón sangra al que mendiga todas sus comidas.

38. El que va al campo debe llevar consigo sus armas. El momento en que el venablo podrá necesitarse es incierto.

39. Yo no he visto a ningún hombre, por generoso y hospitalario que fuese, rehusar todos los regalos y todas las recompensas.

40. El que posee riquezas no debe sufrir la necesidad; a veces se ahorra para el fastidio lo que estaba destinado al placer; muchas cosas salen contra nuestra esperanza.

41. Alegra a tus amigos dándoles las armas y vestidos que te parezcan mejores. Los dones recíprocos hacen durar la amistad mucho tiempo cuando se ofrecen con el corazón.

42. Hay que ser amigo de su amigo, y volver obsequio por obsequio. Sé alegre con el ami¬go fiel, y disimulado con el pérfido. Hay que ser amigo de su amigo y del amigo de este; pero no se debe ser amigo del amigo de un enemigo.

43. Si tienes un amigo, piensa bien de él; y si quieres que te sea útil, confunde tu alma con la suya,  regatos mutuamente  y acompáñale con frecuencia.

44. Si tienes un amigo de quien piensas mal, y del que, sin embargo, quieres sacar provecho, háblale con agrado, y vuelve disimulo por astucia.

45. Una palabra más sobre aquel de quien desconfías y con quien no puedes contar: dile con dulzura más de lo que piensas; vuélvele las tornas.

46. Yo fui joven en otro tiempo, y me perdía viajando solo. Me creía rico cuando encontraba otro caminante; el hombre es la alegría del hombre.

47. Los hombres dulces y generosos son ra¬ros y poco propensos al mal humor; el loco es irresoluto, y el avaro siente el regalo que hace.

48. Yo di en la montaña mis vestidos a los hombres de madera: cuando estuvieron cubiertos, parecían héroes. El hombre desnudo es tímido.

61. El árbol que está junto a la casa, se seca si no está protegido por la corteza y las hojas. Lo mismo sucede al hombre sin amigos: ¿cómo hará para vivir largo tiempo?

52. La paz entre enemigos arde como el fuego durante cinco días; al sesto se extingue, y la amistad se envenena.

53. No es preciso dar mucho: a veces se granjean alabanzas con poco; con medio pan y un plato sobre la mesa de piedra adquirí yo un camarada.

54. Los granos de arena son pequeños; las gotas de agua y los pensamientos de los hombres son pequeños; no todos llegamos a ser igualmente sabios; cada siglo no produce más que un hombre.

55. Cada cual debe tener un buen discernimiento, pero no demasiado saber; la vida tiene más encantos para los hombres que saben muchas cosas, y las saben bien.

56. Cada cual debe tener un buen discernimiento, pero no demasiada saber; porque el corazón de un hombre instruido no está siempre alegre si lo sabe todo.

57. Cada cual debe tener un buen discernimiento, pero no demasiado saber. No sondéis el porvenir, y vuestro ánimo estará más libre.

58. El fuego al lado del fuego arde hasta que todo se consume; el fuego causa el incendio; el hombre se hace conocer por sus palabras, y el insensato por su orgullo.

59. El que codicia la vida o el bien ajeno se levanta temprano. El lobo acostado rara vez coge una presa, ni el hombre dormido la victoria.

60. El que tiene pocos obreros debe levantarse temprano y ver sus labores. El que duerme por la mañana descuida muchas cosas; de la vigilancia del padre de familia pende su fortuna.

61. El espíritu del hombre se parece las virutas secas y a las cortezas conservadas de abedul: a fuerza de días y de años podría llegar al corazón del árbol.

62. El que va a caballo a las asambleas, ya que no esté lujoso, debe al 
menos estar limpio y vestido con esmero. Nadie se avergüence de sus zapatos, de su vestido, ni de su caballo, aunque sean malos.

63. Pregunta al hombre instruido, y al que quiere pasar por tal, háblale. Da tu confianza a una persona, mas no a dos: el mundo entero sabe lo que es conocido de tres individuos.

64. Cuando el águila llega a la orilla, mira al Océano con asombro; lo mismo sucede al hombre que se encuentra en medio de un gran número de personas entre las que no tiene un amigo.

65. Todo hombre sabio y prudente debe hacer uso de su fuerza con discreción. Cuando se halle entre los valientes, se apercibirá de que no es fuerte a los ojos de todos.

