viernes, 16 de junio de 2023

El más allá [Hilando una idea - Parte II]

 


HILANDO IDEAS [Siguiendo el hilo - 2]

[Referencia cristiana y de otras religiones]

En el hilo anterior:

Aquí, tampoco se sabe con certeza, si esas libertades fueron otorgadas por Dios Absoluto, o por otros regidores celestiales.

Ahora:

Luego, las diferencias entre los hijos del Dios Absoluto (pónganle el nombre que deseen) y sus hijos... produjo algo que dividió esa realidad, ese más allá. Aquí es donde hay lugares «oscuros» (en lo preciso de la información, seguimos en la línea de lo posible)…

Todo indica que esta ruptura en esa pre existencia fue por culpa de uno de los ángeles más brillantes y cercanos al Padre Absoluto, y este personaje es Lucifer, en otras religiones varía el nombre, pero es el mismo… Satanás, Loki, Mara, Angra Mainyu (una representación del mal más que un ente), Iama, Supay, Kisín, etc.

¿Fueron esas rivalidades las que hicieron que Dios decidiera crear la materia o fue otro el que lo hizo?

Bajo esta nueva premisa «ese dios» construyó esta realidad que creemos conocer, y aquí es donde empieza nuestro viaje en estos cuerpos-caparazones que encierran un espíritu que sueña con volver a su patria, esa que yace perdida en las esferas invisibles y donde se supone que habita Dios Padre.

Sigamos complicando el asunto:

Si negamos el espíritu o el alma del hombre también negamos el más allá… y sin este lugar la materia se transforma en algo temporal, sin sentido y libre de ataduras religiosas, morales y éticas; como vimos en la primera parte del hilo; eso da libertinajes que pueden codearse con la bestialidad.

¿Quién temerá a algo si no cree en castigos?

¿Quién temerá castigos divinos si piensa que esta vida es algo intrascendente y sin sentido? - Sin Dios o dioses no hay temor.

La idea de que existe un lugar atemporal, lejos de la prisión material es la que hace que los hombres sientan un apego profundo a ese «algo» invisible que se supone nos protege y nos cuida, pero al mismo tiempo hay un terrible miedo a morir, porque el que cree en una vida que está en ese más allá, no pierde las esperanzas de reencontrase con seres que ha perdido en este viaje que llaman vida, y de paso, le consuela saber o creer que la muerte no traerá consigo algún lugar horrendo donde vaya a sufrir post vida.

Toda religión o movimiento gnóstico enseña que la muerte no existe, y que esta vida es solo un paso momentáneo hacia otra aventura… y que después de esta vida hay otra, algunos dicen que es un cielo, un Valhala… pero también hay un mundo oscuro de castigos (Infierno, Gehenna, Hel) para aquellos que han sido perversos o que no han cumplido con los mandatos divinos de Dios.

Si vemos con claridad, hasta los mismos cultores del luciferismo o satanismo (no importa el nombre) creen que hay un más allá, solo que ellos quieren ir a «reinar» y a gozar de los placeres que su Dios les promete, siempre y cuando sean obedientes y luchen contra un cristianismo opresor que impide al hombre a seguir sus impulsos naturales más cercanos a las bestias. Esto lo vemos en el precepto siete del satanismo.

Como vemos, cristianos y satanistas creen en un lugar lejano, o mejor dicho invisible… y al mismo tiempo con estas creencias reafirman lo que la mayoría de los seres humanos creen. Al parecer, ese mundo o mundos son parte esencial de nuestra existencia, lo queramos aceptar o no.

Aquí viene otra pregunta:

¿Cabe la posibilidad, por muy loca o lejana que sea, que esos mundos no existan y hayan sido creados o insertados en el adn humano como una cadena que aprisiona la mente racional del hombre para que sigamos en esta prisión que llamamos realidad?

¿Es posible que esto que conocemos como realidad o vida solo sea otro mundo invisible puesto en marcha para que sigamos los parámetros y juegos de viejos «dioses» que siguen luchando por esa parte invisible e inmortal que llevamos dentro?

… solo queda reflexionar sobre este tema. En definitiva, las creencias son particulares y cada uno debe hacerse responsable, no por creer, sino por aquello que hacemos en la práctica respecto a esas creencias. Nadie sabe nuestro destino… pero son nuestros actos, lo que le hacemos al resto, lo nos define como seres, y hacia qué rumbo nos dirigiremos luego de esta frágil, misteriosa y cansadora vida que creemos tener.