66. Sea cada cual razonable, prudente y circunspecto en sus 
intimidades: muchas veces se pagan caras las palabras confiadas a otro.

67. Yo he llegado demasiado pronto a muchas partes, y demasiado tarde a otras; unas veces ya estaba acabada la cerveza, otras no se había empezado. El convidado que desagrada, rara vez llega a tiempo.

68. Aquí todos me hubiesen convidado si me faltaran víveres; pero es preciso dejar dos pedazos en casa del amigo fiel donde se toma uno.

69. El fuego y la luz del sol son lo mejor que hay entre los hijos de la tierra para el hombre que goza de sus bienes y vive sin obligaciones.

70. Nadie es enteramente miserable, aunque desgraciado: uno es dichoso por sus hijos, otro por sus padres, o por sus bienes, o por sus buenas obras.

71. Más vale vivir, que morir en su lecho; el que vive podrá adquirir una vaca. Yo he visto brillar la lumbre en la sala del rico, pero cerca de la puerta, al lado de afuera, estaba la muerte.

72. El cojo puede montar a caballo, el sordo puede combatir valientemente; el manco puede llevar los rebaños a pacer. Más vale estar ciego que abrasado; la muerte a nadie es útil.

75. Cuando muere un hombre, le es bueno tener un hijo, aunque nacido tarde. Rara vez se hallan las piedras tutelares a la orilla del camino, si un hijo no las ha levantado a la memoria de su padre.

74. Dos Einhaeryars tienen la cabeza pesada cuando la muerte está cerca de su lecho. El que tiene víveres para el camino se alegra con la noche, cuando la fatiga le rinde.

75. Las muertes en el navío Noche de otoño, inconstante. El viento cambia con frecuencia en cinco días, y más aún en un mes.

76. . Bien poco sabe el que no sabe nada; muchas gentes son engañadas. Uno es rico, otro es pobre, sin que estos sean indicios de saber.

77. Tus padres, tus ganados, morirán: morirás tú mismo; pero la memoria de los que han adquirido buena fama jamás perece.

78. Tus padres, tus ganados morirán: morirás tú mismo; pero yo sé de una cosa imperecedera, que es el juicio formado sobre un hombre después de su muerte.

79. Yo he visto las llenas trojes de los hijos de la riqueza: ahora andan con el palo de la esperanza; la fortuna es fugaz, es una amiga veleidosa.

80. Cuando el ignorante adquiere riquezas, o el favor de las mujeres, siente crecer su arrogancia, pero nunca su razón: adelantase con orgullo.

81. Dejase conocer esto cuando le riges preguntas sobre las runas generalmente conocidas, compuestas por los dioses, y que los grandes poetas han grabado. Más vale entonces callarse.

82. No ponderes el día la tarde; la mujer, hasta que se haya quemado (1); la espada, hasta probarla; la virgen, hasta después de la boda; el hielo, hasta haber pasado por encima; la cerveza hasta bebería.

85. Es preciso viento favorable para cortar los árboles y para bogar en el Océano. Es precisa la oscuridad para hablar con la joven, por¬que los ojos del día son numerosos. En el navío debe tratarse de avanzar. Hay que servirse de escudo para defensa, de la espada para herir: a la joven se la abraza.

84. Nadie crea preciso beber la cerveza junto a la cuba, resbalar sobre el hielo, comprar un caballo flaco y una espada roñosa, tener el caballo en casa, y el perro en el campo.

85. No te fíes de las palabras de las jóvenes, ni de lo que dicen las mujeres, porque su corazón está montado sobre ruedas; la astucia está depositada en su seno.

86. Un arco frágil, una llama chispeante, un lobo con la boca abierta, la corneja que chilla, el jabalí que gruñe, el árbol sin raíces, las olas que se hinchan, y la olla que hierve.

87. La flecha volando, la ola hueca, el hielo de una noche, la serpiente enroscada, las palabras de la novia en el lecho nupcial, la espada rota, las gentilezas del oso y los hijos de los Reyes.

88. Un ternero enfermo, un esclavo independiente, la adivina que dice la buenaventura a placer, el enemigo recién venido, el cielo sereno, la sonrisa del señor, el ladrido de un perro y el dolor de la pecadora.

89. Las cementeras tempranas: todas estas cosas no merecen confianza ninguna. No creas con demasiada facilidad a tu hijo. El tiempo dispone de los campos y del corazón de tu hijo; uno y otro son mudables.

90. Nadie confié en el matador de su herma¬no, aunque le encuentre en el camino real; nadie se crea seguro en una casa medio quemada, con un caballo demasiado vivo; porque un caballo queda inútil si se rompe la pata.

91. La paz con las mujeres es un pensamiento fugitivo; una corrida sobre el hielo en un caballo de dos años, entero y mal enseñado; esta paz semeja también a la navegación de un buque sin aparejos durante la tempestad; a un descanso de la caza de renos en la montaña de nieve reblandecida.

92. Trazo un cuadro fiel, porque conozco a unos y a otros; el amor de los hombres es un engaño para las mujeres. Cuando nuestras palabras están mejor arregladas, es cuando menos pensamos en ello; el talento más fino se engañaría.

93. El que desee el amor de una joven, debe hablar con gracia; ofrezca riquezas, y admire el cuerpo de la rubia doncella; la perseverancia surte bien.

94. Nunca censuréis los amores de otro ; las imágenes voluptuosas suden agradar al sabio, pero no encadenan al insensato»

95. Nadie censure este defecto, achacado muchos. El poderoso amor trasforma frecuentemente, entre los hijos de los hombree, al sabio en loco.

96. Solo el pensamiento sabe lo que puede alimentar al corazón o al ánimo. Para el sabio, la peor de todas las enfermedades es el no con¬tentarse con nada.

97. Yo lo experimenta cuando estaba sentado entre los rosales, aguardando a mi bien amada; aquella buena muchacha era mi vida, mi alma, y sin embargo ya no la poseo.

98. Encontré a la virgen de Bilma, blanca como la nieve, durmiendo en su lecho. Hubiera renunciado a toda la magnificencia de los príncipes por vivir con ella.

99. «Odín: si quieres unirte con la joven doncella, ven a casa por la noche. Todo se perdería si otros que nosotros supieran esta relación.»

100. Yo me volví prontamente; me creía más dichoso que lo era en realidad: creía haber obtenido su aprobación y su amor.

101. Fui después, cuando todos los hombres capaces de llevar armas estaban ya despiertos; fui con una luz radiante y cargado de llena: así es como ella quiso recibir mi visita.

102. Y el primer día que volví después, to¬das las gentes de la casa estaban dormidas; entonces hallé un perro de aquella buena muchacha atado al lecho.

103. Hay pocas personas bastante fuertes para que no claudiquen sus sentidos; más de una buena muchacha, cuando se la conoce bien, se hace pérfida para con su amante.

104. Yo me apercibí de ello cuando expuse al peligro & la diestra joven; ella se burló de mí en todas las maneras, y yo no la alcancé.

105. El hombre sabio debe ser en su casa alegre, hospitalaria, de buena memoria y decidor, si quiere pasar por instruido: debe hablar con frecuencia de lo que venga al caso.

106. Llamase Fimbulfambi al que tiene poco que decir: esto es propio del ignorante.Yo fui a casa del viejo gigante; heme aquí ya de vuelta; recibí allí pocas cosas, mendigan¬do; pero me aproveché de muchas palabras dichas en las salas de Suttung.

107. Desde su trono de oro me dio Gunnloeda un trago de su precioso hidromiel. Yo la recompensé mal después, de su fidelidad y de su doloroso amor.

108. Encontré un lugar accesible al barreno, y le hice horadar la roca; por encima y por debajo de mi pasaban los caminos de los gigantes; aventaré así mi vida.

109. La poesía, caramente adquirida, me ha dado bastantes goces; todo sale bien al sabio, porque Odraerer está elevado ahora sobre la vieja tierra.

110. Tal vez no hubiera salido aun de la morada de los gigantes, sino por el amor de Gunnloeda; yo la rechacé con el brazo.

111. Al día siguiente vinieron los Hrimthursars á la asamblea de los dioses, en las elevadas salas, para saber si Boelverck estaba entre dios, o si le había matado Suttung.

112. Odín (bien me acuerdo) había prestado juramento sobre su anillo: ¿quién puede ya contar con él? Suttung fue engañado; el hidromiel fue robado, y Gunnloeda llora.


Fuentes: http://mitologia-elemental.blogspot.com